martes, 13 de febrero de 2024

Yoko Ono, la artista a quien todo el mundo odió

 

La artista de origen japonés protagoniza una de las grandes exposiciones del año en Londres

La paz es poder». «Esta obra es para pisarla». «Cuadro para ver el cielo». «Roba una luna del agua del cubo, sigue robando hasta que la luna no se vea»... Son algunos de los mensajes e «instrucciones» de Yoko Ono que guían la retrospectiva de siete décadas de creación artística que la Tate Modern le dedica en su sede de Londres. Titulada Música de la mente, la exposición inaugurada escarba en las raíces de esta vanguardista del arte conceptual, colaborativo y participativo, que tendió puentes entre las culturas de oriente y occidente y que reta al público con un lenguaje y un modo de hacer todavía relevantes.


 
Yoko Ono cumple 91 años el 18 de febrero y sus acciones pacifistas y humanitarias guardan tanta vigencia hoy como cuando lanzó la campaña contra la guerra de Vietnam metida en la cama con John Lennon. Una grabación del rompedor gesto se proyecta en las paredes del museo londinense, junto con el censurado Filme nº4 (Culos) y otros míticos trabajos de los años 60.

En La Tate Modern, pintadas «por la libertad de Palestina» y en solidaridad con los que se embarcan en pateras cubrían el fondo blanco de la instalación Barca de refugiados, a los pocos minutos de ser desvelada . Ono concibió el concepto en 1960 y lo realizó a partir de 2016 en reacción a la crisis migratoria del Mediterráneo.

«Con la situación en Gaza y en Ucrania, una se pregunta, ¿qué estará pensando Yoko Ono hoy día? ¿Cuántos mensajes ha de hacer para que el poder preste atención?», cuestiona la profesora y crítica de arte Martina Margetts, en conversación con EL MUNDO. La académica remarca la capacidad de la artista nonagenaria para «sintetizar» los sentimientos e inquietudes de la sociedad con prácticas creativas cimentadas en su experiencia durante la destrucción nuclear de Hiroshima y Nagasaki, en 1945. Tenía 12 años y fue evacuada al campo desde su natal Tokio.

«Esa niñez fragmentada y traumática le generó una impetuosa necesidad de encontrar formas de expresión más positivas. Necesitaba hacer arte. Fue una respuesta emocional a la guerra», explica Margetts. La comisaria Juliet Bingham coincide en la perspectiva «positiva y habitualmente humorística» con que Yoko Ono afronta cuestiones de gran calado en su trabajo inicial, sus colaboraciones con compositores de vanguardia, cineastas y artistas gráficos antes y después de conocer a Lennon. Nadie discute que la relación ayudaría a «amplificar» a escala global sus mensajes pacifistas y feministas.

El certificado de matrimonio, sellado en la «ciudad y guarnición de Gibraltar» el 20 de marzo de 1969, se exhibe con otros recuerdos de la boda que elevaría a la novia en enemiga de los fans de los Beatles. La exposición no evita los trabajos conjuntos de la famosa pareja, pero ilumina lo que «ha estado escondido por eso de ser 'la mujer de John Lennon'», según Margetts. «A tantas artistas femeninas las han tratado durante tanto tiempo desde la perspectiva machista, marginalizadas e infravaloradas, que es realmente importante este show gigantesco», reflexiona.




 

Yoko Ono, la artista a quien todo el mundo odió