Veinticinco chefs de renombre crean platos inspirados en sus
obras maestras
Quique Dacosta: «Quappi con suéter rosa», de Beckmann
El Museo Thyssen ha mostrado siempre interés por el mundo de
la cocina. Por un lado, ofrece desde hace tiempo al visitante un recorrido
gastronómico a través de algunas obras de la colección permanente; por otro, la
tienda de la pinacoteca ha desarrollado la línea Delicathyssen, en la que se
incluyen productos locales (aceite, chocolate, vino, conservas…). A partir de
ahí, surgió la idea de realizar un recetario, «El Thyssen en el plato»,
configurado por 25 platos ideados por otros tantos chefs españoles de renombre.
Un diálogo entre arte y gastronomía, un viaje pictórico a través del gusto.
Los chefs seleccionados han recorrido las salas del Thyssen
buscando inspiración en una pintura del museo. Cada uno de ellos ha elegido una
obra y realizado una receta. No se ha buscado una traslación literal de la obra
al plato, sino una inspiración que pudiera aparecer a través del tema de la
obra elegida, la textura del material utilizado por el artista, los colores…
Cada cocinero explica, en un breve texto, por qué ha elegido esa obra y qué
elementos del cuadro le han llevado a crear ese plato. También se incluye la
receta con el listado de ingredientes, acabado y presentación. Así, Juan Mari y
Elena Arzak se inspiraron en «Composición de colores» (1931), de Piet Mondrian,
para crear un plato en el que «la suavidad gelatinosa de la ostra contrastara
con un crujiente. La idea era que incidiera sobre el sabor con una galleta
cuadriculada ácida potenciando la mordida. Sus líneas siempre nos han inspirado
tranquilidad y orden, aunque nuestro guiño a su obra es un poco transgresor. Un
plato de temporada para un artista atemporal».
Juan Mari y Elena Arzak: «Composición de colores, 1931», de
Mondrian
Martín Berasategui confiesa que «en cuanto vi la pintura de
Jacob Philipp Hackert “Paisaje con el palacio de Caserta y el Vesubio”, me
sentí sumergido en los montes del País Vasco con las ovejas pastando, el sabor
de nuestro cordero, y no tuve duda a la hora de elegir este plato:chuleta de
cordero de leche con suero de parmesano, buñuelo y trigueros». Han participado
en el proyecto otros chefs como Quique Dacosta, Andrea Dopico, Lucía Freitas,
Diego Guerrero, Sacha Hormaechea, Oriol Balaguer, Ángel León, Paco Morales,
Toño Pérez, Carme Ruscalleda o Paco Torreblanca.
Para Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen,
«los chefs que han participado en este libro nos ofrecen un fantástico
despliegue de la cocina como arte visual, a través de una asombrosa variedad de
maneras de servir el Thyssen en la mesa. Algunos de ellos crean réplicas muy
literales del cuadro en el plato; Carme Ruscalleda recomienda incluso un plato
rectangular “para recrear con más detalle” un Moholy-Nagy. O Paco Torreblanca
con su tarta kandinskiana. El reverso de la cocina como arte visual sería la pintura
como arte gastronómico. ¿A qué saben los cuadros? Los cuadros producen
emociones y la tarea del cocinero, como dice Samy Alí, es “trasladar emociones
a sabores”».