Robadas cinco obras de Francis Bacon en pleno centro de
Madrid
Las pinturas están valoradas en unos 30 millones y el dueño
es un español, amigo y heredero del pintor. El golpe fue hace nueve meses y se
investiga con sigilo y hermetismo
Una casa señorial ubicada en un tranquilo barrio del centro
de Madrid ha sido el escenario del mayor robo de arte contemporáneo ocurrido en
España en las últimas décadas, cinco cuadros de Francis Bacon, el genial pintor
irlandés fallecido en 1992 en Madrid, valorados en, al menos, 30 millones de
euros, según algunas estimaciones. Un golpe limpio y sin ruido en una de las
zonas más seguras y vigiladas de la ciudad.
El robo tuvo lugar el pasado mes de junio, el propietario
presentó una denuncia y un juzgado de Madrid investiga con el mayor sigilo el
paradero de esta colección particular de paisajes y retratos, según confirman
fuentes de la investigación que han declinado aportar detalles. El mutismo de
los investigadores y del propietario son totales.
Las obras son propiedad de J. C. B, de 59 años, un amigo del
pintor que las recibió en herencia y es aficionado al arte. Agentes de la
Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía, dependiente de la Comisaría
General de Policía Judicial, buscan los cuadros dentro y fuera de España sin
que hasta el momento hayan obtenido resultados. Creen que las obras todavía no
han salido del país.
Los ladrones
bloquearon la alarma y no dejaron huellas. La vivienda está situada junto al
Senado
La obra de Francis Bacon es una de las más cotizadas del
mundo. El tríptico Tres estudios de Lucian Freud— el nieto de Sigmund Freud y
amigo del pintor irlandés—, se consideró entonces como el segundo remate más
caro de la historia. Se subastó en 2013 en Christie y el comprador pagó 142,4
millones de dólares ( 127,2 millones de euros). Según The Wall Street Journal,
su nueva dueña es la exmujer de un magnate de los casinos de EE.UU.
En la que está considerada la subasta más cara de la
historia, celebrada en noviembre de 2014 en la misma casa de subastas
londinense- se recaudaron 682, 3 millones con obras de varios autores-, el
cuadro La Figura sentada de Francis Bacon se vendió por 32 millones.
El golpe fue muy rápido y silencioso. Los ladrones
aprovecharon la ausencia por unas horas en su domicilio del dueño de la obra,
un edificio exclusivo situado muy cerca de la Plaza de la Encarnación, a
escasos metros del Senado, una zona muy vigilada y poco transitada. Ni el
portero de la finca, de cinco alturas, ni los vecinos vieron ni escucharon
nada. En el edificio no hay cámaras de seguridad, aunque las de la zona han
sido examinadas por los agentes de la Policía.
El piso dispone de alarma y estaba conectada, pero los
autores del robo lograron anularla y la central de seguridad no recibió el
aviso por lo que pudieron pasearse por los salones de la vivienda y llevarse
los cinco cuadros de Francis Bacon, así como otros objetos de valor. Se
sospecha que mientras se producía el saqueo un miembro de la banda vigilaba al
dueño de la colección para avisar si este regresaba a su domicilio.
El golpe fue obra de profesionales ya que no dejaron huellas
ni cabos sueltos que ayuden a seguir su pista. Se sospecha que los autores
sabían que en ese exclusivo, pero discreto y antiguo edificio, se albergaba
esta valiosa colección del pintor irlandés nacido en 1909 en Dublín y fallecido
a los 82 años de una dolencia cardiaca en la clínica Ruber de Madrid, ciudad
que visitaba con mucha frecuencia en viajes, casi siempre privados, y donde
tenía muchos amigos y admiradores.
La Policía
vigiló Arco con la esperanza de que se intentaran mover los cuadros robados
Confidentes y colaboradores de la Policía asomaron la nariz
con más interés y curiosidad que nunca en Arco, la feria de arte en Madrid que
acoge a decenas de galeristas de todo el mundo y atrae a compradores de
distintas nacionalidades. Esperaban que alguien diera el paso de ofrecer en la
trastienda de este evento alguno de los cinco Bacon robados, especialmente
porque ninguno de los cuadros es de gran tamaño. Era un escenario idóneo y
caliente, para que los ladrones ofrecieran su botín, pero estos no dieron un
paso en falso.
"El círculo en el que se puede vender una obra como
está es muy pequeño. No es nada fácil ofrecer un Francis Bacon, grande o pequeño,
sin que llegue a los oídos de los ojeadores de este sector tan especial. Los
ladrones no lo van a tener nada fácil", asegura un experto en pintura
contemporánea que pide el anonimato. ¿Y los robos por encargo? "Esa clase
de robos no es real y solo aparece en las películas. No hay casos de este tipo
en España", afirma un especialista de las Fuerzas de Seguridad del Estado.
Bacon tenía su estudio en un barrio del norte de Londres,
pero era un gran amante de España, de Madrid y visitante asiduo del Museo del
Prado. Sus últimas obras— seis cuadros y tres trípticos— formaron parte de la
exposición de apertura de la galería Marlborough en la capital de España en
1992, un homenaje al maestro.