La Bienal de las mujeres
La presencia de directoras avanza por fin en el teatro y
Venecia les dedica este año su muestra
Aunque ahora parezca improbable, porque no han pasado ni tan
sólo diez años, Sílvia Munt se convertía en el año ¡2009! en la primera mujer
que dirigía teatro de texto en la Sala Gran del Teatre Nacional de Catalunya.
Ocho años más tarde, este 2017 parece estar marcando por fin un punto de
inflexión en la presencia de directoras en los teatros de Madrid y Barcelona.
La figura central de poder en las obras, como en cada vez más espacios, ya no
es necesariamente masculina. En el Teatre Nacional de Catalunya, este año
dirigirán Carme Portaceli, Helena Pimenta, Sasha Waltz, Carlota Subirós, Alícia
Gorina, Isis Martín, Eva Buchmann, Eva Vilamitjana... En Madrid, en el Centro
Dramático Nacional, habrá seis directoras en la programación y en el Teatro
Español, que ahora encabeza Carme Portaceli, han cambiado las tornas: por vez
primera, el número de directoras de escena, trece, supera al de sus colegas
masculinos, nueve. En el lado contrario, la reprimenda, fuerte, en las redes
sociales se la ha llevado el Teatre Lliure, en el que en la nueva temporada
sólo dirigirán Carol López y Clàudia Cedó.
Y en esa dinámica se inscribe la nueva edición de la Bienal
de Teatro de Venecia de este año, la 45. Una Bienal que hasta el año pasado y
desde el 2010 dirigió Àlex Rigola, que diseñó un modelo para el certamen en el
que no sólo hay grandes espectáculos, sino también decenas de alumnos de todo
el mundo que vienen a aprender con los artistas que protagonizan esos
espectáculos. Un campus teatral del que el italiano Antonio Latella (1967) ha
tomado el mando este año con una sonada declaración de intenciones: todas las
obras que presenta las dirigen mujeres y el León de oro y de plata de la Bienal
también han ido a parar a dos creadoras, la escenógrafa alemana Katrin Brack y
la directora polaca Maja Kleczewska.
El director de la Bienal dice que las directoras investigan
hoy más en el lenguaje teatral
Toda una bienal para las directoras que comenzó el martes y
se extenderá hasta el día 12 de agosto y que cuenta con nombres como los de las
alemanas Claudia Bauer y Anne-Sophie Mahler, las italianas Maria Grazia
Cipriani y Livia Ferracchiati, la francesa Nathalie Béasse, la estonia Ene-Liis
Semper o las provocadoras performers holandesas Suzan Boogaerdt y Bianca van
der Schoot, que obligan al público a convertirse en un voyeur.
Una legión de creadoras para Latella. Un dramaturgo y
director que trabaja a caballo entre Italia y Berlín y que sigue el trabajo de
Rigola pero cambiando algunos enfoques: quiere “mostrar dos o tres espectáculos
de cada director para poder asistir a su proceso creativo, entender su
investigación”. Y llevar a Italia directores “que nunca se han visto, que no
son los habituales de los festivales, es importante que sea un lugar para que
los italianos vean cosas nuevas, y eso, junto a la curiosidad de que sea un año
dedicado a las directoras, está atrayendo a muchos programadores extranjeros”.
Latella recuerda que el porcentaje de directoras en los
teatros de España e Italia es bajísimo –Maja Kleczewska apunta que en Polonia
no supera el 20%–, pero defiende que su Bienal “no es una cuestión de cuota”:
“Aun así, cuando es un festival en el que todos los directores son hombres
nadie pregunta nada, aquí sí se pregunta, y es el reflejo de un problema”,
advierte. Y contraataca: “En el nuevo milenio las directoras son las que
verdaderamente están haciendo un trabajo sobre el lenguaje teatral más fuerte
que los hombres. Quizá porque el hombre basta con que sea bueno y talentoso, y
la mujer ha de hacer algo más aún. En la Bienal hay espectáculos que provocarán
discusión, que no se entenderán, pero que llevan una investigación sobre el
lenguaje. Y no demostrativa. Si el espectáculo de Maja Kleczewska lo hubiera
hecho un hombre habría hecho ver cuánto sabe él de eso, ella muestra que es una
verdadera investigación. Finalmente, poniendo juntos los directores que nos interesaban
había muchas mujeres y ha salido esta Bienal. De hecho este año las directoras
de las bienales de Venecia de Arte (Christine Macel) y Arquitectura (Yvonne
Farrell e Shelley McNamara) son mujeres y la presidenta del jurado de la Mostra
de cine será Annette Benning. Es lo que está sucediendo ahora”.
“Si todos fueran directores en esta Bienal, nadie diría
nada; hay un problema”
Latella insiste en que en las directoras ve una cuestión
altruista de “no trabajar sólo para sí mismas sino también para las directoras
que deben llegar, abrir territorio, su investigación se abre más. Los hombres
no, no sé si es un ADN, un tipo de relación con la naturaleza, una querencia de
ser fértil, una diferencia que está en la base de todo. Las mujeres hoy están
haciendo una ruptura clara de la gramática teatral, tienen un gran conocimiento
del teatro del siglo XX y saben con qué cosas quieren romper. Rompen con el
marco, con el contenedor, el perímetro, no hay, y si los hay es para luchar en
contra. Les piden a los actores un fortísimo baricentro, trabajan mucho en las
caderas. Hay una continua ruptura de la estética. Y una necesidad de nuevas
gramáticas, muy distintas. Hay mujeres sin miedo a la poética y otras que la
matan, no quieren emocionar, no quieren patetismo. Y hay un deseo fuerte de ser
no sólo directora, también autora de todo el proyecto, escriben, reescriben, lo
firman todo”, explica Latella, que cree que la falta de mujeres en la dirección
está muy ligada a la situación de cada país.: “Aquí en Italia estamos en un
país donde a los 50 años aún eres joven y los teatros los dirige gente muy
mayor. Eso ya es un freno. Dicen que las cosas han cambiado pero no lo veoEn
Alemania es diferente porque allí los hombres perdieron la guerra y las mujeres
reconstruyeron el país”.
“Las mujeres somos más fuertes”
Las directoras que han arrancado la Bienal han hablado sobre
participar en un certamen de mujeres. Para Kleczewska, el bajo porcentaje de
directoras es un tema de poder y dinero: “Los hombres eligen los trabajos mejor
pagados”. Para la estonia Ene-Lis Semper, cuyas obras NO43 Filth y NO42 El
Dorado: The clowns’ raid of destruction, sin apenas palabras y con una dureza y
un humor inmisericordes, han sido un cañonazo que ha conquistado al público,
dice que no se considera una artista mujer ni feminista, “eres artista o no, no
hay excepción en las piezas de arte. No utilizo ser mujer para tener compasión.
Además las mujeres son más fuertes que los hombres. Parimos. Quizá menos
mujeres dirigen por estar ocupadas pensando en más cosas y no 24 horas
absorbidas en una obra”, sonríe.