domingo, 10 de abril de 2016

La Fundació Miró vuelve a los orígenes



El 10 de junio de 1975 abrió sus puertas la Fundació Miró de Barcelona, el centro de arte que Sert y Miró regalaron a la ciudad. No hubo entonces presidencias, ni discursos. Los dos amigos abandonaron el edificio discretamente antes de que entrara el público. Tras un año de rodaje, ya sin Franco, la fundación se inauguró oficialmente con una fiesta popular y un Miró divertido y sonriente. Antoni Tàpies auguraba en La Vanguardia que “no habrá allí dogmas, no caben apriorismos, ningún lema celestial escrito sobre el dintel de la entrada, ninguna barrera que coaccione, nada de mafias moviendo ocultos los hilos”. Cuarenta años después, la fundación remodela su colección permanente retornando a sus orígenes, la complicidad con la que Miró y Sert construyeron juntos el espacio.


El centro remodela su colección para devolver protagonismo a la obra del artista


La exposición incluye 150 obras dividida en ocho espacios, cuya temática da un perfil individual, propio, a las obras, libres de los corsés de una cronología académica o de ser meras ilustraciones de su relación con los movimientos estéticos de cada momento. El visitante primero puede disfrutar de la obra y después hacer las lecturas cronológicas o estéticas que desee. También aquí coincide con Sert, que decía “mi arquitectura no entiende de estéticas, yo sólo dibujo”.