viernes, 23 de julio de 2021

Así será el Reina Sofía de Santander: serio por fuera, libre por dentro

 

Después de casi una década de negociaciones, el nuevo museo, inquilino del antiguo Banco de España y vecino del Centro Botín, muestra su arquitectura por primera vez

 

La extensión del Museo Reina Sofía en Santander, un proyecto ideado en 2013 por el entonces secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, junto a las administraciones cántabras y la dirección del museo, empieza a acelerar. En marzo pasado, el concurso de arquitectura tuvo su fallo; este mes, el Ayuntamiento de Santander aprobó la modificación de su PGOU de modo que las obras cumplan la norma urbanística. Y esta misma semana, las construcción fue adjudicada y se anunció un calendario de ejecución previsto: obras en 2022; apertura a finales de 2023.

 Algunos datos: la sede del nuevo Reina será el antiguo edificio del Banco de España, en la cabecera de los Jardines de Pereda, con el mar a la derecha, a 130 metros del Centro Niemeyer y a 260 de la sede histórica del Banco de Santander que David Chipperfield va a transformar en el centro cultural del grupo bancario. El núcleo intelectual del museo será el Archivo Lafuente, una colección privada, a medias documental y a medias artística, cedida al Reina Sofía para que sea algo así como la colección del centro, la fuente de su exposición permanente. Habrá también una sala de exposiciones temporales...

.Aunque el contenido del nuevo Reina será un asunto que sólo se conocerá dentro de una par de años. De momento, lo que ya se puede atisbar es su arquitectura.


 

«El edificio original es de los años 1924 y 1925 y es obra de Eloy Martínez del Valle, que es uno de los grandes arquitectos de Santander de la época. Es, desde luego, uno de los mejores ejemplos de arquitectura civil de la ciudad. La fachada es muy simétrica, muy académica... Está protegida y no vamos a intervenir en ella, más que un poquito en el semisótano, que será un acceso alternativo a la escalinata central, algo parecido a la entrada de Los Jerónimos de El Prado», explica David Ceballos, arquitecto del estudio Ceroarquitectura junto a Borja Lomas, de Voluar Arquitectura y coautor del proyecto de reforma del antiguo Banco de España.

 «En cambio, en seguida vimos que el interior no cumple con las necesidades estructurales de un museo», continúa Ceballos. «Pero vamos a conservar una huella de la forma original, tan geométrica y cartesiana».

En resumen: el actual patio central del banco, el antiguo patio de operaciones, seguirá siendo el eje del espacio interior. La actual vidriera (adornada con un escudo franquista) desaparecerá, pero la luz seguirá entrando en cenital por ese vano.

 La gran audacia del nuevo museo será una plataforma de ocho metros por ocho que se instalará en ese patio central y que podrá subir desde el nivel del sótano (la antigua caja fuerte del banco) hasta el último piso, cuyo uso será más o menos lúdico (cafetería, talleres para niños, terraza abierta sobre la bahía...). Algo parecido a las varas del escenario de una ópera, que suben y bajan con un sistema hidráulico.

¿Y eso, para qué? «Un museo ya no es una cosa rígida como lo era en el siglo XX», explica David Ceballos. «Ahora esperamos que sea un espacio lo más abierto posible, que sea flexible y que se adapte a usos diferentes. La plataforma nos permite cambiar el espacio en función de cada exposición».