Aunque no se ha confirmado oficialmente, «Nafea faa ipoipo (¿Cuándo te casarás?)», de Gauguin, fue adquirido por la Autoridad de Museos de Qatar por 300 millones de dólares
El cuadro salió el lunes de Basilea, estuvo una noche en Barcelona y llegó el miércoles a Madrid
El cuadro salió el lunes de Basilea, en un camión de la empresa SIT, especialidada en transporte de obras de arte, rumbo a España. Iban dos conductores para turnarse y un restaurador de la fundación Staechelin, que actuaba como correo. Pasó una noche en Barcelona, en los almacenes de la empresa en la Ciudad Condal, y el miércoles llegó sobre las cinco de la tarde al Reina Sofía. Como es preceptivo, pasó un día aclimatándose en su embalaje
Explica el director del museo, Manuel Borja-Villel,
que no se han tomado medidas de seguridad distintas a las habituales,
que son suficientes: cámaras y un vigilante en sala. Pero, si el número de
visitantes se disparara, se tomarían las medidas oportunas, añade. Confirma que
tampoco se ha aumentado el valor del seguro tras la venta del cuadro. La
garantía del Estado se hizo cargo de casi la totalidad de los seguros,
que asciende a más de 1.587 millones de euros, si sumamos los 10
Picassos que se exhiben en el Prado y los 166 del Reina Sofía (incluyen obras
de la colección del Kunstmuseum de Basilea, y de dos colecciones privadas que
están cedidas a este museo: Staechelin e Im Obersteg).
Historia de su cotización
En 1893, cuando fue expuesta en la Galería Paul
Durand-Ruel, fue valorada en 1.500 francos suizos. No se vendió. Dos
años más tarde salió a subasta por 500 francos. Tampoco encontró
comprador. Su abuelo lo adquirió por 18.000 francos suizos. Staechelin,
que tiene un hijo y una nieta, cuenta que en 1981 la obra se tasó en 6
millones de francos suizos. Le preguntamos sobre el futuro de su colección.
En febrero reconocía a ABC que hay problemas entre la Fundación y el
Kunstmuseum de Basilea y que no descartaba retirar de allí su colección. «Estoy
abierto a que vuelvan allí, no lo excluyo, pero no he tomado aún la
decisión. Es cierto que hay problemas con el museo, no lo oculto»,
advierte.
Cuenta que dos accidentes aéreos marcaron a su familia. En 1967un
chárter de la compañía familiar se estrelló en Nicosia. Las pérdidas
económicas obligaron a su abuelo a vender parte de su colección de arte: un
Van Gogh y dos Picassos. Estos últimos los compró la ciudad de Basilea tras
un histórico referéndum: el Gobierno pagó 6 millones y hubo otros 2,4
millones de aportación privada. Un Picasso emocionado donó a la ciudad cuatro
obras. El segundo accidente aéreo se produjo en 1977: murieron en él su
padre, su hermano y la novia de éste. «A los 25 años, recuerda, me convertí
en responsable de la colección». Reconoce que, debido a necesidades económicas,
hay patrimonio familiar colgado en muchos museos: «Se nos acercan muchos
coleccionistas para que les vendamos obras. Decidí vender el Gauguin por
falta de dinero, pero no lo hice por inversión ni por especulación. No
esperamos para hacerlo a que fuera el momento más propicio del mercado». Por el
momento, dice, no tiene intención de deshacerse de más obras: «Por
ahora no necesito más dinero.