TECNOLOGÍA AL SERVICIO DE LOS MUSEOS
Los museos viven una segunda revolución tecnológica de la
mano de la realidad virtual, las guías multimedia y el ‘big data’
Una visitante del Museo Arqueológico Nacional usa gafas de
realidad virtual
Una vez generalizada y consolidada su presencia en la web y
las redes sociales, los museos viven una segunda revolución digital tanto o más
ambiciosa y prometedora. Realidad virtual, contenidos multimedia y big data son
los términos clave de una trasformación total en el modo de acceder a las obras
de arte.
Pronto ese acceso será mayor pero también más afinado, más
estructurado y personalizado en función de los intereses de cada visitante o
grupo: en el propio museo, en casa si no se puede acudir o si la cola es
demasiado larga o bien, como opción ideal, combinando la experiencia directa
con la virtual.
Es lo último y lo más vistoso. El Museo Arqueológico
Nacional (MAN) instaló en noviembre cinco estaciones para inmersión en realidad
virtual con gafas especiales gracias a las cuales el visitante puede saltar a
la Prehistoria, la Protohistoria, la Hispania Romana, la Edad Media y la Edad
Moderna.
El Thyssen prepara el mismo dispositivo para activarlo “en
semanas”. Y casi todos los grandes centros de exposición del país, entre ellos
los del Prado, la Fundación Mapfre, el Guggenheim o el MNAC, ofrecen visitas
virtuales tanto en vídeo convencional como en 360 grados. En período de pruebas
están asimismo las ofertas de Realidad Aumentada, que suma imágenes reales y
elementos artificiales para complementar y añadir información.
Y con paso firme avanzan las aplicaciones de móvil
-específicas o para varios museos como es el caso de Visitmuseum en Catalunya-
y las tarjetas de código o apps para visitas guiadas con un amplio menú de
opciones de idiomas, subtítulos, lenguaje de signos y descripciones
complementarias para ciegos.
Reproducción en 3 dimensiones
Las técnicas de impresión en 3D y similares abren opciones
muy útiles para los museos y el público. La visualización digital
tridimensional permite la reconstrucción virtual de esculturas y restos
arquitectónicos y arqueológicos aunque estén dañados: mediante animación
digital, color e iluminación se pueden mostrar cómo eran las piezas
originalmente e incluso simular cómo se fueron deteriorando. La reproducción en
tres dimensiones tiene aplicaciones impagables en la restauración y
conservación de objetos, así como en la comercialización de reproducciones a
pequeña escala.
La Diputación de Lleida se dispone a recoger en estos días
los trabajos de digitalización de los cuatro sepulcros góticos de los condes de
Urgell, los cuales se conservan en el museo The Cloisters de Nueva York y con
los que iniciará reproducción de las tumbas en piedra para instalarlas donde
estaban los originales, el Monasterio de Santa Maria de Bellpuig de les
Avellanes, en Os de Balaguer. Los sepulcros se han sometido a un minucioso
escaneado con láser para generar reproducciones en 3D muy precisas. El Centre
de Restauració de Béns Mobles de Catalunya y un comité de expertos se harán cargo
de la réplica final en piedra.
Acceso a lo invisible
Gracias a estas últimas tecnologías y a otras menos nuevas
pero en continuo desarrollo, como la digitalización y la fotografía de altísima
definición, instituciones como la Biblioteca Nacional (BNE) y el Museo del
Prado están abriendo al público sus tesoros más preciados y –por razones de
conservación- también más ocultos.
La BNE, junto con la entidad pública Red.es, llevan
digitalizados más de 250.000 títulos para cuya difusión y reutilización a efectos
educativos y de investigación han creado un espacio virtual específico. El
Quijote y los Códices de Leonardo pueden consultarse libremente en sendos
libros interactivos.
El Prado, con un modélico sitio de Internet que ya venía
permitiendo ver en HD todas sus obras, acaba de abrir sus archivos mediante su
digitalización y su liberación en el portal correspondiente,
‘archivo.museodelprado.es’. Son 12.000 documentos internos y de los grandes
artistas y coleccionistas que ilustran tanto la historia de la pinacoteca como
el contexto de las obras allí expuestas. El acta de defunción de Goya o el
expediente por el que se nombró director del Museo del Prado a Picasso son
botones de muestra. El propio Prado pero también la Alhambra se valen además de
las guías multimedia -en dos dimensiones o 360 grados- para mostrar sus
talleres y lugares cerrados a las visitas directas.
Ante una explosión de ‘big data’
El MNAC, la Fundación Telefónica o el Reina Sofía, entre
otras entidades, estudian las posibilidades del previsible estallido de los
sistemas de metadatos o big data dentro del sector. Los algoritmos
correspondientes permitirán conocer la demanda y los gustos de los distintos
públicos -por segmentos, grupos e individuos- a fin de adecuar y personalizar
sus ofertas.
Los datos pueden recogerse de diversas formas: mediante
sondeos directos con tabletas y en quioscos virtuales, como señala el jefe de
Acción Comercial de la Fundación La Caixa, Alejandro Fernández de las Peñas; a
través de guías multimedia como las que ofrece la empresa especializada Gvam,
que pueden registrar con GPS los itinerarios seguidos por los visitantes; o bien
con grandes operaciones de colecta de información como la que el Reina Sofía
realizó con Telefónica y su consultora Synergic Partners durante la exposición
conmemorativa del 80 aniversario del Guernica. En ella, la teleco analizó los
perfiles de 680.000 personas para conocer sus características, procedencias,
preferencias y hasta horarios más usuales -según edades y nacionalidades por
ejemplo-, con vistas mejorar la gestión del centro y ajustar la programación y
ofertas dirigidas a grupos concretos.
Conexión global entre museos
Una de las derivaciones más promisorias de los metadatos que
agrupan y relacionan indicadores de manera cada vez más inteligente está en la
posibilidad de cruzar información entre instituciones culturales de no importa
cuáles ni cuántos países. Con los medios disponibles y por venir, ¿por qué no
informar a un visitante del Museo Picasso de Barcelona sobre la relación del
cuadro que está contemplando allí con otros del Picasso de Málaga o del Louvre
de París?
De hecho, once empresas e instituciones de siete países
europeos se han puesto ya a ello con un proyecto llamado CrossCult; de momento,
se trata de “poner en relación los contenidos de distintas entidades
culturales, diversas en tipología y ubicación, con un objetivo múltiple. Uno de
estos fines es ofrecer a los usuarios ‘narrativas personalizadas’ y
recomendaciones a través de una app. A su vez, los usuarios pueden generar
contenido que será de interés para los historiadores y conservadores, quienes
tendrán la oportunidad de descubrir conexiones (hasta entonces ocultas) a raíz
de esta interacción y emplearlas en el diseño de nuevas experiencias”, explican
los socios.
Utilidad pedagógica
La nueva revolución tecnológica no debería limitarse a abrir
más puertas y ventanas sino que habría de crear escaparates para atraer a
nuevos visitantes e invitar a entrar a los estudiantes de todos los niveles.
Como dice el director del MAN, Andrés Carretero, “el reto está en pasar del uso
de estas nuevas tecnologías como divertimento –pues no deja de ser divertido
ver imágenes en 360 grados o entrar en la realidad aumentada- a su empleo con
fines realmente pedagógicos”. Tanto el Arqueológico como el resto de centros
citados buscan poner las nuevas herramientas a disposición de los profesores
para que preparen mejor sus lecciones y visitas.
¿Menos visitas presenciales? Todo lo contrario, y en esto
coinciden todos los consultados. “En el año 2001, cuando empezamos con la web,
la pregunta era la misma: si dabas la posibilidad de ver las obras en el
ordenador, ¿no desincentivarías las visitas presenciales al museo?”, recuerda
Javier Espadas, jefe del Área de Tecnología del Thyssen. Y la respuesta que dio
la sociedad fue clara: “Cuanto más atractivo es el plano virtual, más aumentan
las visitas presenciales”. Alejandro Fernández, de Fundación La Caixa, añade
que ya existen análisis que prueban que “a más visionados de la visita virtual,
más visitas en vivo”.
Un nicho económico apetecible
La patronal española de la tecnología, Ametic, celebró hace
unas semanas en Madrid una jornada sobre transformación digital en museos a la
que acudieron tanto las grandes firmas del sector como algunas de las más
importantes instituciones culturales. Nadie quiere perder este tren.
Multinacionales como Samsung y Google están detrás de la mayoría de proyectos
de este nuevo boom en los museos occidentales, con Estados Unidos, Reino Unido
y Países Bajos a la cabeza de la innovación.
Pero los avances son también una oportunidad clara de
negocio para empresas locales de tamaño limitado. En España, el exponente más
notable es Gvam, que arrancó en el 2013 con 10 empleados y una oferta orientada
a la actualización de las audioguías -vía móvil- y hoy tiene 90 empleados y
está presente en el Palacio Real, el MNAC o la Alhambra. Un crecimiento que
ilustra lo incontenible de esta evolución. Los museos han roto definitivamente
sus muros.