domingo, 21 de agosto de 2016

Un anticuario cree haber descubierto un cuadro desconocido de Goya



De confirmase el hallazgo, estaríamos ante la única Marina de Goya, y su valor superaría los 100 millones de euros
Puede que estemos ante un hallazgo colosal en el panorama artístico pero también puede que todo sea disparate. Javier Sainz, un ex anticuario de Ávila y experto en datación de cuadros, compró una pintura a un frutero ambulante en 2011 por tan sólo 40 euros. Como hace con todas sus adquisiciones, examinó la obra detenidamente en su taller y, para su sorpresa, encontró ADN de Goya, tal y como ha asegurado a los medios y al propio Museo del Prado.
Ante este hallazgo, Javier tenía la duda de si el cuadro era realmente o no del reconocido pintor. Hasta 14 pruebas logró reunir para demostrar sus sospechas. Una de ellas es la torre que aparece en el lienzo, que le recuerda a la que el artista pintó en El Cacharrero . Lo mismo le sucede con la rama, que la compara con el árbol seco que aparece en otra obra de 1779
Pero las similitudes no acaban aquí. El anticuario también ha comparado la postura del pescador con la de otros que pintó Goya, igual que las rocas y las pinceladas en las olas de la espuma, que considera que tienen el mismo tratamiento que otras obras del pintor.
Sainz decidió llevar entonces el cuadro a Artelab, un laboratorio de Madrid especializado en examinar cuadros. Tras un mes y medio analizándolo, dictaminaron que el cuadro fue pintado alrededor del año 1800. También descubrieron que tenía algunas trazas de cromo en el amarillo del cuadro, un color que según el laboratorio empezó a utilizarse en el siglo XIX y que en principio invalidaba que la marina pudiera haber sido pintado por Goya. “Pero según mis investigaciones el cromo fue descubierto en 1761 en los Urales por un inglés. Y ya en 1770 un discípulo suyo sintetizó en primer amarillo a partir del cromo. Por tanto, Goya podía haberlo empleado”, sostiene Javier.
El anticuario no lo acabó de ver claro y decidió pedir una segunda opinión al Museo del Prado, el único que puede garantizar su autenticidad. Para ello redactó un informe con todas las coincidencias reunidas. “No dicen nada, es un silencio administrativo”, denuncia el abulense.
De confirmase el hallazgo, estaríamos ante la única marina de Goya, y su valor superaría los 100 millones de euros.

LAETITIA CORYN Sexo, en cómic y sin tópicos



Éxito en francia de ‘Sex Story’, un cómic de la reconocida Laetitia Coryn y de Philippe Brenot, antropólogo. una historia de la sexualidad sin tópicos


Darwin tenía razón: el simio es el abuelo de todos. Pero la separación, hace millones de años, tuvo consecuencias de género: la hembra humana perdió pelos y ganó senos, atributo del que las primates carecen. Y al ponerse de pie, su vagina se adelantó y profundizó. El macho, entre tanto, deploró la pérdida del hueso del pene, que todos los mamíferos comparten. Pero porque su mano, cada vez más hábil, guiaba la penetración. “Un caballo, por ejemplo, tendría dificultades para cumplir, si le faltara ese hueso”.
Pero si el humano puede jactarse de las dimensiones de su órgano, superiores a las de cualquier primate, agachará la cabeza ante su otra característica, la violencia de género. “Ningún chimpancé le parte la cara a una hembra. Y los primates ignoran la violación”. Todo esto lo enseña, en Sex story (Les Arènes BD), el trazo de una francesa de 32 años y cara de ángel, que lleva media vida en el dibujo de historietas (política, y ahora también sexualmente, incorrectas).
Porque Laetitia Coryn, hija de la actriz Nathalie Seigner y del actor William Coryn “y sobre todo nieta –se enorgullece– de un payaso célebre, Mimile, supo desde los 15 años que sería dibujante. Se formó bien.


La francesa Laetitia Coryn, hija de actores, ha publicado El mundo maravilloso de los viejos y cómics contra la violencia de género 


Los dos tomos de El mundo maravilloso de los viejos (2007-2009) le dan un nombre. Y su colaboración el 2012 en cómics contra la violencia de género, un estatus.
En ese punto aparece, para ponerle texto a la historia del sexo, el psiquiatra y antropólogo Philippe Brenot, director de los cursos de sexología de la Universidad Paris Descartes. Un hombre necesario. Porque, “por increíble que parezca, en ocho años de estudios un futuro médico dedica centenas de horas a la cardiología y ni un minuto a la sexualidad”.
El dúo alumbrará esta fas­cinante Sex story, que liquida tópicos





¿Los gays eran norma en Grecia? “Invento del abogado de Oscar Wilde para defender a su cliente”. Era tolerada la felación de un noble por un niño en etapa prepuberal (“antes de que aparezca vello”) porque “se creía que el esperma era vehículo de conocimiento”. Pero esa relación terminaba con la pubertad. En Grecia, como en Roma, “las relaciones sexuales entre varones adultos acarreaban lapidación”.
Los términos homosexualidad y pederastia son del siglo XIX. “En 1869, exactamente, el húngaro Karl Maria Kertberry, un militante de los derechos humanos, acuña homosexual para reemplazar invertido y sodomita”. (La palabra heterosexual es posterior, con perdón).
En ese siglo, la reina Victoria no merece su leyenda, sino esta otra: disfrutaba del piercing genital de su marido, Alberto. Y la escritora George Sand competía con Victor Hugo (el de las relaciones diarias, pero no exclusivas, con su amante Juliette) en voracidad sexual.
En cambio, aparte de anunciar la sexualidad infantil, “Freud habla poco de sexo, desconocía personalmente los excesos que le desvelaban sus pacientes liberadas y le molestaba el tema”.



¿Moderno el vibrador? Sólo las pilas. Cleopatra se entretenía con un cucurucho de papiro relleno de abejas vivas. Y, como sus contemporáneas, se implantaba hojas de acacia para prevenir embarazos. ¿Más? El casamiento por amor no tiene más de un siglo. Y el cinturón de castidad no es medieval, sino un sex-toy de los burdeles franceses del siglo XIX.
Cierre mitológico: “Clítoris era tan pequeñita que Zeus debió transformarse en hormiga para poseerla”...