El mercado del libro obtiene la facturación de 1994. Desciende un 11,7% respecto a 2012 y acumula una caída del 40,6% desde la crisis. Todas las áreas caen, menos la digital
Ni las Cincuenta sombras de Grey han
salvado del Inferno al
sector editorial español en la mira de El francotirador paciente al
ir como La reina descalza que
se resiste a decir Dispara, yo ya estoy muerto y
prefiere estar En la orilla como El héroe discreto y
como el llamadoDoctor
sueño para activar las Brújulas que buscan sonrisas perdidas. Con este juego de nueve títulos de libros,
incluidos entre los más vendidos el año pasado en España, el mundo del libro se
autorretrata: ha retrocedido 20 años en sus ingresos por facturación en el
mercado interior (2.181 millones de euros). Solo el libro electrónico sigue su
lenta subida (ya representa el 3,7% del total del negocio, el segundo en Europa
después de Reino Unido). El sector acumula en seis años una caída del 40,6%.
Es el panorama presentado por la Federación de Gremios
de Editores de España (FGEE) que a través de su presidente, Xavier Mallafré,
señala al Gobierno de algunas de las causas de esta situación y reclama “a los
poderes públicos una apuesta valiente por la industria cultural y por el sector
del libro en general. La cultura no es gratis. Aquí se trabaja con material más
sensible como es la educación y la lectura”.
Las alarmas están encendidas no solo por el
desplome de las ventas y la puesta en evidencia del sector editorial, sino
también porque el horizonte gris, como en el título de la obra de Dan Brown que
encabeza este apartado. Por un lado, el flujo de ventas durante el año tiende a
desaparecer y a centrarse en fechas o eventos concretos (Día del libro, Feria
de Madrid y Navidad), el aumento de la piratería cuya práctica asciende a unos
300 millones de euros anuales, los índices de lectura generales que son del 63%,
quienes dicen leer al menos un libro al año, desciende a la mitad en lectores
habituales, mientras el sector se queja de que el Gobierno sigue sin crear
campañas eficaces para el fomento y promoción de la lectura acordes a un este
tiempo donde conviven lo analógico y lo digital. Hasta 2008 se vendían muchos
libros, pero la llegada del la tormenta perfecta (crisis, irrupción
digital...), ha dejado al descubierto que en bonanza económica se vendían
libros pero lectores de verdad había pocos. Pero el mundo editorial se niega a
que su futuro lleve por título una de las novelas de Julia Navarro y más
vendida en estos dos años: Dispara, yo ya estoy muerto.