Dichas creaciones se encuentran en el sótano del museo pero
hace dos décadas que están en peligro por las crecidas del río
Liévin acogerá las 250.000 obras del Louvre amenazadas por
el Sena (Michel Spingler / AP)
El Museo del Louvre se prepara para uno de los desafíos más
faraónicos de su historia contemporánea: el traslado en los próximos cinco años
de más de 250.000 obras amenazadas por el Sena, que tendrán como destino su
nuevo centro de conservación en Liévin, antigua cuenca minera del norte de
Francia. Son las piezas que el museo más visitado del mundo esconde en su
sótano, en pleno centro de París, y que desde hace dos décadas están en peligro
por las crecidas del río.
La Prefectura de Policía lanzó la primera alerta en 2002,
pero las inundaciones de junio de 2016, por las que el Louvre tuvo que cerrar
durante cuatro días para agilizar la evacuación parcial de sus obras, confirmó
la urgencia de una mudanza que finalmente se ha establecido a poco más de una
hora en tren de la capital.
El Museo del Louvre se prepara para uno de los desafíos más
faraónicos de su historia contemporánea: el traslado en los próximos cinco años
de más de 250.000 obras amenazadas por el Sena, que tendrán como destino su
nuevo centro de conservación en Liévin, antigua cuenca minera del norte de
Francia. Son las piezas que el museo más visitado del mundo esconde en su
sótano, en pleno centro de París, y que desde hace dos décadas están en peligro
por las crecidas del río.
La Prefectura de Policía lanzó la primera alerta en 2002,
pero las inundaciones de junio de 2016, por las que el Louvre tuvo que cerrar
durante cuatro días para agilizar la evacuación parcial de sus obras, confirmó
la urgencia de una mudanza que finalmente se ha establecido a poco más de una
hora en tren de la capital.
Las inundaciones de 2016, por las que el Louvre tuvo que
cerrar durante cuatro días para agilizar la evacuación parcial de sus obras,
confirmó la urgencia de una mudanza
Centro de conservación del Museo del Louvre, en Liévin, que
acogerá las más de 250.000 obras que se encuentran en el sótano del museo más
visitado del mundo, en pleno centro de París (María Díaz Valderrama / EFE)
Tras aquella crisis, el Estado francés se puso las pilas y
en menos de dos años ha zanjado la construcción de su Centro de Conservación,
inaugurado este martes, situado a unos diez minutos del Louvre de Lens y
reservado a investigadores. “Este nuevo centro muestra la ejemplaridad del
Louvre en materia de conservación. Obras vulnerables por el riesgo de
inundación, como se vio en 1910 y 2016, quedarán mejor guardadas para su
estudio. Es justo que transmitamos este patrimonio a las futuras generaciones”,
dijo en la inauguración el presidente del museo, Jean-Luc Martinez. El
edificio, a cargo del estudio de arquitectos Rogers Stirk Harbour + Partners,
está articulado en torno a una amplia galería, con seis gigantescas salas
concebidas a medida.
Desde un lienzo de cinco metros de altura hasta pequeños
objetos arqueológicos, todos tienen ya una plaza especialmente reservada en
Liévin. El cemento recubre suelo, paredes y techo, ayudando a mantener una
temperatura constante pese a sus altas bóvedas de hasta seis metros de alto, en
salas llenas de impresionantes rejas movibles preparadas para guardar hasta 300
lienzos.
Este nuevo centro muestra la ejemplaridad del Louvre en
materia de conservación”
JEAN-LUC MARTINEZ Presidente del museo
“No queríamos crear un edificio que compitiera con la famosa
galería, sino que exhibiera su propio propósito, pues está dedicado a la
preservación”, explicó a Efe el arquitecto principal, Graham Stirk. En su
mayoría, acogerá obras arqueológicas, además de algunas pinturas y grandes
tapices que hasta ahora se mantenían almacenados enrollados por falta de
espacio, lo que no será un problema en Liévin.
La peripecia del traslado comenzará a finales de este mes y
el tránsito de camiones será constante hasta 2024 y empezará por las piezas más
grandes. Prueba de la importancia del proyecto fue que Martínez estuvo
acompañado en la inauguración por el ministro de Cultura, Frank Riester; el
presidente de la región Hauts-de-France, Xavier Bertrand; el alcalde de Lens,
Sylvain Robert, y el de Liévin, Laurent Duporge.
No queríamos crear un edificio que compitiera con la famosa
galería, sino que exhibiera su propio propósito, pues está dedicado a la
preservación”
Todos confían en que el centro consolide ese antiguo valle
minero, golpeado por sucesivas crisis económicas e industriales desde los años
70, como un referente de la cultura nacional. La llegada del Louvre-Lens en
2012 sirvió ya para atraer 3,5 millones de visitantes desde su apertura. Sin
embargo, la pintoresca zona, que guarda una estética industrial protegida
incluso por la Unesco, sigue aquejada por un abandono latente reflejado en el
continuo recorte de trenes de alta velocidad entre París y Lens, reducidos a la
mitad desde hace una década.
El proyecto ha costado 60 millones de euros, 34,5 de los
cuales financiados por el Louvre -según el museo gracias al pago de los
derechos del Louvre de Abu Dhabi por usar su nombre-, y el resto por el
ministerio, la región y los Fondos de Desarrollo Regional de la Unión Europea.
De sus 18.000 metros cuadrados, más de 9.000 albergarán obras y hay posibilidad
de ampliar un 5 % su terreno.
Pese a la privacidad del lugar, que servirá también para
acoger temporalmente colecciones de otros museos de la región y de países en
conflicto, su muro exterior es un panel acristalado para que los vecinos puedan
al menos intuir sus tareas de restauración. A la espera de que esté plenamente
operativo, la antigua localidad minera de Liévin se enorgullece ya de su nuevo
residente, como defendió su alcalde, que no dudó en decir lo que muchos
comentaban en voz baja: “Merci, la Seine!”.