martes, 5 de noviembre de 2019

Un cuadro de 24 millones en la cocina


El Cristo burlado', de Cimabue. / REUTERS
'El Cristo burlado' que tenía una anciana francesa en su casa, y que resultó ser obra de Cimabue, es ya la pintura primitiva más cara jamás subastada

PAULA ROSASParís

El cuadrito estaba colgado en un lugar anodino, en el muro que separaba la cocina americana del salón, bastante cerca de las placas de cocinar. Había pasado de madre a hija a lo largo de tres generaciones sin que ninguna de ellas le tuviera especial cariño ni, por supuesto, se percatara de su valor. Pensaban que se trataba de un simple icono ortodoxo. Pero cuando la actual propietaria, una nonagenaria que acababa de mudarse a una residencia, decidió vender la casa, en Compiègne, la familia llamó a una casa de subastas local para que la vaciara. La pintura resultó ser un 'cimabue', que acaba de ser subastado por 24 millones de euros.
'El Cristo burlado', una pequeña obra de 25,8 x 20,3 centímetros, se ha convertido ya en la pintura primitiva más cara jamás subastada y la séptima entre las pinturas antiguas. Hasta ahora solo se conocían once obras de Cimabue (1271-1302), uno de los grandes pintores de la época prerrenacentista y maestro de Giotto. El cuadrito de Compiègne se ha convertido en la duodécima y sus nuevos propietarios, a pesar del secretismo de la venta, han sido identificados como el matrimonio de millonarios chileno Álvaro Saieh Bendeck y Ana Guzmán Ahnfelt. Su colección de arte antiguo italiano, Alana (contracción de los nombres de sus propietarios), se expone actualmente en el museo Jacquemart-André de París.
Por casualidad
La pequeña obra del maestro florentino a punto estuvo, sin embargo, de acabar en un vertedero. La artífice de su descubrimiento fue una comisaria con apenas un año de experiencia en la profesión. La familia había vendido ya la casa y dio a Philomène Wolf una semana para hacer un peritaje de lo que había dentro. «Tuve que hacer un hueco en la agenda porque si no todo iría a un basurero», ha relatado a 'Le Parisien'. La comisaria se fijó en la pintura, en su fondo dorado y en la calidad de los trazos, y tuvo un presentimiento. Pensó rápidamente en que podía pertenecer a un primitivo italiano y en que su valor rondaría entre los 300.000 y 400.000 euros. La casa de subastas Actéon decidió entonces acudir al gabinete Turquin, en París, conocido por haber identificado el último Caravaggio, un 'Judith y Holofernes' cuyo precio se estimó entre 100 y 150 millones de euros.
Éric Turquin lo vio claro: era un 'cimabue', pero estimó su valor de forma algo conservadora, entre 4 y 6 millones de euros. Se cree que la obra, en la que se aprecia a Jesús rodeado de hombres de rostro expresivo, formaba parte de un díptico de 1280 en el que ocho paneles representaban sendas escenas de la pasión de Cristo. De esos ocho se conocían dos hasta la fecha: 'La flagelación de Cristo', en la Colección Fritz de Nueva York, y 'La Virgen con el Niño rodeada de dos ángeles', en la National Gallery de Londres.

La rareza del cuadro había generado una gran expectación y la puja, el pasado domingo, no defraudó. En apenas cinco minutos, el 'cimabue' se adjudicó por 19,5 millones de euros, cifra que se eleva a 24 millones tras añadir los gastos e impuestos.

Botín niega ante el juez que su intento de llevar un valioso Picasso a Suiza fuera contrabando


Jaime Botín, de espaldas y en centro, durante su declaración ante el juez / EFE



El expresidente de Bankinter declara que quería poner a salvo la pintura y el fiscal pide cuatro años de cárcel y un multa de cien millones de euros
Su intento de llevar a Suiza una valiosa y centenaria tela de Picasso «no supone contrabando», según el propietario de la obra, Jaime Botín, expresidente de Bankinter, que así lo declaraba este lunes ante el juez. El exbanquero, de 83 años, compareció ante el Juzgado de lo Penal 27 de Madrid acusado de contrabando por su intento de llevar en 2015 a Suiza el cuadro de Picasso. Una obra que Botín había intentado vender en Londres y que tenía en su velero 'Adix', en el que la obra viajó a Córcega. Dijo que su intención era llevarlo a Suiza para dejarlo allí en depósito «por razones de seguridad».

Negó Botín en su declaración que cometiera un delito de contrabando por sacar fuera de España un cuadro cuya exportación había denegado en 2012 el Ministerio de Cultura. Insistió en que la obra se encontraba en su barco, de bandera británica, pero que estaba en situación «de tránsito» en el puerto de Calvi, en Córcega.
La de este lunes era la primera jornada del juicio a Botín, para quien la Fiscalía reclama cuatro años de prisión y un multa de cien millones de euros por un delito de contrabando de bienes culturales al sacar de España sin permiso 'Cabeza de mujer joven', obra pintada por el genio malagueño en 1906 y valorada en 26,2 millones de euros. Botín reiteró que su embarcación se encontraba en Córcega porque él estaba allí de vacaciones con su familia y que quería llevar el cuadro a Suiza «por razones de seguridad» para evitar un posible robo tras la publicación de varias informaciones que daban cuenta de la presencia de la obra en la embarcación.
Dijo que decidió anular el traslado del cuadro a Suiza al saber que las autoridades aduaneras francesas le querían cobrar impuestos al considerar que se trataba de una exportación, a lo que el exbanquero se negó para no quebrantar la prohibición de Cultura. Recordó que en 2012 el ministerio había denegado la exportación del cuadro que Botín pretendía vender en una subasta que se debía celebrar en Londres en 2013. Insistió en que no pudo cometer contrabando ya que en 2015 la tela estaba en su barco de bandera británica y él la compró en 1977 a una galería de Londres.

Según el escrito de acusación, Botín era propietario de 'Cabeza de mujer joven' y lo tenía originalmente en su domicilio de Pozuelo de Alarcón, cerca de Madrid. Además, contactó con Christies, firma especializada en subastas que ya había programado una sesión con la inclusión de la pintura en febrero de 2013.
Puede perder el cuadro
El fiscal sostiene en sus conclusiones provisionales que el cuadro fue intervenido por aduaneros franceses el 30 de julio de 2015 al tener conocimiento de que Botín lo iba a trasladar en avión. La tela fue entregada a España y está depositada desde entonces en el Museo Nacional Reina Sofía. Con una sentencia condenatoria Botín perdería además el cuadro, que entraría a formar parte del patrimonio del Estado español y sin indemnización alguna para su propietario.

El fiscal detalla como el 5 de diciembre de 2012 Botín autorizó «de su puño y letra» a «Christies Ibérica, S.L.» la presentación y gestión de la licencia de exportación con posibilidad de venta, como dueño de pleno dominio de la obra, ante el Ministerio de Cultura. Ese día la firma pidió «telemáticamente al Ministerio dicha solicitud de exportación definitiva, datando el cuadro en 1906, valorado en 26.200.000 euros, para su subasta en Reino Unido, declarando que el cuadro se halla en Madrid, y como aduana de salida Madrid», añade la Fiscalía.
La Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico Español, organismo consultivo dependiente de Cultura, propuso por unanimidad la denegación de la exportación. En concordancia, el Director General de Bellas Artes denegó la solicitud que se notificó a Christies y al acusado el 27 de diciembre de 2012. Un día después Cultura emitió una Orden Ministerial declarando la inexportabilidad del cuadro como medida cautelar hasta la pertinente declaración de Bien de Interés Cultural que también fue notificada a Christies y al acusado.

«Pese a ser plenamente consciente de la total y patente prohibición administrativa expresa en vigor desde entonces, el acusado trasladó el cuadro al yate 'Adix' de su propiedad real, cuando en el mes de junio estaba atracado en el puerto de Valencia, con la finalidad de sacarlo ilícitamente de nuestro país, dando instrucciones a su capitán, Paul Frederick Goss, para que ocultara a las Autoridades la presencia de la obra en el barco», precisa la Fiscalía.