La fundación del pintor dedica una exposición a explorar a
través de un centenar de piezas su relación con el escritor gallego
Retrato de Picasso y Cela en 1.958 a la derecha,
transcripción por el escritor de un
poema en prosa, “Trozo de piel” del pintor
REDACCIÓN / LA VOZ
«Yo tenía de Picasso una impresión confusa, como la de todos
los mitos y símbolos. Al encontrarme ante él, me di cuenta de su profunda
humanidad, de que es fundamentalmente un hombre». Así recordaba Camilo José
Cela su encuentro con el pintor, el 1 de agosto de 1958, en La Californie,
Francia, adonde había viajado el escritor gallego con la propuesta de dedicarle
al artista un monográfico de la revista que editaba en Mallorca, Papeles de Son
Armadans. Fue el inicio de una relación afín que se prolongó en diversos
encuentros y que atestiguan diversos documentos, libros, obras artísticas en
papel y cerámicas.
Es este material el que se ha reunido en la muestra Trozo de
piel. Cela-Picasso, pasiones compartidas. Colección Gabarrón, que se puede ver
desde este jueves y hasta el 31 de mayo en la sala de exposiciones temporales
de la fundación del artista en Málaga. Destaca, por ejemplo, el especial de
Papeles de Son Armadans que finalmente se publicaría en 1960, que motivó a
Picasso a pintar varios dibujos con ceras que se expondrían ese mismo año en
Mallorca.
El tríptico de Picasso a modo de invitación para la galería
Madoura
Otro punto de encuentro entre ambos, presente en la muestra,
es su interés compartido por la poesía. Cela le preguntó a Picasso por esta
cuestión y el artista le enseñó una carpeta con versos que había escrito. El
literato transcribió uno, titulado Trozo de piel, para publicarlo; otros poemas
del pintor entrarían en un proyecto compartido, Dibujos y escritos, donde sus
papeles habituales se invertirían: Cela ilustraría las palabras de Picasso.
Volverían a colaborar en iniciativas semejantes, como el libro Gavillas de
fábulas sin amor, publicado en 1962, aunque en esta ocasión fue Cela quien
reinterpretó diversos mitos -entre ellos el de Narciso- que Picasso abordó
también desde las ceras. Curiosamente, el libro se pudo publicar gracias al
relevo al frente del Ministerio de Información, en el que Manuel Fraga sucedió
a Gabriel Arias-Salgado, que se había opuesto frontalmente a que la obra viese
la luz.
La cerámica fue otro medio en el que se plasmó esa relación,
con diversos platos y bandejas, así como placas, con el arte de Picasso.