En la velada se venderá también la partitura manuscrita
original de la canción del cuarteto de Liverpool
El 6 de julio de 1957, dos jóvenes músicos llamados John
Lennon y Paul McCartney se encontraron por primera vez en la iglesia de San
Pedro, en Liverpool, la ciudad donde vivían. Lo que pasó después es historia de
la música.
En el cementerio situado en el patio de aquella iglesia hay
una lápida que señala que allí está enterrada Eleanor Rigby, una mujer
fallecida en 1939 a los 44 años, y cuyo nombre inmortalizaron los Beatles en
una de sus canciones.
La escritura de la tumba de Eleanor Rigby va a subastarse el
mes próximo en Gran Bretaña, en una sesión en la que saldrá a la venta la
partitura manuscrita de la canción que escribió Paul McCartney en 1966. Se
espera que este documento se venda por 20.000 libras esterlinas (unos 22.000
euros), mientras que la puja por la escritura se estima que llegue a las 2.000
o 4.000 libras (entre 2.100 y 4.300 euros). La subasta se celebrará el 11 de
septiembre en Warrington (Gran Bretaña) junto con otros objetos vinculados a
los Beatles.
Al certificado de propiedad del terreno de la tumba y su
recibo se sumará en el lote una biblia en miniatura, editada en 1899 y con el
nombre de Eleanor Rigby en su interior.
La canción «Eleanor Rigby» se publicó en 1966; apareció como
cara B del single «Yellow Submarine». Aunque Paul McCartney ha asegurado
siempre que la mujer de la canción era ficticia, hace unos años apareció un
documento de principios del siglo XX que demostraba su existencia: fue una
criada que trabajó en el hospital de la ciudad de Parkhill y que cobraba un
salario de 14 peniques.
Antes, en los años ochenta, se descubrió en el cementerio de
la iglesia de San Pedro, en Liverpool, una lápida donde aparecía el nombre de
Eleanor Rigby, fallecida en 1939 junto a su marido y a otros antepasados.
McCartney y Lennon atravesaban aquel cementerio en alguna ocasión, y el primero
admitió después que podía haberse inspirado subconscientemente en el nombre de
aquella lápida.
La tumba fue adquirida por la abuela de Eleanor Rigby,
Frances, en octubre de 1915, y la escritura la descubrió uno de sus familiares
cuando recibió la herencia de dos hermanastras de Eleanor Rigby.
Según explica «The Guardian», cuando alguien compra un
terreno en un cementerio adquiere un derecho para realizar entierros en él
durante 99 años. Una vez que estos han concluido, no se pueden hacer más
enterramientos hasta que la tumba no se compra de nuevo. Las leyes británicas
permiten la perturbación de restos humanos 75 años después del último entierro
completo en la tumba.
El último entierro realizado en la tumba de Eleanor Rigby
fue en 1949, hace 68 años, así que en teoría quien compre la escritura en la
subasta del 11 de septiembre tendrá derecho a ser enterrado allí dentro de
siete años.
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