Los arqueólogos dan con la obra durante los trabajos de
construcción de una línea de metro
MÒNICA BERNABÉRoma
El hallazgo ocurrió por casualidad y como suele suceder en
la capital italiana: haciendo unas simples obras. Pero lo que los arqueólogos
descubrieron esta vez puede tener una importancia capital: habrían localizado
el acueducto romano más antiguo encontrado nunca, correspondiente ni más ni
menos que al siglo III a. C.El acueducto se sitúa a la altura de la actual
plaza Celimontana, a unos pocos centenares de metros del Coliseo, y a una
profundidad de veinte metros bajo tierra. Los arqueólogos consiguieron dar con
él, porque se está construyendo una nueva línea de metro en esa zona, que ha
permitido excavar a tal profundidad. De hecho, la arqueóloga Siomona Morretta
detalló al diario Corriere della Sera que los trabajos de excavación se
iniciaron hace más de dos años para abrir un conducto de ventilación de 32
metros de diámetro en una superficie que abarca 800 metros cuadrados.
"Sólo gracias a las perforadoras de hormigón para la
apertura del túnel del metro, hemos podido bajar a esa profundidad y estudiar
por primera vez toda la estratigrafía de Roma", insistió la arqueóloga.
"Es decir, a partir de las casas que existen en la actualidad, hemos ido
descendiendo hacia abajo hasta localizar una tumba con objetos funerarios que
datan de la Edad de Hierro, y otros del siglo X y principio del siglo IX antes
de Cristo", detalló.Los arqueólogos no saben precisar todavía de dónde
provenía el acueducto exactamente, y hacia dónde se dirigía. No obstante, creen
que se podría tratar del denominado Acqua Appia, el primer acueducto que se
edificó en Roma, y cuya construcción tardó decenios. "Se sabe que el Acqua
Appia era profundísimo, y el que hemos encontrado también lo es", destacó
Morretta.Un tramo de diez metros del acueducto ha sido desmontado bloque por
bloque, catalogado y almacenado en superficie, con el objetivo de montarlo de
nuevo en otro lugar para que se pueda visitar. "A veinte metros de
profundidad, es imposible que nadie lo pueda ver. Sería necesario reubicarlo
entero en otro lugar en un futuro", opinó la arqueóloga.