Un equipo de quince personas rastrea el lago de Nemi, en
Roma, donde según la leyenda se encuentra el palacio flotante del emperador
Ha comenzado en estos días la búsqueda de la tercera nave
del emperador Calígula en el lago de Nemi, a 36 kilómetros de Roma. Algunos
estudios plantean la concreta posibilidad de que en el fondo del lago se
encuentre todavía la antigua embarcación de 70 metros de eslora, que en su día
habría constituido una especie de palacio flotante del emperador.
Este lago a las puertas de Roma, con una superficie de 1,67
km2 y una profundidad máxima de 33 metros, conservó durante 2.000 años los
restos de las dos famosas naves romanas que Calígula (12-41 d.C.) hizo
construir sobre el lago. A su muerte, el Senado de Roma decidió hundirlas para
cancelar el recuerdo del tirano Calígula, representado por los historiadores
como un megalómano excéntrico y depravado.
¿Recreo o religión?
Durante años se ha debatido si las naves se construyeron
puramente para recreo y fiestas del emperador o en honor de la diosa Diana u
otros dioses populares. Predomina la idea de que el emperador las había
dedicado a la diosa Diana, cuyo templo se encontraba en la ribera del lago.
Ahora se ha iniciado la «caza al tesoro» con el auxilio de
la más alta tecnología al servicio de un equipo multidisciplinar compuesto por
quince personas. Participa incluso una sección de buzos especializados del Arma
de los carabineros y la Guardia Costera. Al proyecto arqueológico, que ha
despertado notable interés, se le da relieve internacional. Se espera que, de
una vez por todas se desvele definitivamente el misterio que ha intrigado
durante mucho tiempo incluso a medios de la comunidad científica internacional.
Durante siglos se perdió la memoria de las naves. Algunas
veces se buscaron, sin resultados. Pero también durante siglos algunos
«pescaron» pequeños restos interesantes: mosaicos, trozos de columnas, clavos
de diferentes medidas, objetos de terracota y una bellísima cabeza de león en
bronce. Eran la prueba de la presencia de las naves.
Mussolini
Fue Benito Mussolini quien, con cierta solemnidad, anunció
en abril de 1927 su decisión de recuperar las naves sumergidas. Se dispuso un
imponente proyecto de ingeniería, vaciando parcialmente el lago de Nemi. En
marzo de 1929 salieron a la luz las más altas estructuras de la primera nave.
También la otra nave fue recuperada y encontraron destino en
el Museo de las Naves Romanas, construido en la misma costa del lago para
conservar los restos de la dos naves, con 70 metros de eslora y más de 25
metros de ancho. Fue una obra arquitectónica única en su género, una estructura
concebida expresamente en función del contenido.
Incendio
Desgraciadamente, las naves fueron destruidas por el fuego,
seguramente intencionado, durante la segunda guerra mundial, en 1944. Se perdió
así un inmenso patrimonio histórico. Las dos naves han sido reproducidas en
escala 1/5 y se encuentran en el citado museo de Nemi, en el que también se
conservan algunos elementos originales que había a bordo: ancla, tuberías de
plomo con el nombre de Caligula, porciones de mosaicos y de pavimentos con
incrustaciones de mármol, cuatro columnas de mármol, cerámicas, ladrillos,
decoraciones de arcilla y monedas.
Los últimos estudios realizados consideran que podría haber
una tercera nave, en una parte del lago no desecada en la operación emprendida
por orden de Mussolini. Esta es la hipótesis plausible que apoya el
ayuntamiento de Nemi: Una nave de imponentes dimensiones, sustancialmente un
palacio flotante, era remolcado por dos naves más pequeñas. Éstas fueron
encontradas, pero faltaría la tercera. La hipótesis es sugestiva. «Se trata de
una operación de gran importancia. Estamos convencidos de que en el fondo del
lago se encuentra la tercera nave. Las evidencias nos empujan a intentar esta
posibilidad y creo que es un deber hacerlo», vuelve a reiterar en estos días el
alcalde de Nemi, Alberto Bertucci, aunque advierte de que «no existe ninguna
evidencia científica». En definitiva, si la encuentran será una auténtica joya
histórica, además de una enorme sorpresa.