Un equipo de arqueólogos e investigadores ha descubierto
bajo la ermita de la fotografía un hallazgo de enorme relevancia: una ciudad
romana de 12 hectáreas, que se creía perdida, oculta bajo una colina y en
perfecto estado de conservación.
Los expertos señalan la excepcional importancia de este
yacimiento para el conocimiento del interior de la Hispania romana
Los expertos señalan la excepcional importancia de este
yacimiento para el conocimiento del interior de la Hispania romana
Ha sido descubierta la que los arqueólogos identifican con
una ciudad romana perdida, de nombre Caraca, en el municipio de Driebes
(Guadalajara, cerca del límite de Madrid), en la comarca de la Alcarria Baja.
Ya había indicios arqueológicos de la importancia del lugar, puesto que en
1945, durante la construcción del canal de Estremera, fue localizado a los pies
de este cerro un tesorillo de plata, con un peso de casi 15 kilos, formado por
tortas de pesos, recipientes, lingotes, sortijas, torques, fíbulas, y monedas.
El tesoro, datado a finales del siglo III a.C., se expone
actualmente en el Museo Arqueológico Nacional y, pese a su importancia, se
desconocía todo sobre su contexto arqueológico en esa zona, que no se había
explorado y la mayor parte de los estudiosos tenía como carente de importancia.
Posteriormente sólo se habían realizado algunas prospecciones en la década de
los ochenta por parte de los profesores Jorge Sánchez-Lafuente y Juan Manuel
Abascal.
Pero, desde este pasado otoño, un equipo de arqueólogos
dirigido por Emilio Gamo Pazos (profesor-tutor del Centro Asociado de la UNED
en Madrid) y Javier Fernández Ortea (gestor del Monasterio de Monsalud) ha
desarrollado una prospección arqueológica intensiva y geotécnica del cerro de
la Virgen de la Muela, en Driebes, descubriendo un hallazgo de enorme
relevancia: toda una ciudad romana, de considerables dimensiones (unas 12
hectáreas), oculta bajo la colina.
Para explorar ésta se formó un equipo multidisciplinar
formado por profesionales del CAI de Arqueometría y Análisis Arqueológico en
colaboración con el Departamento de Física de la Tierra, Astronomía y Astrofísica
I (Sección departamental de Astronomía y Geodesia), de la Facultad de
Matemáticas de la Universidad Complutense. Así como por los arqueólogos e
historiadores Jerónimo Sánchez Velasco, David Álvarez Jiménez y Saúl Martín
González. Las prospecciones fueron financiadas por la Junta de Comunidades de
Castilla-La Mancha, así como por el Ayuntamiento de Driebes y la Asociación de
amigos del Museo de Guadalajara, con la inestimable cooperación de los dueños
del terreno que permitieron el desarrollo de esta investigación.
Se ha trabajado con las técnicas y métodos de investigación
históricos y arqueológicos más punteros, desde estudios de toponomia,
cartografía y fotografía histórica, a un intenso trabajo de campo que incluyó
la recogida de materiales arqueológicos en superficie –fundamentalmente
cerámica, pero también piezas de estuco con restos de pinturas murales– y el
uso de un georradar 3D. Esta técnica actual permite poder «ver» con detalle los
restos arqueológicos a una profundidad de hasta 1,5 metros en tres dimensiones,
con una recreación fiel por ordenador, sin necesidad de tener que excavar, a
fin de saber con qué se van a encontrar los arqueólogos en la zona de la
sospechan. Aunque los expertos esperaban resultados alentadores, lo obtenido ha
superado con creces todas las expectativas y constituye un hallazgo seguramente
revolucionario, como se detallará en las publicaciones científicas del equipo
que actualmente se encuentran en prensa.
En efecto, se pudo confirmar en el plano la presencia de una
gran ciudad romana con un urbanismo propio y muy desarrollado. A través del
georradar se observa con claridad toda una ciudad, con sus espacios públicos,
incluido un foro porticado, su cardo y decumanus, es decir, sus avenidas
principales, posiblemente un mercado (macellum) y unas termas, además de una
tupida malla de manzanas de viviendas que, además, parecen solaparse en
diversas fases cronológicas.
Por otro lado es posible que la ermita de la Virgen de la
Muela, patrona de Driebes, erigida en el siglo XVI y que aún pervive en estado
ruinoso, se superponga a un antiguo templo de una divinidad pagana en el centro
del yacimiento. La identificación con la ciudad romana de Caraca, citada en las
fuentes clásicas, pero cuya ubicación era hasta el momento desconocida, es muy
probable, según los arqueólogos. Estos apuntan que los restos más antiguos son
del final de la Edad de Bronce, es decir, de los comienzos del primer milenio
antes de Cristo, y el lugar continuó ocupado por los carpetanos y luego, con la
conquista romana, el lugar albergó esta importante ciudad que podría haber
alcanzado, a la vista de los recientes descubrimientos, la categoría de
«municipium». Además, los arqueólogos han localizaron un acueducto de «opus
caementicium (el hormigón romano) con nada menos que 112 metros de canalización
e idénticas características al de Segobriga y con cabecera en el manantial de
Lucos, también situado en Driebes. La construcción de este tipo de obras iba en
consonancia con la monumentalización de las urbes con estatus municipal.
Un paso necesario
Para cerrar el círculo, el otro hallazgo significativo es la
identificación de unos sillares de grandes dimensiones con decoración
almohadillada, pertenecientes a edificios públicos y los restos de la vía
romana que uniría a ésta ciudad con Segobriga y Complutum, la llamada vía
Complutum-Carthago Nova.
Sin embargo, para terminar de confirmar las hipótesis
planteadas desde un inicio y los hallazgos constatados con las nuevas
tecnologías, resulta necesario dar el siguiente paso. De este modo es la
intención de los arqueólogos continuar en este año los trabajos en el lugar con
el objeto de desvelar más detalles de este yacimiento excepcional para el
conocimiento del interior de la Hispania romana. El espectacular hallazgo de una
nueva ciudad romana como la de Caraca supone una oportunidad, no sólo para el
conocimiento científico, sino también para el desarrollo sociocultural y
económico de la comarca de la Alcarria. Para saber más detalles acerca de este
descubrimiento los implicados en las labores de investigación han convocado una
conferencia pública en el Museo de Guadalajara el próximo 9 de marzo.
Un cambio en el mapa territorial de Hispania
Expertos y autoridades están de acuerdo en la enorme
importancia de la ciudad romana encontrada en Driebes, que ha sido posible
gracias la colaboración entre universidades, administraciones públicas y
particulares.
El alcalde de la localidad, Pedro Rincón, constata «la gran
expectación creada por los restos arqueológicos» descubiertos, al tiempo que
agradece «la colaboración de los dueños del terreno en el desarrollo del
proyecto de investigación». Mientras que María Luisa Cerdeño, profesora de la
Universidad Complutense, resalta «la importancia del descubrimiento de este
nuevo yacimiento, casi intacto, porque puede proporcionar una valiosa
información sobre el contacto de los romanos con las poblaciones indígenas y
sobre su posterior desarrollo cultural».
El interés del yacimiento radica en que «documenta una
amplia secuencia cultural que abarca desde los primeros ocupantes del cerro al
final de la Edad del Bronce, el desarrollo de los carpetanos en la Edad del
Hierro y su proceso de romanización», destacando la importancia de esta «gran
ciudad romana que pervivió hasta finales del siglo II», completa. Teresa
Sagardoy, arqueóloga de la Junta de Castilla-La Mancha, también se ha
posicionado sobre el tema, que lo califica como «uno de los hallazgos
arqueológicos más relevantes de los últimos años».
Respecto a los modernos métodos utilizados en la prospección
arqueológica, con herramientas como el georradar 3D, Teresa Chapa –catedrática
de la Complutense– destaca que ésta ha permitido detectar con gran precisión
estructuras enterradas: «Bajo un campo arado casi pueden verse plazas, calles y
casas de época romana». Con esta información, afirma la catedrática, «la
arqueología puede contribuir decisivamente a la conservación de unos restos que
de otro modo correrían el peligro de desaparecer». Finalmente, Fernando Aguado,
director del Museo de Guadalajara, califica como excelente el trabajo del
equipo de investigación –con Emilio Gamo y Javier Fernández a la cabeza– que
recabó desde el primer momento el apoyo de diversos actores públicos y
privados, como la Asociación de Amigos de Guadalajara, y declara que, aun en
esta fase inicial de resultados, «los datos que arroja la prospección suponen
ya dar un vuelco al conocimiento que se tenía hasta ahora de la presencia
romana y viene a completar el mapa de la organización territorial de Hispania».
Sólo cabe esperar –continúa– que las excavaciones saquen a la luz restos de
entidad para poder ir completando las colecciones de época romana del Museo e
ilustrar con ellos esta apasionante etapa cultural.