persiste
Los taínos fueron el primer pueblo indígena con el que Colón
contactó tras la llegada al Nuevo Mundo. Entonces habitaban buena parte del
Caribe, desde lo que hoy son las Bahamas a Cuba, Jamaica, la Española o Puerto
Rico. Sin embargo, se trata de una de las culturas más desconocidas de la
América precolombina, prácticamente olvidada frente a la fama de otras más
populares, hasta el punto de que incluso se la ha considerado «extinta». Ahora,
un equipo internacional de investigadores ha proporcionado la primera evidencia
genética clara de que lejos de desaparecer, los taínos aún están entre
nosotros. Aquellos que vivieron asombrados (y aterrorizados) la llegada de los
colonizadores tienen descendientes vivos.
La clave ha sido el hallazgo de un diente de una mujer de
hace mil años encontrado en una una cueva en la isla de Eleuthera en las
Bahamas, que ha permitido secuenciar el primer genoma humano completo del
Caribe. La mujer vivió en algún momento entre los siglos VIII y X, al menos 500
años antes de que Colón tocara tierra.
Los científicos compararon ese genoma antiguo con el de 104
puertorriqueños contemporáneos incluidos en el Proyecto 1000 Genomas. De esta
forma, descubrieron que estos están más estrechamente relacionados con los
taínos que con cualquier otro grupo indígena en las Américas. Tal vínculo había
sido sugerido previamente por otros estudios basados en el ADN moderno, pero
este es el primero en recurrir a un genoma antiguo. Sin embargo, argumentan que
es poco probable que esta característica sea exclusiva de los puertorriqueños y
están convencidos de que los estudios futuros revelarán legados genéticos
similares en otras comunidades del Caribe.
Los hallazgos pueden ser especialmente significativos para
las personas que han reclamado durante mucho tiempo el patrimonio indígena
taíno, a pesar de algunas narraciones históricas que incorrectamente los
califican de «extintos». Tales tergiversaciones han sido fuertemente criticadas
por historiadores y arqueólogos, así como por las mismas comunidades descendientes,
pero hasta ahora carecían de una evidencia genética clara para apoyar su caso.
«Es un hallazgo fascinante. Muchos libros de Historia dicen
que la población indígena del Caribe fue prácticamente aniquilada, pero las
personas que se autoidentifican como taínos siempre han abogado por la
continuidad. Ahora sabemos que tenían razón desde el principio», afirma Hannes
Schroeder, de la Universidad de Copenhague, autor principal del estudio y que
forma parte del proyecto NEXUS1492 para conocer el patrimonio indígena de la
región.
«Ojalá viviera mi abuela»
Jorge Estévez, descendiente de los taínos que trabaja en el
Museo Nacional del Indígena Americano en Nueva York y que ayudó al equipo del
proyecto, explica que cuando era un niño que crecía en los Estados Unidos, le
contaban historias sobre sus ancestros taínos en casa, pero en la escuela le
enseñaron que esos mismos antepasados se habían extinguido. «Desearía que mi
abuela estuviera viva hoy para poder confirmarle lo que ella ya sabía», agrega.
«Muestra que la verdadera historia es de asimilación, por supuesto, pero no de
extinción total. Estoy realmente agradecido a los investigadores. Aunque esto
puede haber sido una cuestión de investigación científica para ellos, para
nosotros, los descendientes, es verdaderamente liberador y edificante».
Los científicos, que han publicado sus resultados en la
revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU., también
pudieron rastrear los orígenes genéticos de los indígenas del Caribe isleño,
demostrando que estaban más estrechamente relacionados con los grupos de habla
arahuaca que viven en partes del norte de América del Sur en la actualidad.
Esto sugiere que los orígenes de al menos algunas de las personas que migraron
al Caribe se remontan a las cuencas del Amazonas y el Orinoco.
El Caribe fue una de las últimas partes de las Américas
poblada por humanos desde hace unos 8.000 años. En el momento de la
colonización europea, las islas eran un mosaico complejo de diferentes
sociedades y culturas. La cultura taína era dominante en partes de las Antillas
Mayores y Menores, así como en las Bahamas, donde las personas eran conocidas
como lucayos.
Aunque las comunidades indígenas caribeñas se basaban en las
islas, los investigadores encontraron muy poca evidencia genómica de
aislamiento o endogamia en el genoma antiguo. Esto refuerza la idea de que las
primeras comunidades humanas desarrollaron redes sociales sorprendentemente
extensas, mucho antes de que el término tuviera connotaciones digitales.
Para la profesora Corinne Hofman de la Universidad de
Leiden, «la evidencia arqueológica siempre ha sugerido que un gran número de
personas que se asentaron en el Caribe se originaron en América del Sur, y que
mantuvieron redes sociales que se extendieron mucho más allá de la escala
local. Ha sido difícil respaldar esto con ADN antiguo debido a la mala
conservación, pero este estudio demuestra que es posible obtener genomas
antiguos del Caribe y eso abre nuevas y fascinantes posibilidades para la
investigación».