El genio aprendió a pintar en la ciudad, donde presentó su primera muestra
hace ahora 120 años exactamente
Todas las ciudades en las que vivió reivindican su «cuota Picasso».
Málaga, donde nació; Barcelona, donde pasó su juventud; París, Antibes,
Vallauris, Mougins... donde se gestó el mito. Muchas de ellas han erigido
museos con su nombre, adonde peregrinan legiones de seguidores. Pero su
biografía nos recuerda que en octubre de 1891, a punto de cumplir
los 10 años, Pablo Ruiz llegó a La
Coruña acompañado de sus padres, José y María, y sus
hermanas, Lola y Conchita. Su padre, profesor, se trasladó con toda la familia
a Galicia para dar clases de dibujo en la Escuela de Bellas Artes.
Apenas estuvieron cuatro años, hasta abril de 1895, cuando pusieron rumbo a
Barcelona. Tiempo suficiente para que, antes de cumplir los 14, Pablo Ruiz
ya diera buena cuenta del genio en el que estaba a punto de convertirse:
Picasso.
El 20 de febrero
se conmemoran los 120 años de su primera exposición. Tenía 13 años y
un par de obras -unos estudios de cabezas- lucieron en el escaparate de una
tienda de muebles en el número 20 de la calle Real de La Coruña.
Dos semanas después,
«Hombre con gorra» se exhibiría en otra tienda, esta vez de paraguas, de la
misma calle, pero en el número 54. La prensa de la época se hizo eco en la que
sería su primera crítica, muy favorable, por cierto. Escribía el crítico
de «La Voz de
Galicia»: «No dudamos en aventurar que, si sigue pintando así, irá por buen
camino. No cabe duda de que tiene un futuro brillante y glorioso por
delante». No se equivocó.
La Coruña
ha visto en esta efeméride la oportunidad para reivindicar también su «cuota
Picasso» y ha organizado en el Museo de Bellas Artes una exposición, «El
primer Picasso», que rescata su poco conocida producción coruñesa Estará abierta al público desde el viernes hasta
el 24 de mayo. De los dos centenares de obras expuestas, 81 son de Picasso.
Hay préstamos de los herederos del artista y de todos los museos
Picasso, además de otras colecciones públicas y
privadas.
Llegó a La
Coruña siendo un niño que aprendía a dibujar y se fue
siendo un artista». Nos cuenta que en su etapa de formación en La Coruña -compaginó el
instituto con la Escuela
de Bellas Artes, teniendo como profesores a artistas como Isidoro Brocos, Román
Navarro, Antonio Amorós y José Ruiz, su propio padre- el adolescente Picasso
hizo casi 300 obras, entre ellas sus primeros grandes trabajos. Aún firmaba
«P. Ruiz». «A los 12 años ya sabía dibujar como Rafael, pero necesité toda una
vida para aprender a pintar como un niño», confesaba el genio.
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