domingo, 14 de agosto de 2016

El Teatro Romano ‘cumple’ 65 años






En agosto de 1951 se confirmaban las sospechas: los restos hallados meses antes en la calle Alcazabilla pertenecían a un recinto ahora recuperado para el uso escénico
La construcción de la antigua Casa de la Cultura causó un daño irreparable en el yacimiento arqueológico
Quizá sería por aquello de ‘El que avisa no es traidor’, quizá sea sólo una cuestión de justicia poética retrospectiva, pero el caso es que el organismo se llamaba Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas Y mira que se cometieron delitos contra el patrimonio histórico del país en aquellos años de posguerra... Uno de ellos tiene su escena del crimen en la ladera de la Alcazaba que mira hacia la calle Alcazabilla. Allí, en el verano de 1951 estaba casi terminado el nuevo Palacio de Archivos, Bibliotecas y Museos de Málaga, diseñado por Luis Moya, promovido por las autoridades franquistas y conocido de manera popular como la Casa de la Cultura, cuyos cimientos se asentaron, de manera literal, sobre los restos del Teatro Romano de Málaga.


Al principio creyeron que se trataba de la antigua muralla árabe que rodeaba el centro de la ciudad, pero en agosto de aquel 1951, los especialistas ya determinaron que estaban ante un recinto escénico. Aun así, las obras de la Casa de la Cultura siguieron adelante. Tendrían que pasar 44 años (allá por 1995) para que comenzara la demolición del edificio y el vetusto teatro construido en el siglo I d. C. empezara a recuperar el esplendor perdido durante tanto tiempo bajo tierra.
El catedrático de Arqueología de la Universidad de Málaga, Pedro Rodríguez Oliva, recuerda el hallazgo. «Para enmarcar la vía de acceso hasta la monumental escalera de la fachada principal (de la Casa de la Cultura) se había previsto la plantación de un alargado jardín con esculturas entre los árboles y la colocación en el muro que daba a la Alcazaba de la fachada de piedra del desaparecido palacio de los Larios de la Alameda (...) De improviso surgieron los restos de una monumental construcción de sillares formando una bóveda de medio punto que, en un primer momento, se creyó era una de las puertas de la muralla de la ciudad romana de Málaga (...) Avanzado el mes de agosto, al aparecer como continuidad de aquel arco abovedado una serie de gradas escalonadas construidas con sillares de módulo semejante a los de la primera construcción encontrada se pudo fácilmente concluir que lo hallado eran los restos de un teatro romano», escribe Rodríguez Oliva en la revista del Ateneo con motivo del 50 aniversario del hallazgo.
Sigue el director del Teatro Romano de Málaga, el arqueólogo Manuel Corrales, uno de los mayores y mejores conocedores del yacimiento: «Aquellos primeros trabajos arqueológicos fueron paralizados en 1952 (...) Los trabajos del teatro fueron reanudados con 24.300 pesetas con cargo al capítulo 19, partida 41 del presupuesto especial de urbanismo de 1957 del Excmo. Ayuntamiento de Málaga». Un año antes, tal y como recuerda Corrales, Franco inauguraba el Palacio de Archivos y Bibliotecas. Fue el 30 de abril de 1956.

Restauración sin control

Tanto Corrales como Rodríguez Oliva coinciden en el daño irreparable que la construcción de la Casa de la Cultura hizo sobre el yacimiento. «Los trabajos realizados sin el debido control arqueológico, no sólo cambiaron la fisonomía de la ladera sur-oeste de la Alcazaba, sino que además supusieron un desastre arqueológico que borró numerosos datos que hoy nos serían de gran utilidad, especialmente para saber con exactitud el momento en que el edificio escénico dejó de tener un uso propio y público. Igualmente, el vaciado de tierras sirvió para evidenciar hasta mediados de los noventa, el gran impacto que suponía la construcción de la Casa de la Cultura sobre el teatro», suscribe Corrales en ‘El Teatro Romano de Málaga: evolución de un espacio’.
El director del Teatro Romano de Málaga detalla que entre 1961 y 1963 el recinto fue objeto de una restauración a cargo del arquitecto Pons Sorolla. Y sigue Rodríguez Oliva: «El desescombro realizado con motivo de esos trabajos de restauración puso en evidencia el tremendo impacto que suponían sobre las ruinas del teatro las cimentaciones del nuevo edificio (...) No existió control arqueológico de esos trabajos a pesar de que fueron muchos los materiales prerromanos, romanos y medievales allí aparecidos. Ni siquiera existe informe alguno de estas importantes labores...».

Y tras aquellas tareas, de nuevo el olvido, sólo paliado durante algunos días, entre 1959 y 1984, por el pundonor de la recordada Ángeles Rubio Argüelles, promotora del Festival de Teatro Grecolatino. «Estos festivales habían calado en el pueblo y se convirtieron en cita obligada de los veranos malagueños donde no resultaba extraño que al final de estas representaciones estivales se pidiera el derribo de la Casa de la Cultura y la recuperación del teatro», rememora Corrales.


La venta de aire fresco desde el Púlpito en eBay



No, no es una broma. Tres hombres de Stavanger y Sandnes venderán aire de la montaña fresco de Noruega a China.
Imagínese tres ingenieros que recogen el aire en grandes contenedores a lo largo de los 42 kilómetros de largo Lysefjord. A continuación, comprime el aire en botellas más pequeñas y ponerlo a la venta en Internet.
¿Es posible?
- Sí, nadie más ha tratado de vender aire de la montaña de Noruega. Por lo tanto, hacemos un esfuerzo, dice Benjamin nudos del Hommersåk a Stavanger Aftenblad . Es originario de Hannover, Alemania, y presidente del Púlpito de aire AS.
idea ventilado
- Mucha gente piensa al principio que esto es una broma, pero no lo es. Noruega tiene agua limpia, un gran escenario, el salmón y el aire más limpio, continúa nudos.
7,7 litros de aire de la montaña noruego fresco y puro da hasta 160 dosis de usuarios, según el sitio web pulpitair.com .
En compañía de subastas en línea eBay, donde una botella de "Púlpito Aire" se puede comprar por 123 coronas, comercializado Preikestol-aire de la siguiente manera:
"Ahora se puede disfrutar de la pureza de cascadas espectaculares, espectaculares picos nevados, fiordos, glaciares cristalinas y aire no contaminado fresco excepcional en cualquier lugar en cualquier momento."
En Brønnøysundregistrene es Púlpito Aire AS registrada el 25 de mayo. El capital social de 30.000 millones de dólares y la compañía tiene como objetivo declarado de "Las ventas de productos / botellas que contienen oxígeno."

Tributo al padre de la fotografía



El Museo de la Ciencia de Londres presenta el trabajo de Fox Talbot, autor del primer fotolibro comercial y del proceso del negativo a la copia en positivo
En el otoño de 1833, William Henry Fox Talbot (1800-1877) disfrutaba de un viaje por Italia con su familia. A orillas del famoso lago Como, intentaba hacer varios bocetos de varios objetos que resultaban fallidos. Sin embargo, en su mente pensaba en conseguir imágenes de forma duradera sobre el papel y conseguir reproducciones.Lo consiguió y el resultado pudo verse cinco años más tarde, en el libro The Pencil of Nature, el que podría considerarse el primer fotolibro comercial, tal y como está pensado en la actualidad, cuando vive una fiebre de publicaciones. «Fox Talbot quería conseguir dinero, pero también contarnos una historia con sus ideas, mostrar la belleza y cómo se podía usar la fotografía», explica a La Voz Russell Roberts, uno de los comisarios de la exposición.Este polifacético británico no tuvo miedo de enseñar su proceso trabajo, de probar, de pensar en el futuro comercial de la fotografía y de hacernos partícipes de ese proceso. Pese a la importancia de su trabajo, tuvo que ser su madre la que impulsase su obra, gracias a sus contactos y para hacer frente a la timidez y la falta de agresividad de su hijo.Ese especie de labor de relaciones públicas de su madre queda palpable en los álbumes familiares presentados en la exposición. Si bien era un pasatiempo de lo más común en las familias victorianas de la época, servía a la madre de Fox Talbot para presentar a los miembros de su familia y sus viajes juntos, pero también para presumir de los logros de su hijo, explica Roberts.


Deseo de experimentarFox Talbot tenía formación universitaria y un gran número de intereses en las matemáticas, la filosofía, la traducción y los inventos de la época, como queda palpable en la exposición en Londres, que permanecerá abierta hasta el 11 de septiembre. Su deseo de ampliar conocimientos y de experimentar lo llevó a colocar objetos como hojas y semillas sobre papel bañado en sales de plata, que luego exponía a la luz solar. Cuando obtuvo la impresión en negativo del objeto sobre papel, lejos de darse por satisfecho, siguió dándole vueltas en su cabeza a más posibilidades, hasta que finalmente consiguió pasarlo a positivo. «Las huellas que quedaron en el papel eran la melancolía para la vista», cuenta. Y en 1841, consiguió la gran aportación a la fotografía por la que será siempre recordado, la producción en serie frente a la copia única que había en aquel momento.Los próximos años los pasó tomando fotos de la arquitectura de Oxford, donde no faltan fachadas, peatones y calles, con puntos de vista pintorescos y casi inagotables. Deja rienda suelta a su interés en las matemáticas, con efectos ópticos y de luz mezclando arcos y cuadrados. También se inspira en el paisaje y la historia de Escocia, a través de la obra del poeta Walter Scott y su libro Waverley, de donde quiere reflejar las descripciones románticas del texto.
Sin embargo, en el Reino Unido de la época, Fox Talbot solo consiguió reconocimiento intelectual pero no el respaldo del gobierno o para su economía al nivel que tuvo Louis Daguerre en Francia, a quien se le ofreció una pensión vitalicia. De ahí que en la exposición haya hueco para incluir Les Coquillagues (1839), una de sus obras más longevas que sobreviven y que es expuesta por primera vez fuera de Francia.Greg Hobson, otro de los comisarios de la exposición, y conservador de fotografías en el National Media Museum, Fox Talbot no solo fue una de las figuras clave de la invención de la fotografía, sino que se anticipó a sus aplicaciones y utilidades, con una visión de su papel crítico en la modernidad. Para Hobson, «es una delicia poder examinar estas contribuciones significativas a través de las notables obras que cuenta la Colección Nacional de Fotografía», de la que Fox Talbot es parte desde 1930.Cuatro años más tarde, Matilda, nieta del pionero fotógrafo, organizó la primera exposición sobre los experimentos fotográficos de su abuelo en Lacock Abbey, coincidiendo con el primer centenario de su producción. Precisamente, algunos de esos negativos de la historia de la fotografía están ahora también en la muestra en Londres.
Innovación tecnológicaLa vida de Fox Talbot y su influencia en la historia de la fotografía van paralelas a las innovaciones tecnológicas de la época. Y así lo consiguen en la exposición, donde están también presentes sus herramientas y materiales, como los panfletos anunciando papel fotográfico y la imprenta a la que acudía en Reading, lo cual supone una oportunidad única, y posiblemente irrepetible, debido a la dificultad que implica su conservación y muestra al público sin que sufran.