jueves, 6 de octubre de 2016

El arte de dudar del arte



Uno de los 'Decor' del artista instalado en 1975 en Londres MUSEO REINA SOFÍA



El Reina Sofía dedica al belga Marcel Broodthaers una amplia retrospectiva donde despliega su ironía y su insurgencia
ANTONIO LUCASMadrid
El arte del siglo XX limita al Norte con Picasso y al Sur con dos Marcel. Uno de ellos es icono de modernidad: Duchamp. El otro, un fugitivo del canon: Broodthaers. Y a este último, belga nacido en 1924 y muerto en Alemania en 1976, dedica el Museo Reina Sofía de Madrid la más amplia retrospectiva de las que hasta ahora le concedieron sitio y foco.Broodthaers es un tipo extravagante, ceñido a esa condición de hombre en fuga cuyas ideas del arte traspasan primeramente el arte mismo y después cualquier protocolo, cualquier reglamento, cualquier trampantojo de cuantos adornan el proceloso y líquido ámbito de lo contemporáneo. Comenzó como poeta. Un poeta de hacer lento, de economía frágil, de concentración y hermetismo. Y a los 40 años cambio de rumbo. Decidió pasar del poema a la poesía visual. Al arte, al desafío. La nueva aventura sólo duró 12 años, hasta la muerte. «Tiempo suficiente para fijarse en el ámbito del arte contemporáneo y desbancar la ortodoxia de cuál es el papel del artista», explica Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía y comisario de la muestra junto a Cristophe Cherix.

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