'V a ofrecer al mundo la prueba de la barbarie nazi gracias
a los 20.000 negativos que consiguió salvaguardar el campo de exterminio donde
estuvo encarcelado'
Francesc Boix, conocido como el fotógrafo de Mauthausen , no
sólo ofreció al mundo la prueba de la barbarie nazi gracias a los 20.000
negativos que consiguió salvaguardar el campo de exterminio donde estuvo
encarcelado, sino que también "impedir la impunidad", defendía ayer
el consejero de Asuntos Exteriores, Relaciones Institucionales y Transparencia,
Raül Romeva. Sus fotografías, que documentaban la vida y la liberación del
campo, sirvieron a los juicios de Núremberg y Dachau, donde él mismo fue el
único testigo del estado español. Para ello el Ayuntamiento de París
homenajeará al fotógrafo barcelonés -exiliat en Francia, capturado y deportado
a Mauthausen- por su aportación a la condena de los crímenes nazis: viernes
trasladará sus restos del cementerio de Thiais a un lugar privilegiado del
cementerio Père-Lachaise de París, donde descansan personalidades como Marcel
Camus, Molière o Édith Piaf.
El Museo de Historia de Cataluña se adelantó ayer al acto
con un reconocimiento institucional -tarde pero necesario- al atrevimiento de Boix
y otros compañeros del campo que, a pesar de haber retratado los presos, los
muertos, los experimentos médicos y las visitas de altos cargos nazis,
escondieron las pruebas gráficas que demostraban el genocidio nazi. Romeva
destacaba que Boix "nunca perdió la esperanza de que aquel infierno algún
día se acabaría" y recopiló un material de gran valor "con la
vocación de poder enseñar". "Conservó la humanidad en un contexto
inhumano", señaló. El comisionado de Programas de Memoria del
Ayuntamiento, Ricard Vinyes, dijo que gracias a la divulgación de su obra Boix
ha erigido como una figura europea "relevante por su actitud y su
ética". Y el presidente de la Amical de Mauthausen, Enric Garriga, destacó
su "carácter internacionalista" y "el compromiso con la libertad".
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