jueves, 27 de abril de 2023

El negocio del vinilo, un capricho que mueve millones

 

El formato nunca dejará de ser anecdótico frente al streaming, pero sigue tan en auge que Metallica ha comprado una fábrica de prensado para sus propios lanzamientos

 Hace unas semanas, la asociación estadounidense de la industria de grabación de música (RIAA, según sus siglas en inglés) anunció que en 2022 las ventas de vinilos superaron a las de CDs por primera vez desde el año 1987. La noticia seguro que les suena, porque ya se ha publicado en otras ocasiones. Pero en esta ocasión hay una diferencia ya que el anterior sorpasso fue en recaudación, y este lo es en número de unidades vendidas: se despacharon unos 41 millones de discos de vinilos en Estados Unidos, superando los 33 millones de CDs. Abarca así el 71% de las ventas físicas facturando 1.200 millones de dólares, una cifra que prácticamente triplica a los 482,6 millones de dólares que lograron los CD.

En comparación con hace veinte años, los vinilos se venden como churros. Siguen siendo una parte muy pequeña del mercado fonográfico porque el streaming continúa siendo la fuente del 84% de los ingresos de la industria discográfica estadounidense (86% en España, donde por cierto se siguen comprando más CDs que vinilos), pero el aumento constante del vinilo ha vuelto a poner en marcha una industria que parecía destinada al desguace.

 

La reactivación está siendo lenta. Cuando el formato cayó en desuso cerraron tantas fábricas de vinilo que ya no hay suficientes para atender la creciente demanda, y de cuando en cuando se generan cuellos de botella que colapsan el flujo hacia las tiendas. A veces por culpa de un solo artista, como en el caso de Adele y el lanzamiento de su último disco.

La cantante británica encargó tantas copias de '30' en vinilo que acaparó la producción europea y muchos pequeños artistas vieron cómo se rechazaban sus peticiones de fabricación durante meses. Su compañía, Sony, reconoció que tuvo que sacar otros títulos de su catálogo de las plantas de impresión en el extranjero para asegurarse de que los discos de Adele no faltasen en las estanterías para la jugosa temporada navideña, y la situación incluso afectó a estrellas del calibre de Ed Sheeran, que se quejó de que su compatriota estuviese monopolizando la producción: «Hay como tres fábricas de vinilos en el mundo, así que tienes que adelantarte mucho, y Adele había reservado prácticamente todas las fábricas, así que tuvimos que forzar un cupo y tratar de meter nuestro disco ahí. Era yo, Coldplay, Adele, Taylor Swift, ABBA, Elton John, todos nosotros tratando de hacer nuestros vinilos al mismo tiempo».

La reactivación está siendo lenta. Cuando el formato cayó en desuso cerraron tantas fábricas de vinilo que ya no hay suficientes para atender la creciente demanda, y de cuando en cuando se generan cuellos de botella que colapsan el flujo hacia las tiendas. A veces por culpa de un solo artista, como en el caso de Adele y el lanzamiento de su último disco.