sábado, 31 de octubre de 2015

Las joyas de Cleopatra están en peligro



El Gobierno británico avisa de una amenaza 'seria e inminente' a los museos por parte de bandas de crimen organizado. Las piezas pequeñas serían el botín más deseado.
La amenaza política internacional, por llamarla de alguna manera, no es la única que gravita sobre museos e instituciones culturales de Reino Unido. La National Crime Agency, en la que se amalgaman servicios de espionaje y fuerzas de seguridad, ha alertado de peligro de un ataque "serio e inminente", por parte de bandas de crimen organizado. La información, según medios especializados como The Art Newspaper, proviene de "topos" infiltrados en las organizaciones criminales.
A tenor de la información de los cuerpos del Estado, personas que organizan actos criminales han sido vistas reiteradamente en varios museos de Reino Unido. Las sospechas coinciden con los recortes en seguridad que han aplicado las instituciones a raíz de la mengua del presupuesto que les destinaba el gobierno británico.
Esta casualidad entre la disminución de la vigilancia y el robo se ha producido, por consecuencia o coincidencia, el pasado mes de septiembre en el Museo Nacional de Escocia, en Edimburgo, en el que los ladrones se llevaron a plena luz del día una colección de monedas medievales -piezas originales de los años 1555 a 1604- en un robo que los sindicatos atribuyeron al descenso de las medidas de seguridad por la reducción del presupuesto del Estado.
William Brown, encargado de la seguridad del organismo gubernamental Arts Council, ha mandado aviso a los museos e instituciones culturales para "enfatizar la vigilancia y en caso de alarmas que se traten con profesionalismo". Las medidas que aconseja el Arts Council advierten de guardar las colecciones en lugares protegidos y/o mantener las vitrinas limpias para detectar huellas dactilares en caso de robo. Los vigilantes deberán observar los gestos de los visitantes y el período de tiempo que permanecen ante una obra, por si alguno provoca sospecha mirando, excesivamente, algún objeto expuesto.
Los aristócratas retratados por Goya actualmente en la National Gallery o la piedra Rosseta del Museo Británico pueden estar tranquilos por sus dimensiones, las joyas de Cleopatra o la porcelana griega corren mayor peligro, a tenor de la última alerta.
Los empleados de la National Gallery (equivalente al Museo del Prado) han protagonizado una huelga intermitente en los últimos meses -ahora resuelta-, por la adjudicación del servicio de seguridad a una empresa privada, ajena a la institución. La pinacoteca recibió el año pasado 6.4 millones de visitantes, un número inferior a los 6.6 que traspasaron las puertas del Museo Británico, símbolo de la política imperial británica en siglos anteriores. El museo de arte moderno Tate Modern contó 5.7 millones de visitantes mientras que el de Historia Natural contabilizó 5.3 millones y el de la Ciencia 3.3 millones.
Las instituciones culturales aplican medidas de vigilancia según la coyuntura política o la posible amenaza contra la seguridad. Tras los atentados terroristas perpetrados en Londres en julio del 2005 se incrementaron los controles de acceso a pinacotecas, museos o bibliotecas. Ahora, de nuevo, gravita la amenaza de robo por parte del crimen organizado.

viernes, 23 de octubre de 2015

El Museo Picasso muestra la fascinación del pintor malagueño por El Greco



El centro expondrá hasta el próximo 17 de enero el cuadro 'Caballero anciano', una obra maestra que pertenece a la colección del Museo del Prado

El Museo Picasso de Barcelona muestra desde hoy en la exposición La pasión grequiana de Picasso la fascinación e influencia que ejerció Domenicos Theotocopoulos en el pintor malagueño en diferentes etapas de su vida.
Fruto de un intercambio de obras, el Museo Picasso expondrá hasta el próximo 17 de enero el cuadro Caballero anciano, una obra maestra del retrato de El Greco, que pertenece a la colección del Museo del Prado.
Esta obra se expone junto a 29 piezas que forman parte de la colección permanente del museo barcelonés, todas seleccionadas por la comisaria de la muestra y conservadora del centro, Malén Gual.

Según ha explicado Malén Gual, "esta admiración se puso de manifiesto especialmente en el período de contacto de Picasso con el Modernismo barcelonés, en la época azul, en los inicios del cubismo y en los años sesenta, cuando dirigió su mirada hacia el siglo de oro español.



La pintura "Caballero anciano" es un óleo de 1587-1600 y uno de los que más interés literario y artístico ha despertado desde los inicios de su exposición en el Museo del Prado.
El cuadro de El Greco responde a una tipología poco frecuente, la del busto corto y al mismo tiempo austero, donde el retratado se enfrenta de manera muy directa al escrutinio del espectador, y donde se reducen al máximo los elementos retóricos que acompañan y contextualizan el retrato en la Edad Moderna: vestimenta, escenario y gestualidad.

La admiración de Picasso por El Greco se inició en su juventud, relata la comisaria, cuando tuvo la oportunidad de estudiar la obra de El Greco a raíz de sus visitas al Museo del Prado, en Madrid, durante el período 1897-1898, cuando estudiaba en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
El joven Picasso decidió pronto formarse por su cuenta, aprendiendo precisamente de la observación de las obras maestras conservadas en el Prado, "si bien en los registros de la pinacoteca madrileña no ha quedado constancia de que copiara algún cuadro de El Greco, y sí, en cambio, de obras de Velázquez o Murillo", aclara Gual.
De esta época proviene también la fascinación por la obra de Velázquez, constatada en una hoja de dibujos realizados en Horta de Sant Joan en 1898 en la que escribe toda una declaración de intenciones: "Greco. Velázquez inspiradme", expuesta junto al retrato "Hombre al estilo de El Greco" (1899).


En la exposición se pueden contemplar una serie de dibujos de personajes con cabezas estilizadas, "al modo grequiano", a menudo mezclados con otros dibujos y caricaturas de Picasso pertenecientes a este período.
Al volver a Barcelona, en el círculo del café modernista Els Quatre Gats, entró en contacto con Santiago Rusiñol, Miquel Utrillo e Ignacio Zuloaga, admiradores, coleccionistas y defensores de El Greco en un momento en el que todavía no había recibido el reconocimiento general e incluso su obra estaba adscrita todavía a la escuela italiana.
En los últimos años del siglo XIX, Picasso realizó varios dibujos y pinturas en los que la inspiración de El Greco es central: alargamiento pronunciado de las figuras y caracterización de los personajes con vestimentas del siglo XVI".
Todas las obras de Picasso presentes en la exposición muestran esta influencia, entre ellas una obra en la que retrata a Santiago Rusiñol a la manera grequiana como si fuera el Caballero de la mano en el pecho.
La influencia de El Greco se interrumpe hasta que renace hacia 1950 y se mantiene hasta los años 70, como muestra la última sala de la exposición, centrada en sus retratos.
En ese Picasso tardío, el artista malagueño utiliza todo tipo de técnicas, incluidos el grabado sobre linóleo y el aguafuerte, y temáticamente hace retratos de personajes masculinos.El ejemplo más claro es el "Retrato de hombre con gorguera", un grabado con gubia de 1962 donde Picasso no sólo estiliza el rostro del personaje, sino que hace suya la composición y la sobriedad de los fondos de los retratos de El Greco.