En «Crimen en El Confital by Agatha Christie», el
historiador Javier Campos indaga en el paso de la escritora por España, un
momento de su vida anterior a la fama internacional y marcado por el drama de
su divorcio
Agatha Christie encontró en Gran Canaria las fuerzas para
resurgir del hundimiento moral y económico en el que la sumió su divorcio, un
drama personal anterior a su ascenso a la fama. Ahora, un libro recupera este
suceso e indaga en los misterios de la vida real de la reina del misterio.
Pero lejos de ser un semblanza al uso, se trata de un libro
en el que la ficción ayuda a dilucidar lo que ocurrió en la realidad. En
«Crimen en El Confital by Agatha Christie», personajes nacidos de la
imaginación de la escritora británica, como el doctor Joy o el coronel Barton,
cabalgan de nuevo décadas después de la muerte de su creadora para tratar de
arrojar luz sobre las circunstancias que le permitieron superar su depresiva
situación durante unas vacaciones que pasó en la isla en 1927, según explicó a
EFE su autor, Javier Campos.
Este historiador, dedicado a investigar el patrimonio
arquitectónico de Canarias y sucesos de su pasado sobre los que ha publicado
distintos estudios, se ha atrevido a saltar la barrera de sus anteriores trabajos
para emular a su admirada novelista, combinando dosis parejas de entusiasmo y
humildad.
La creciente identificación con la maestra de la intriga que
experimentó a medida que rebuscaba en su pasado determinó, de hecho, que
decidiera rehacer su obra, un texto que inicialmente había concebido como uno
de los ensayos en que hasta ahora volcaba siempre los resultados de sus
estudios, para, «cuando estaba acabado, empezar de nuevo a redactarlo tratando
de emular sus novelas».
Protagonistas de innumerables relatos de Agatha Christie y
películas y series de televisión rodadas rentabilizando un poder de atracción
que han seguido manteniendo hasta nuestros días, como demuestra el reciente
estreno del nuevo largometraje «Asesinato en el Orient Express», se subieron
así al carro de este libro.
No faltan en el libro los típicos comentarios deductivos de
la anciana pero avispada señora Marple, que debate sobre noticias respecto a
una muerte violenta ocurrida en la isla en la época en que pasó por ella la
escritora y que el historiador sostiene que inspiró uno de sus cuentos. Eso sí,
todo ello «sin perder en ningún momento el rigor histórico» que siempre ha
caracterizado las investigaciones de Javier Campos, quien aclara que cada una
de las referencias al suceso que hacen la señora Marple y sus compañeros en
esta nueva e inesperada aventura que les ha hecho revivir «tiene su base
documentada».
¿Dónde? En artículos encontrados en periódicos locales ya
desaparecidos o que todavía se editan resistiendo al paso del tiempo. Así,
publicaciones como el «Anuario Postal de Las Palmas», la «Gaceta de Tenerife»,
el «Hespérides», «El Progreso» o «La Provincia» son algunas de las fuentes de
las que ha recabado la información que ha precisado para ello.
Sus noticias de casi un siglo atrás le han servido, además,
para montar un puzzle junto con otros datos extraídos de diferentes escritos,
como la propia autobiografía de Agatha Christie. Así, el resultado es una
imagen que desvela un secreto de su vida nunca antes esclarecido que afirma que
ha podido desentrañar con rotunda convicción.
Un secreto
revelado
Por fin se ha resuelto el secreto. Se trata de la identidad
de un «enigmático» médico que la ayudó a remontar «el pozo en que cayó a partir
de que su primer esposo, Archibald Christie, le solicitó a finales de 1926 el
divorcio, algo que, en esa sociedad británica de reminiscencias victorianas,
relegaba a un limbo social y económico a la mujer, que no tenía derecho a
cobrar compensación alguna y se veía como una fracasad»".
Señalado por la escritora misma en sus memorias como alguien
cuyo trato le generó «un beneficio muy grande» que posibilitó que superara su
desesperación y desánimo merced a cuidados añadidos que le ofreció después de
curarle una afección de garganta que sufrió estando en Gran Canaria, ese
benefactor siempre permaneció en el anonimato porque solo se conocía que le
llamaba «doctor Lucas».
Quién fue en realidad el facultativo que auxilió en sus
peores momentos a una divorciada desamparada que no contaba ni con el apoyo de
sus padres, ya fallecidos, contribuyendo al forjado de la figura universal de
la literatura en que se convertiría más adelante, es una de las incertidumbres
sobre su existencia que hallan respuesta en «Crimen en El Confital», asegura su
autor.