El
misterioso viaje de Eva Perón y el tesoro de los nazis
Evita Perón
y los nazis. Miles de judíos asesinados y expoliados. Un tesoro, un viaje misterioso,
una fortuna escondida en un banco de Suiza. No falta un solo ingrediente para
que triunfe la leyenda.
l general
Perón y su esposa, Evita, tenían en los fondos de un banco de Suiza una
considerable fortuna en joyas, cuadros y diversos objetos de valor. Provenía de
familias ricas judías asesinadas en campos de concentración y había estado «a
buen recaudo» en las mansiones de siete de las más adineradas familias de
Europa. Tras la caída del régimen nazi estos objetos se habían convertido en una
peligrosa prueba de cargo, por lo que estos ricos entre los ricos decidieron
donárselos a Perón como premio al apoyo que había dado a los dirigentes nazis.
Aunque el
tesoro estuviese bien protegido, nunca está de más supervisarlo de primera mano
y comprobar que cada una de las piezas está donde debería estar. Para eso viajó
Eva Perón a Suiza en 1947, en una misión internacional con una confusa
finalidad oficial y envuelta en algún que otro incidente.
EVA PERON... en SUIZA
Esta es la
teoría, a mitad de camino entre la leyenda urbana y la investigación
periodística, que ha resucitado un libro en Argentina («El heredero del
General. La desconocida historia de Mario Rotundo», de Miguel Prenz), y que,
como siempre, ha traído la controversia.
Adolf
Eichmann o Josef Mengele
El misterioso
viaje de la segunda esposa de Perón está lleno de interrogantes, como lo están
todos aquellos que sobrevolaron alrededor del patrimonio de los Perón. El
primero de ellos es el propio Mario Rotundo, presidente de la fundación por la
paz y la amistad de los pueblos, y a quien Juan Domingo Perón legó todos sus
bienes. ¿Por qué lo hizo? Nadie ha conseguido hasta ahora aportar una respuesta
convincente.
En alguna
ocasión, Perón habló del «origen japonés y alemán» de los bienes que el
gobierno argentino se había apropiado. Durante años las asociaciones judías han
seguido la pista de este dinero, de procedencia judía, y han denunciado que el
gobierno peronista ayudó a escapar y escondió en suelo argentino a algunos de
los jerarcas más sanguinarios del nazismo, como Adolf Eichmann o Josef Mengele.
El botín
nazi en Argentina
El preciado
tesoro desaparecido de la Alemania perdedora estaba compuesto por infinidad de
lingotes de oro en los que los nazis habían fundido las joyas y objetos que
habían ido robando casa a casa, familia a familia, judío a judío. Había además
cuadros, objetos preciosos y esculturas que habían ido catalogando y
repartiendo.
Una parte de ese botín pudo haber acabado en
Argentina, como premio a tan entregado gobierno. La otra, en los fondos de un
banco suizo.
La pista
suiza de Eva Perón ya ha sido abordada anteriormente, entre otros por
varios reportajes de la televisión
helvética y por los medios de
comunicación argentinos, aunque aún hay muchas incógnitas por resolver. Uno de
los supervivientes del campo de concentración de Dachau, José Jakunovich,
desveló al diario La Nación que «en el libro sobre el juicio de Nuremberg hay
un documento importantísimo. Es una carta de un jerarca nazi a otro, escrita
antes del fin de la guerra, y en la que le dice: "Perón tiene una amiga
que nos va a ser de gran utilidad. Se llama Eva". Ella todavía no se había
convertido en su esposa».