El filme fue exhibido por primera vez en el Teatro Hollywood de Nueva York el 26 de noviembre de 1942, para coincidir con la invasión de las tropas aliadas de la costa norte de África y la captura de la ciudad de Casablanca. El estreno general fue un poco más tarde, el 23 de enero de 1943, para aprovechar la Cumbre Anglo-estadounidense, una conferencia de alto nivel entre Churchill y Roosevelt que se llevó a cabo en el Hotel Anfa, en la ciudad de Casablanca.
Recordada ganadora del Oscar a Mejor película, Mejor director y Mejor guion, el film se sitúa durante la Segunda Guerra Mundial y sigue a Rick Blaine (Bogart), un cínico expatriado estadounidense que vive en la ciudad marroquí de Casablanca -entonces controlada por el gobierno títere de la Francia de Vichy-, donde es dueño de un club nocturno frecuentado por una particular clientela que incluye desde oficiales nazis hasta refugiados.
Casablanca no es solamente una película romántica con letras mayúsculas del año 1942, es también un filme que relata la naturaleza humana en las duras condiciones de un contexto bélico tras la así llamada Belle Époque.
El título va más allá de una trama de suspense y de las posiciones del protagonista, al que dio vida un espléndido Humphrey Bogart, para convertirse en un retrato de un periodo en el que la supervivencia y la resistencia contra la tiranía eran las principales motivaciones de muchos de sus personajes.
Casablanca se alzaría con tres premios Óscar, a la mejor película, mejor director y mejor guion; y estaría nominada a otros cinco más, entre ellos el de mejor actor para Bogart.
Su director, Michael Curtiz, era un realizador más bien especializado en títulos de aventuras y bélicos, aunque con algunas incursiones en el musical y en el cine negro, que le habían valido sendas nominaciones a la estatuilla.
Bogart ya era un actor consagrado, y en su haber tenía títulos como El Halcón Maltés. Y la protagonista femenina, Ingrid Bergman, estaba iniciando, recién llegada de Suecia, una prometedora carrera que le llevaría a conseguir tres premios de la Academia.
Junto a los demás intérpretes, crearon una de las películas de referencia del celuloide.
La trama del film se localiza principalmente en el Café de Rick (de hecho, la película está basada en una obra teatral llamada “Todos vienen al café de Rick”), una suerte de casino que reúne todo tipo de personajes que disfrutan de los entretenimientos, la música y la compañía: un remanso de paz en tiempos convulsos y donde la ruleta, un juego clásico con origen europeo que también ha aparecido en otras películas y series e incluso ha migrado a la red, tiene un protagonismo especial para la trama y para entender la personalidad compleja del protagonista, que tan increíblemente es capaz de plasmar Bogart.
Es con este juego que ayuda a Annina y a su marido, Jan, para salvar la vida del matrimonio (literal y figuradamente), aún con costes económicos para él mismo, dejando claro que no se trata de un simple hombre cínico y desencantado que solo mira por sí mismo, como parece que quiere hacer creer a todos.
La llegada de Ilsa Lund (Bergman) será un punto de inflexión: Ilsa abandonó a Rick en París años antes y ahora es la pareja de uno de los líderes de la resistencia contra los nazis, Victor Laszlo (Paul Henreid); a la postre, ambos necesitan la ayuda de Rick para poder conseguir unos salvoconductos que no solo salvarán sus vidas, sino que pueden servir para combatir al ejército alemán.
El personaje interpretado por Bogart, que se ha intentado mantener neutral y sobrevivir con su dudoso negocio, deberá elegir con una marejada de sentimientos contradictorios que darán lugar a algunos de los más míticos diálogos de la historia del cine.
Especialmente recordadas son las líneas que comparte junto al Capitán Louis Renault y, también, sus pensamientos sobre Ilsa: “De todos los tugurios de todas las ciudades del mundo, tuvo que venir justo al mío”.
Como curiosidades, señalaremos que, aunque la acción ocurre en la ciudad de Casablanca, en Marruecos, la película fue filmada casi íntegramente en Estados Unidos (a excepción de alguna toma de París), en los estudios cinematográficos, en la mayoría de las ocasiones.
Se rumorea que el proceso de audición fue especialmente exigente e, inicialmente, el primer candidato a interpretar a Rick fue Ronald Reagan, que como muchos sabrán, antes de ser político fue un popular actor de Hollywood.
Debido a los sucesivos cambios en el guion, ni siquiera los actores sabían cuál iba a ser el desenlace de la película; un final, por cierto, que se encuentra en la memoria de todos los cinéfilos, tanto por la decisión de Rick como por la conocida frase que le dirige a Renault: “Louis, creo que este es el comienzo de una hermosa amistad”.
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