viernes, 22 de octubre de 2021

Cuando Picasso y Brassaï se codearon en París

 

El museo de Málaga inaugura una exposición histórica con más de 300 obras con la capital francesa de los años 30 y 40 del siglo XX como escenario

 

Detalle de la fotografía que Brassaï hizo de Pablo Picasso en el estudio de Rue La Boétie, París, frente al retrato de Yadwigha de Henri Rousseau, en 1932


 

Pablo Picasso y Brassaï (pseudónimo de Gyula Halász) se conocieron en París en diciembre de 1932. El fotógrafo de origen húngaro tenía entonces 33 años, 18 menos que Picasso. Había recibido el encargo de retratar al artista español para el ejemplar inaugural de la revista surrealista Minotaure que se publicaría en junio de 1933. Era la primera vez que el ya mundialmente reconocido Picasso permitía que alguien tomara imágenes de sus talleres y de su obra, y lo hizo porque ya había apreciado las imágenes de la noche parisiense firmadas por Brassaï. Rotas las reticencias, el encuentro fue el comienzo de una gran amistad y colaboración que se prolongaría hasta la muerte del artista malagueño en 1973.

Fueron tres décadas largas de intensa relación durante las que Brassaï pudo fotografiar la inmensa obra escultórica de Picasso y, lo más sorprendente, retratarle en la intimidad de manera informal pintando en pijama y en zapatillas con su sempiterno cigarrillo en mano, junto a alguna escultura o entre amigos comunes. El fotógrafo plasmó esa relación en varios ensayos y un libro titulado Conversaciones con Picasso, una personal crónica del arte del siglo XX centrada en el autor del Guernica. El Museo Picasso de Málaga se hace eco de esa singular relación con la exposición El París de Brassaï. Fotos de la ciudad que amó Picasso, todo un homenaje a la capital francesa que se podrá visitar  hasta el 3 de abril. 


 

El París que acota la exposición es el de los años 30 y 40 cuando la ciudad ya no era una fiesta. José Lebrero, director del museo, precisa en la presentación de la exposición que la década comenzaba con una de las mayores crisis económicas hasta entonces vivida, la Gran Depresión, que llevaría al colapso del sistema financiero y, consecuentemente, a la pobreza de miles de familias. Europa contemplaba la posibilidad de nuevos conflictos bélicos y revueltas que desembocarían en el auge de los totalitarismos. La cultura y el arte no eran ajenos a esos acontecimientos, pero irresistiblemente se dan cita en París marchantes y artistas que buscaban en la ciudad de la luz una nueva vida artística y personal, acorde a sus ideales y con la libertad necesaria para hacerlos realidad.

En ese París inestable coinciden muchos extranjeros como Picasso y Brassaï. La primera parte de la exposición arranca precisamente con la serie de imágenes nocturnas y diurnas de la ciudad que le sirvieron al fotógrafo para entrar en el estudio del pintor.

Foto Claude la Gorda y su novia en Le Monocle, París, en 1932