La Fachada de la Pasión de la Sagrada Família con esculturas
de Subirachs.
VANESSA GRAELLBarcelona
La Sagrada Familia vuelve a generar polémica. Otra vez. El
último en sumarse a la lista de detractores del monumento (y posiblemente uno
de los mayores defensores de Gaudí) ha sido el concejal de Urbanismo del
Ayuntamiento de Barcelona, Daniel Modol, que el pasado viernes en un pleno
ordinario soltó que la «Sagrada Familia es una Mona de Pascua». Y se ha
ratificado en sus declaraciones:«Estoy absolutamente a favor de Gaudí, pero en
desacuerdo con que se use su nombre para hacer esta Mona de Pascua, no porque
sea dulce o de chocolate, sino porque se ejecuta un proyecto sin planos en
nombre de Gaudí y con sistemas constructivos absolutamente contradictorios con
los que se pensó». El debate no es nuevo. Otro ex concejal de Urbanismo, el
gran Oriol Bohigas, fue uno de los primeros arquitectos en denunciar la «pobre
imitación de Gaudí» que se estaba realizando. Ya lo criticó en uno de sus
primeros artículos en la revista Destino en 1951. Y desde entonces no ha dejado
de alertar sobre «el desastre irreversible» de continuar las obras. Recordemos
que no existen planos de Gaudí, tan sólo se salvaron algunos bocetos del
incendio que los anarquistas de la FAI provocaron durante la Guerra Civil
(prendieron fuego al taller del arquitecto y mataron a 12 personas, entre ellos
a la maestra de la escuela y al capellán de la Cripta, mossèn Gil Parés, que
fue quien mandó buscar incansablemente a Gaudí el día que le atropelló el
tranvía que acabaría con su vida).
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