martes, 4 de julio de 2017

Olivia de Havilland demanda a 'Feud' por falsear y usar su imagen sin permiso



La actriz, que este sábado cumple 101 años, demanda a la serie televisiva que relata su rivalidad con Joan Crawford y Bette Davis
La actriz Olivia de Havilland, una leyenda de Hollywood que este sábado cumplirá 101 años, ha demandado a la serie 'Feud' por la imagen que se mostró de ella en esta serie televisiva que relata la famosa rivalidad entre las estrellas Joan Crawford y Bette Davis.
De Havilland es la única persona con vida de las que aparecen reflejadas en 'Feud' y su papel fue interpretado por la actriz Catherine Zeta-Jones.
'Feud', una de las últimas apuestas del reputado productor y guionista Ryan Murphy ('American Horror Story', 'Glee'), contó con otras dos actrices protagonistas de primera fila, Jessica Lange (Joan Crawford) y Susan Sarandon (Bette Davis).
Según la denuncia presentada este viernes en un juzgado federal de Los Ángeles, De Havilland acusa a los responsables de la serie de poner en su boca frases que nunca dijo y de inventar situaciones que nunca tuvieron lugar, sin contar con su autorización y bajo la apariencia de que son hechos reales.
Por ejemplo, la demanda se refiere a un pasaje de 'Feud' en el que el personaje de Olivia de Havilland, interpretado por Zeta-Jones, da una entrevista en los Óscar de 1978 "que nunca ocurrió" y en la que todas sus declaraciones sobre Joan Crawford y Bette Davis "son falsas".


"Los acusados usurparon el nombre de Olivia de Havilland, su retrato e identidad sin su permiso y los usaron falsamente para explotar sus propios intereses comerciales", añade la demanda, que considera que 'Feud' crea la impresión de que la actriz fue "hipócrita" y "vendió cotilleos" para promocionarse en los Óscar.
En otro apartado de los cuestionados por la denuncia, la serie 'Feud' enseña a De Havilland llamando "puta" a Joan Fontaine, su hermana en la vida real y con quien tuvo, en efecto, una célebre enemistad.
Sin embargo, De Havilland sostiene en su acusación que ese "ofensivo término" va en contra de su reputación de "buenos modales, clase y amabilidad", y asegura que nunca se refirió a su hermana "con semejante vulgaridad".
La demanda subraya que, a lo largo de su carrera, De Havilland ha destacado por mantenerse "categóricamente" al margen de los "típicos cotilleos de Hollywood" y por proteger su intimidad e imagen pública.
"Olivia de Havilland ha construido una reputación profesional por su integridad, honestidad, generosidad, sacrificio y dignidad", asegura la denuncia.
Considerada como una de las últimas estrellas del cine clásico, De Havilland cumplirá este sábado 101 años tras ser nombrada Dama del Imperio Británico hace apenas dos semanas.
Muy conocida por su participación en 'Lo que el viento se llevó' (1939), De Havilland, que se especializó en papeles de mujer dulce y amable, cuenta con dos Óscar por 'La vida íntima de Julia Norris' (1946) y 'La heredera' (1949).
La intérprete no es una novata en cuanto a litigios legales, ya que fue una de las primeras actrices en desafiar y derrotar al todopoderoso sistema de los grandes estudios por las abusivas condiciones laborales a las que estaban sometidos los artistas en la era del Hollywood clásico.
De Havilland reclamó a Warner Bros. en los años 40 que le dieran acceso a otro tipo de personajes, pero el estudio respondió dejándola sin empleo y sueldo.

Sony volverá a fabricar discos de vinilo en Japón



Este formato tradicional crece en todo el mundo, y aumentó un 19% en España en el 2016
El repunte de las ventas de los discos de vinilo ha desbordado la capacidad de las fábricas que siguen elaborando este soporte, lo que llevado a la multinacional Sony a reabrir una fábrica para producir sus propias grabaciones en este soporte para el mercado japonés, 28 años después de que cerrase su última fáctoría de discos de vinilo. Entonces fue el surgimiento del formato del CD quien acabó con el vinilo. Hoy regresa por el hundimiento de este, reemplazado tanto por la escucha de música digital por 'streaming' como por, en el otro extremo, la compra de discos de vinilo por quienes aprecian las grabaciones como objeto coleccionable o el sonido más cálido del microsurco.


Sony reabrirá su línea de producción de vinilos en una fábrica situada al suroeste de Tokio, y exclusivamente para el mercado japonés, en el que no había quedado ninguna empresa que siguiese fabricando el producto. En España, solo una pequeña empresa de Castellón sigue manteniendo la producción de vinilos, con una capacidad de producción de 4.000 copias al mes, mientras que en el resto de Europa solo se mantienen dos grandes plantas de producción, en los Países Bajos y la República Checa, con capacidad para imprimir 100.000 vinilos diarios y que están totalmente al límite de su capacidad de producción. Según la radio pública de EEUU, NPR, solo quedan en EEUU 16 factorías, todas ellas también saturadas por la demanda.
Las ventas de vinilos en el mundo no han dejado de crecer en los últimos años. En el informe de Promusicae sobre el mercado de la música en España se recogía un incremento de las ventas de vinilo del 19% en el 2016, con 433.000 unidades vendidas.
En EEUU, por ejemplo, según la empresa de análisis de mercado BuzzAngle Music, en el 2016, al mismo tiempo que el 'streaming' alcanzó su cifra récord con 250.000 millones de canciones escuchadas, las ventas de discos de vinilo crecieron un 25,9%,
Al margen de su papel de producto minoritario, con una cuota del mercado de la música grabada que ronda según los países entre el 3% y el 5%, el vinilo resulta un formato más rentable para las discográficas que el 'streaming' digital. En el Reino Unido, por ejemplo, en las semanas navideñas las ventas de vinilo fueron de 3 millones de euros mientras que la facturación por los servicios de escucha de música 'online' se quedó en los 2,6 millones de euros. Y en el conjunto del 2016 se vendieron más de 3,2 millones de discos de vinilo, con un crecimiento del 53% respecto al 2015, recuperando la cifra de ventas de un lejano 1991 y superando por primera vez las descargas digitales, en servicios como iTunes, que retroceden frente a los servicios de suscripción por 'streaming', tanto gratuitos como de pago.