RELIQUIAS DEL TITANIC
El reloj de los Straus, la pareja que murió abrazada en el
Titanic, sale a subasta y se vende por una cifra histórica
El reloj de oro de Isidor Straus, detenido a las 2:20 horas
del 15 de abril de 1912, marcó la hora exacta del hundimiento del Titanic.
Ahora ha salido a subasta en Inglaterra por un precio récord
La increíble historia del panadero del Titanic: el secreto
por el que logró sobrevivir en las gélidas aguas del Atlántico
El Titanic volverá a surcar el mar: una réplica del mítico
transatlántico zarpará hacia Nueva York (y esta es la fecha elegida)
Más de un siglo después de su hundimiento, el Titanic sigue
generando nuevas historias y la última vuelve a poner el foco en una reliquia
cargada de mucho simbolismo: el reloj de oro de bolsillo de Isidor Straus, uno
de los pasajeros más adinerados del barco. La pieza ha salido a subasta y ha
batido récords, captando la atención de coleccionistas y curiosos de medio
mundo.
El reloj, de la marca Jules Jürgensen y fabricado en oro de
18 quilates, fue recuperado del cuerpo de Straus días después del naufragio.
Sus agujas quedaron detenidas a las 2:20 de la madrugada, la hora exacta en la
que el transatlántico desapareció bajo las aguas del Atlántico Norte el 15 de
abril de 1912. Ese detalle, unido a la historia personal de su dueño, lo
convirtió en la joya de la subasta.
La puja se celebró en la casa británica Henry Aldridge &
Son, especializada en objetos del Titanic, y situada en Devizes (Wiltshire, al
oeste de Inglaterra). El reloj se vendió por 1,78 millones de libras (unos 2,02
millones de euros o unos 2,33 millones de dólares), la cifra más alta jamás
pagada por un recuerdo del barco, y fue adquirido por un comprador anónimo. En
total, la subasta de piezas ligadas al Titanic sumó unos 3,92 millones de
dólares.
La historia de los Straus
Isidor Straus no era un pasajero más: empresario de éxito,
político y copropietario de los grandes almacenes Macy’s de Nueva York, viajaba
en primera clase junto a su esposa Ida. Habían construido una vida de lujo, sí,
pero también una relación inseparable que acabaría convirtiéndose en símbolo de
amor y lealtad.
Cuando el Titanic empezó a hundirse, a Ida le ofrecieron un puesto
en un bote salvavidas. Ella se negó. No quiso dejar atrás a su marido, con
quien llevaba 41 años casada, y eligió quedarse al lado de Isidor mientras el
barco se inclinaba y el caos se extendía por la cubierta. El cuerpo de Isidor
fue hallado; el de Ida, nunca.
La escena final de ambos ha sobrevivido en la memoria
popular. James Cameron se inspiró en su historia para una de las secuencias más
conmovedoras de Titanic (1997): la pareja anciana que aparece abrazada en la
cama, esperando juntos el final mientras el agua invade el camarote. No eran
personajes inventados, sino un reflejo casi directo del matrimonio Straus.
Otras reliquias del matrimonio
El reloj no ha sido el único objeto personal de la pareja
que se ha subastado. Una carta escrita por Ida Straus en papel con membrete del
Titanic y enviada el 10 de abril de 1912, ya a bordo. En ella describía la
magnificencia del barco y el lujo de sus estancias, sin imaginar el destino que
les aguardaba. Ese manuscrito alcanzó los 130.000 dólares, unos 113.000 euros
al cambio actual.
El reloj de los Straus ha alcanzado la cifra más alta jamás
pagada por un recuerdo del barco La familia había conservado estas piezas
durante generaciones, y antes de venderlas mandó restaurar el mecanismo del
reloj, cuidando de no alterar la posición de las agujas paradas en la hora del
hundimiento. A veces, los objetos no solo valen por su material, sino por lo
que cuentan: y en este caso, el tic-tac detenido en el bolsillo del traje de
Isidor Straus sigue narrando, aún hoy, una de las historias de amor más
recordadas del Titanic.