La iniciativa
pretende devolver los cuadros a sus legítimos propietarios. Dos salas muestran
las obras sustraídas para conectarlas con sus descendientes.
El museo del Louvre, en París, Francia, en una imagen de
archivo. HORACIO VILLALOBOS / EFE El Museo del Louvre ha lanzado una inédita
iniciativa para corregir el expolio que sufrieron muchas familias durante la II
Guerra Mundial: la apertura de dos salas con 31 cuadros sustraídos por la
Alemania nazi con las que se busca facilitar la conexión con sus legítimos
descendientes. Dos pequeñas salas situadas en el ala oeste del pabellón
Richelieu del Louvre acogen esas pinturas procedentes de la Alemania del III Reich,
que se había hecho acopio de ellas expoliando a sus propietarios, la mayoría de
ellos judíos. Piezas que datan del siglo XVI al XX están, por primera vez y de
forma permanente, en esos "dos íntimos" espacios situados cerca del
grandioso emplazamiento dedicado al maestro Pedro Pablo Rubens, explicó a
periodistas Sébastien Allard, director del departamento de pinturas del Louvre.
"El objetivo es, por una parte, facilitar que estas
obras puedan encontrar a sus dueños. Nuestro objetivo es devolverlas. Y por
otro, también se trata de una espacio de memoria, intimista", añadió
Allard. Estas 31 pinturas están incluidas en el lote de 807 que gestiona el
museo parisino y que han sido incluidas por el Estado francés en el programa
MNR, Museos Nacionales de Recuperación, que comenzó al término de la II Guerra
Mundial con la meta de devolver a sus legítimos dueños las obras que robaron
los nazis. "Estas pinturas no pertenecen al Louvre, no están en nuestros
inventarios. Están a la espera de encontrar a sus dueños", aclaró el
director, quien señaló que hay otras 76 esparcidas en otras zonas del museo,
mezcladas entre colecciones de la pinacoteca.
Un total de 60 mil obras Sobresale la de Portrait de Lionne
(siglo XIX), de Théodore Géricault, un retrato de una leona de melancólica
mirada que acoge el Louvre desde 1950. De entre la treintena de cuadros MNR,
Allard destacó La source du Lison, de Théodore Rousseau, un bucólico lienzo a
pastel y carboncillo que data del siglo XIX y que perteneció al marchante
francés Hector Brame y sus hederemos, que tuvieron que deshacerse de él en
1939, un poco antes del estallido de la guerra. "Una gran parte son
expoliados, que procedían de familias judías, aunque no podemos decir que todos
los que están aquí hayan sido expoliados, algunos circularon en el mercado de
arte durante la guerra", apuntó el historiador del arte. Fueron unas
60.000 las obras y objetos recuperados desde Alemania que regresaron a Francia
desde el término de la contienda, en 1945, de las que unas 45.000 se
devolvieron a sus dueños antes de 1950.
De entre los que no fueron reclamados, una gran parte se
vendió y otra, unos 2.000, quedó al cuidado de los museos franceses debido a su
interés artístico. El programa MNR Desde 1951 hasta este martes, el programa MNR
no ha cejado en su empeño de restaurar las obras a sus legítimos descendientes.
Francia reforzó su acción a partir de 1999 con la creación de la Comisión de
Indemnización de las Víctimas de la Expoliación, encargado de indagar la
procedencia de las obras para determinar cuáles han sido expoliadas. En estos
casi 70 años ya se han devuelto a sus legítimos herederos 112 pinturas, aunque
ha habido altibajos en las demandas de restitución, pues entre 1957 y 1994 se
devolvieron apenas un puñado.
A mediados de los noventa, a partir de la caída del Muro de
Berlín y la reunificación alemana, se reactivaron las devoluciones de obras.
Los propietarios son "esencialmente descendientes de personas extranjeras,
originarias de la Europa central" que se habían refugiado en Francia
después de que los nazis ocupasen sus países, indicó el Ministerio de Cultura.
La última pieza devuelta fue este mismo lunes, cuando la titular de Cultura,
Françoise Nyssen, entregó a un estadounidense nieto de un judío un tríptico
atribuido al taller del pintor flamenco Joachim Patinier (siglo XVI) que estuvo
en posesión de los nazis.