domingo, 30 de agosto de 2015

Picasso en el Prado, como Pablo por su casa



Son solo diez cuadros -ocho se ven por primera vez en España-, pero conforman una pequeña gran retrospectiva, una antología esencial de Picasso. Abarca sesenta años de su prolífica carrera, de 1906 a 1967, y están representadas sus principales etapas: la rosa, el cubismo, su periodo neoclásico, la reinterpretación de los grandes maestros, sus años finales… Picasso regresa al Prado, el museo del que fue nombrado director el 19 de septiembre de 1936 mediante un decreto firmado por Azaña. Aceptó el cargo, pero nunca lo ejerció, ya que jamás volvería a España. Ahora lo hace, y con todos los honores. Recibido como un jefe de Estado en la pinacoteca, cuelga en su galería central, espacio reservado solo para los más grandes de la Historia del Arte. Y él, sin duda, es uno de ellos.



El Kunstmuseum de Basilea ha cerrado por trabajos de reforma y ampliación durante poco más de un año y, gracias a un acuerdo con España, ha cedido gratuitamente sus obras maestras al Reina Sofía (166) y al Prado (diez Picassos). El maestro español solo estuvo una vez en su vida en la ciudad suiza: el 7 de septiembre de 1932, camino de Zúrich, donde iba a inaugurar una exposición, hizo un alto en Basilea. Acompañado por su esposa Olga y su hijo Pablo se alojaron en el hotel Les trois Rois. Quería ver a Paul Klee, aunque el encuentro no se produjo. La historia de Basilea con Pablo Picasso, de quien atesora una de las mejores colecciones del mundo -más de 300 obras, entre óleos, dibujos y estampas-, es una historia de admiración mutua, de amor correspondido. En el último siglo se han celebrado en esta ciudad más de ochenta exposiciones dedicadas al artista español.



ABC . Natividad Pulido



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