El Gobierno británico avisa de una amenaza
'seria e inminente' a los museos por parte de bandas de crimen organizado. Las
piezas pequeñas serían el botín más deseado.
La amenaza
política internacional, por llamarla de alguna manera, no es la única que gravita
sobre museos e instituciones culturales de Reino Unido. La National Crime
Agency, en la que se amalgaman servicios de espionaje y fuerzas de seguridad, ha alertado de peligro de un ataque "serio e inminente", por parte de bandas de crimen organizado. La
información, según medios especializados como The Art Newspaper, proviene de "topos"
infiltrados en las organizaciones criminales.
A tenor de
la información de los cuerpos del Estado, personas que organizan actos
criminales han sido vistas reiteradamente en varios museos de Reino Unido. Las
sospechas coinciden con los recortes
en seguridad que han aplicado las instituciones a
raíz de la mengua del presupuesto que les destinaba el gobierno británico.
Esta casualidad entre la disminución de la
vigilancia y el robo se ha producido, por consecuencia o coincidencia, el
pasado mes de septiembre en el Museo Nacional de Escocia, en Edimburgo, en el
que los ladrones se llevaron a plena luz del día una colección de monedas
medievales -piezas originales de los años 1555 a 1604- en un robo que
los sindicatos atribuyeron al descenso de las medidas de seguridad por la
reducción del presupuesto del Estado.
William Brown, encargado de la seguridad del
organismo gubernamental Arts Council, ha mandado aviso a los museos e instituciones
culturales para "enfatizar la vigilancia y en caso de alarmas que se
traten con profesionalismo". Las medidas que aconseja el Arts Council
advierten de guardar las colecciones en lugares protegidos y/o mantener las
vitrinas limpias para detectar huellas dactilares en caso de robo.
Los vigilantes deberán observar los gestos de los visitantes y el período de
tiempo que permanecen ante una obra, por si alguno provoca sospecha mirando,
excesivamente, algún objeto expuesto.
Los aristócratas retratados por Goya
actualmente en la
National Gallery o la piedra Rosseta del Museo Británico
pueden estar tranquilos por sus dimensiones, las joyas de Cleopatra o la
porcelana griega corren mayor peligro, a tenor de la última alerta.
Los
empleados de la
National Gallery (equivalente al Museo del Prado) han
protagonizado una huelga intermitente en los últimos meses -ahora
resuelta-, por la adjudicación del servicio de seguridad a una empresa privada,
ajena a la institución. La pinacoteca recibió el año pasado 6.4 millones de
visitantes, un número inferior a los 6.6 que traspasaron las puertas del Museo
Británico, símbolo de la política imperial británica en siglos anteriores. El
museo de arte moderno Tate Modern contó 5.7 millones de visitantes mientras que
el de Historia Natural contabilizó 5.3 millones y el de la Ciencia 3.3 millones.
Las
instituciones culturales aplican medidas de vigilancia según la coyuntura
política o la posible amenaza contra la seguridad. Tras los atentados
terroristas perpetrados en Londres en julio del 2005 se incrementaron los
controles de acceso a pinacotecas, museos o bibliotecas. Ahora, de nuevo,
gravita la amenaza de robo por parte del crimen organizado.