martes, 11 de abril de 2017

El gran salto mortal de Mao



Un nuevo trabajo esclarece las circunstancias de la hambruna de 1958-1962 en China, la mayor en la historia de la humanidad.
ÁNGEL VIVASMadrid


Con su gusto por las metáforas y los eslóganes, Mao Zedong sintetizó a finales de 1957 en la consigna del Gran Salto Adelante la necesidad de que China se industrializara y avanzara económicamente. La economía china -de nuevo las metáforas- caminaba sobre dos piernas, la industrial y la agrícola, y toda la sangre de la segunda debía pasar a la primera; al contrario que en Rusia, la industrialización de China se llevaría a cabo en el campo. El método: colectivización de la tierra y organización del campesinado en comunas militarizadas. El desbarajuste provocado en la economía por esa colectivización forzosa e irracional de la tierra causó una hambruna que ha quedado como la mayor de la historia de la humanidad: 45 millones de cadáveres (según las últimas estadísticas). El Gran Salto Adelante se convirtió en el Gran Salto Mortal para los chinos que padecieron aquella iniciativa delirante.
La cifra de muertos la da Frank Dikötter, autor del estudio más minucioso y reciente sobre el asunto, La gran hambruna en la China de Mao. Historia de la catástrofe más devastadora de China (1958-1962), que acaba de sacar Acantilado. La gran hambruna fue, durante mucho tiempo, el gran secreto del maoísmo. Sólo en 1988 el régimen se atrevió a dar la cifra oficial de 23 millones de muertos. El libro negro del comunismo, especie de Causa General contra estos regímenes, apunta un máximo de 43 millones para el periodo 1959-61; y David Priestland, autor de una historia del comunismo (Bandera roja, Crítica), entre 20 y 30 millones para el periodo 1958-61. El trabajo de Dikötter, profesor de las universidades de Hong Kong y Londres, se basa, entre otras fuentes, en archivos chinos recién abiertos y en entrevistas con supervivientes del periodo. Un trabajo demoledor que se inicia así: "Entre 1958 y 1962 China descendió al infierno" y califica el Gran Salto Adelante y la hambruna como el acontecimiento clave en la historia de la República Popular de China y «uno de los mayores asesinatos en masa de la historia humana».
Para que ocurriera esa catástrofe confluyeron varias causas. La primera, la imperiosa necesidad de desarrollar rápidamente, quemando etapas, un país atrasado (China, como Rusia, no era el país de capitalismo avanzado que habían imaginado Marx y Engels para el surgimiento del socialismo). Además, la tendencia suicida al voluntarismo y la ingeniería social, la fe inquebrantable para mover montañas y el exceso de ideología que llevaba a preferir las iniciativas del pueblo llano e iletrado sobre las ideas de los expertos. Más aun, aquellos dirigentes con todo el poder en sus manos contaban con la propaganda y la capacidad de falsear los datos cuando la realidad contradecía sus previsiones y las montañas no se sometían a sus deseos. Un voluntarismo visionario a prueba de bombas que llevaba a plantear metas inalcanzables, poder monolítico, corrupción y miedo fueron los elementos de una tormenta perfecta que acabó con 45 millones de chinos.
Además de ese cúmulo de causas, Mao veía a China como un país pobre (inclinado, por tanto, a la revolución) y en blanco (ideal para escribir en él). Sin olvidar las eternas luchas por el poder. El Gran Salto Adelante era también una huida adelante para someter a sectores críticos que cuestionaban el liderazgo de Mao y reivindicaban la dirección colegiada del partido. Al proyecto de adelantar a Gran Bretaña en 15 años (luego serían menos), síntesis del Gran Salto, se llega en un ambiente de autocríticas humillantes, "seminarios de rectificación", purgas sistemáticas y culto a la personalidad.Así se puso en marcha el proceso, tratando de sustituir el capital por el trabajo (que llegaría a ser esclavo), dado que las masas constituían la verdadera riqueza del país. China cayó presa de una fiebre por los objetivos, con cifras de producción estratosféricas e irrealizables, mientras los campesinos eran encuadrados en comunas y el país se militarizaba.
Al hambre se sumó la feroz represión política para todo el que no cumpliera los objetivos, flaqueara o fuera sospechoso de desafección. Que el desatino fue político lo prueba el que el mayor número de muertos se diera en las zonas dirigidas por maoístas radicales.