martes, 5 de septiembre de 2023

El "Guernica" de Picasso ya puede ser fotografiado en el Museo Reina Sofía

 

La nueva dirección del centro de arte contemporáneo, comandada por Manuel Segade, pone fin a un histórico proceder para con el célebre cuadro

Pudiera parecer una anécdota pero no lo es: una de las primeras decisiones de Manuel Segade como director del Reina Sofía ha sido levantar la prohibición de hacer fotografías que existía sobre el principal emblema del museo: el “Guernica”, de Picasso. La razón que llevó a Borja-Villel a dictar esta norma no tenía nada que ver ni con la protección del cuadro -la inmensa mayoría de las fotografías se realizan con el smartphone- ni con el pago de derechos de autor, sino con una cuestión de operatividad: evitar que los visitantes se entretuvieran demasiado posando ante el cuadro y se bloqueara la circulación por la sala.

Este hecho ha conllevado que, periódicamente, se suscitase la polémica entre la ciudadanía al ver que al público general se le negaba la posibilidad de fotografiar el “Guernica” mientras que a los famosos que visitaban el museo se les permitía. Recordemos la reacción en redes cuando, el año pasado, Mike Jagger publicó una fotografía con el “Guernica” a su espalda, o cuando, en 2016, otro famoso como Pierce Brosnan pudo retratarse ante la mítica obra de Picasso. Ante las protestas de los usuarios de a pie, el entonces director del Reina Sofía justificó tales excepciones bajo el argumento de que se trataba de “visitas de calidad”.

Acabar con la prohibición de fotografiar el “Guernica” es una buena medida que sirve de indicador de una nueva “experiencia del museo”. La experiencia estética actual se efectúa a través de una cámara; guste más o menos, es la manera en que el espectador intima con una obra de arte. Si impides la mediación fotográfica, lo que se genera es un proceso de extrañamiento que impide la total comunión con el cuadro. Además, resulta cuanto menos absurdo que una de las piezas artísticas más reproducidas y sedimentadas en el imaginario artístico contemporáneo como es el “Guernica” viva bajo la prohibición de no ser fotografiada.

 Recuerdo que un sentimiento de estupor parecido me invadió cuando, hace algunos años, una exposición sobre el Pop art organizada por el Thyssen se encontraba bajo esta ley seca fotográfica. No dejaba de ser sorprendente que un arte basado en la capacidad de producir y reproducir imágenes de la cultura popular hubiera llegado a ser en tal extremo desnaturalizado por las ridículas políticas museísticas. Que Manuel Segade haya tomado esta decisión sobre el “Guernica” rompe con la creciente “anorexia sensorial” que ha calado en los museos y que ha llevado a convertirlos en los lugares en los que más interdictos existen por metro cuadrado.