sábado, 19 de septiembre de 2020

Los planes secretos del káiser para la Primera Guerra Mundial que nadie creyó

 

Julio Camba narró en septiembre de 1914 el extraño robo de una misteriosa cartera con documentos secretos en un tren


 

El káiser en el campamento. El Emperador de Alemania (X), informándose de las operaciones realizadas por su ejército en septiembre de 1914

Era de noche. El 15 de diciembre de 1913. En un tren internacional, entre Estrasburgo y Lunéville, una cartera de tafilete cerrada por una doble correa de cuero charolado, con hebilla de cobre, yacía en un vagón de primera clase. Un viajero se abalanzó sobre la cartera, la cogió y desapareció con ella mientras el tren continuaba su marcha con normalidad.

Días después comenzó a hablarse de la misteriosa desaparición de unos documentos secretos alemanes. «Algunos periódicos germánicos publicaron sueltos alarmistas, pero el asunto no llegó a adquirir gran publicidad», contó Julio Camba

Según explicaba el reputado corresponsal desde Zúrich (Suiza), «la gente estaba cansada de folletines, de películas cinematográficas y de informaciones periodísticas a base de planes militares robados por espías».

La cartera de tafilete cayó en el olvido, hasta que dos meses después un oficial francés publicó un libro titulado «La concentración alemana, según un documento encontrado en un departamento de ferrocarril». Aún faltaban meses para que estallara la Primera Guerra Mundial, pero en él su autor «explicaba con toda suerte de detalles el plan de ataque de los Ejércitos alemanes contra Francia y la segunda parte de la campaña alemana, esto es: el ataque a Rusia, volviendo contra ella las tropas del Oeste, en caso de victoria», destacaba Camba.

 Aunque hubo críticos militares que consideraron interesante el libro y alguno llegó a comentarlo desde el punto de vista estratégico, ninguno creyó en que fuera una traducción de los documentos encontrados en la cartera de tafilete del tren, tal como su autor indicaba. Camba contaba que los más crédulos llegaron a suponer que aquella cartera había sido perdida a propósito, para desorientar al Estado Mayor francés sobre los planes del Estado Mayor alemán. Resultaba inadmisible que se hubieran perdido documentos tan importantes.


 

Cadáveres de soldados alemanes encontrados en uno de los puntos de la extensa línea en que se libró la batalla del Marne - M.Branger

«Pero el caso es que, desde el comienzo de la guerra europea hasta hoy, Alemania ha procedido, política y militarmente, de perfecto acuerdo con aquellos planes que un oficial francés contaba haberse apropiado en una forma tan folletinesca»

El autor de «La concentración alemana» había anunciado la invasión de Luxemburgo y de Bélgica, descartando la hipótesis de Suiza. «El tercer día de movilización -decía el libro- nuestro representante en Bruselas le entregará al Gobierno belga una nota preparada de antemano. Bélgica será advertida de la invasión el mismo día de nuestra entrada en su territorio».


 

Familias belgas huyendo

También aparecía detallada en esos supuestos planes la rápida ofensiva contra Francia para obtener pronto una victoria decisiva en el teatro occidental de la guerra. «De nuestros veinticinco Cuerpos de Ejército, se destinarán contra Francia veintidós», se leía en el libro. Exactamente los mismos que se destinaron, constataba Camba. Y aún añadía el escrito: «A la defensiva contra Rusia serán consagrados tres Cuerpos de Ejército activo». Tal como había sucedido.

En el libro del misterioso oficial francés se describía además de forma minuciosa la táctica envolvente iniciada en Francia por los Ejércitos del Kaiser. «Toda nuestra maniobra ofensiva debe consistir en un vasto movimiento de conversión; la derecha, formando el ala que avance, y la izquierda, aunque no móvil, haciendo eje. En Alsacia y en los Vosgos economizaremos nuestras fuerzas todo lo posible...».


 

Centinelas avanzados de una posición alemana en el norte de Francia

«La concentración alemana» fue publicada en febrero de 1914 y en septiembre de aquel mismo año Camba destacaba que todo lo que entonces aparecía como una hipótesis más o menos hábil sobre los planes estratégicos del Ejército alemán estaba siendo confirmado por los hechos. «Los críticos militares comienzan a considerar como verídico ese relato del robo de una cartera de tafilete que contenía documentos de Estado, de noche, en un tren internacional, a ochenta kilómetros por hora...»