martes, 21 de octubre de 2025

MUSEO REINA SOFIA . MADRID

 

MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFIA – en MADRID

Visitar a PABLO PICASSO

 



Llegar a Madrid y solo pensar que un dia, es dedicado al gran artista PABLO PICASSO….

Llegar a Madrid, y buscar el MUSEO REINA SOFIA…. Es solo ingresar al ascensor que nos lleva a la segunda planta….y si 206  donde se encuentra la gran obra del artista PABLO PICASSO….

EL GUERNICA…. Técnica: Óleo (776,6 × 349,3 cm.) 1937

Alguna vez alguien título  La esencia misma del siglo XX y sus horrores.

Y en la actualidad  se permite obtener fotografías….y es un derroche de tanta belleza artística. Es la presencia de un gran artista

 





ESPAÑA . MADRID

 

TORREMOLINOS.... el MAR...

MADRID, un paseo por Plaza Cibeles por la noche

MUSEO CARMEN THYSSEN … MALAGA

 

MUSEO CARMEN THYSSEN … MALAGA

 


Exposición Telúricos y primitiva

De la Escuela de Vallecas a Miquel Barceló

Hasta  el 01 de marzo de 2026

Comisariado:

Bárbara García Menéndez y Alberto Gil

Artistas:

Benjamín Palencia, Alberto Sánchez, Ángel Ferrant, Maruja Mallo, Antoni Tàpies, Antonio Saura, Pablo Picasso, Joan Miró, Manolo Millares, César Manrique, Eduardo Chillida, Martín Chirino, Juana Francés, Miquel Barceló, entre otros muchos.

La tierra y un lenguaje primordial de signos y formas esenciales o, como lo presentamos en esta exposición, lo telúrico (terrestre o geológico) y lo primitivo (primigenio) ofrecieron desde el primer episodio de la modernidad artística española –en los años veinte y treinta del siglo XX– dos vías de renovación que, por su persistencia y recurrencia, conforman un sustrato plástico idiosincrásico de nuestra vanguardia, reconocible aún en la actualidad.

 


La ruptura con la tradición académica antes de la guerra civil y el reinicio desde finales de los cuarenta de los avances interrumpidos por la contienda fueron un esfuerzo compartido por artistas de tendencias muy diversas que, de forma individual o colectiva y desde el surrealismo al informalismo y sus derivas (y más allá), refundaron la expresión artística desde nuevos presupuestos vanguardistas. Para ello, se sirvieron de la tierra, proponiendo sus propias «creaciones naturales», de aspectos inusitados, originales y sorprendentes, que trascienden con mucho lo real. Y se remontaron a lo rupestre, lo indígena o lo primario en un trasfondo histórico que impelía a partir de cero para reencontrar una nueva identidad plástica. Como si el arte español comenzara otra vez, en la vanguardia, desde el origen más absoluto: el de la materia de que está hecha la naturaleza y los signos más ancestrales de la primera expresión humana.

 Las más de sesenta obras aquí reunidas –entre pinturas, esculturas, dibujos, fotografías y grabados– se presentan en dos secciones, según la preeminencia de uno esos leitmotivs, si bien ambos se entrecruzan continuamente, imbricados inseparablemente en este relato que reivindica una nueva mirada a la mayor renovación plástica acaecida en España hasta los últimos años del siglo XX. En este imaginario ecléctico y muy sugerente, de colores terrosos, saturado unas veces de materia, de intensa expresividad en otras y siempre de poderosa personalidad, telúricos y primitivos recurren a lo atávico, lo gestual, lo gráfico, lo orgánico o lo onírico para sus propuestas de vanguardia, irresistiblemente atraídos por esas dos fuerzas motrices de un arte moderno específicamente español.

Telúricos

Varias propuestas de los años veinte y treinta, como la Escuela de Vallecas (Palencia, Alberto, Lekuona) y su mirada a lo rural o las que orbitan en torno al surrealismo (Miró, Domínguez, Esteban Francés, Moreno Villa, Mallo), se entregaron a la invención de un paisaje personal, radicalmente novedoso, surgido de las esencias primigenias de lo natural, del subconsciente o de los sueños. Esta nueva relación entre arte y naturaleza convierte a esta en tema central de la vanguardia española y alumbra una poética de lo telúrico (del latín tellus, -ūris «la Tierra», «tierra, suelo») que impregna también la figuración renovadora de posguerra (Ortega Muñoz) y especialmente la abstracción informalista desde los cincuenta (Juana Francés, Palazuelo, Manrique, Torner, Chillida, Millares, Tàpies, Guinovart), y que llega hasta artistas más recientes cautivados por las fuerzas primordiales de la tierra (Goenaga, Barceló, Sevilla, Muñoz, Lanceta).


 Con los telúricos se impone una plástica instintiva, visceral, irracional y experimental que va borrando la frontera entre la figuración y la abstracción y anticipa el gran triunfo de esta ya en plena dictadura. En ella conviven campos yermos y universos fantásticos que parecen estar también en un estado primitivo o antediluviano, seres biomórficos –compuestos de formas orgánicas– y figuras metamorfoseadas en rocas ambulantes o esculturas vivientes, superficies pictóricas dominadas por lo matérico y obras compuestas con medios plásticos no convencionales (materiales encontrados, tejidos). O lo que es lo mismo, obras que ilustran una vanguardia extraída, desde hace cien años, de las entrañas de la tierra.

Primitivos

Con algunos precursores en los años veinte y treinta entre quienes también exploraron lo telúrico, un primitivismo muy distinto a la fascinación por el arte africano y oceánico en el París de las primeras vanguardias tuvo especial incidencia en los cincuenta, en los que bajo su influjo nace la abstracción española.

Desde la pintura prehistórica de Altamira (Ferrant, Goeritz, Picasso, Lagunas, Aguayo), la cultura indígena de los guanches canarios (Millares, Chirino), el inconsciente y el sueño como un estado primitivo de la mente (Tàpies, Cuixart), la influencia de la abstracción primitivista de Paul Klee (Palazuelo, Sempere) o la reescritura desde cero por parte del informalismo de un arte que claramente era ya otro (Saura, Chirino, Chillida, Millares, Tàpies, Manrique, Feito, Canogar), una pléyade de primitivos coincidieron en su voluntad de reconstruir la vanguardia durante el franquismo. En sus obras, recurrieron a un vocabulario, aplicado en diversas sintaxis, de signos, geometrías o formas reducidas a sus esencias, en superficies que parecen paredes o suelos y que tienen el aspecto primario del trazo de la mano en plena libertad, la de un creador enfrentado por primera vez en la historia del arte a un lienzo en blanco. Siguiendo su estela, las trayectorias de quienes permanecieron fieles a la abstracción más allá de los sesenta o las miradas primitivistas más recientes (Barceló) dieron continuidad a una vanguardia que también había encontrado su origen en el interior de la tierra, en las paredes de una cueva milenaria.


 

Exposición 14 millones de ojos

 

Exposición   14 millones de ojos

Colección, fotografía, público

Genealogía de una colección: fotografía en Madrid

Hasta el 11 de enero de 2026   Sala Canal de Isabel II

 Que una colección es más que un archivo está fuera de toda duda. Ya sea privada o pública, en su configuración operan fuerzas y se inscriben debates que revelan mucho más de lo que los propios objetos parecen contener. Obras, pero también personas, expectativas, sensibilidades y situaciones, así como decisiones políticas y coyunturas institucionales, conforman ensamblajes cargados de significados y en continua transformación. Por eso, entender una colección implica trascender la individualidad de sus piezas y desplazar la mirada hasta adoptar un punto de vista capaz de revelar la totalidad que las conecta. Abordarla no como un sujeto estable


 

Como quien fija un instante en una fotografía, '14 millones de ojos' captura un momento concreto en la manera de pensar, estudiar y mostrar una colección pública