La pintura pertenecía al empresario japonés y amante del
arte Kojiro Matsukata
Una pintura de Claude Monet, que perteneció a un
coleccionista japonés pero que ha estado desaparecida durante décadas, ha sido
encontrada en el Louvre, en París, y ahora viaja de vuelta a Japón, según ha
informado el Museo Nacional de Arte Occidental en Tokio. El maestro
impresionista francés realizó el lienzo en cuestión, Nenúfares: Reflejo de los
sacuces, en 1916 para la famosa serie de lirios de agua.
El cuadro fue descubierto en el Louvre en 2016, sin que se
hiciera público en ese momento, según ha explicado el portavoz del museo
japonés. No obstante, la obra está tan dañada que la mitad superior está totalmente
destruida. “Es necesario restaurarla con extrema precaución”, ha explicado el
museo japonés en un comunicado.
Una pintura maltrecha por las condiciones de almacenamiento
La pintura perteneció al empresario japonés y amante del
arte Kojiro Matsukata, que reunió una colección de obras occidentales entre
1916 y 1927 gracias a la fortuna que acumuló con la construcción de barcos.
Según el museo, compró la pintura en 1921 directamente a Claude Monet en su
estudio.
Durante la Segunda Guerra Mundial, su colección fue
trasladada a París para su seguridad, pero final de la guerra el gobierno
francés la requisó por considerarla propiedad del enemigo. En 1959, el Gobierno
francés devolvió la mayoría de las 400 piezas de la colección Matsukata a
Japón.
”Tuvieron que olvidarse de la existencia de la pieza, dado
el daño significativo que ha sufrido, a causa de las malas condiciones de
almacenamiento durante la guerra”, ha señalado el museo de Tokio, que espera
mostrar el trabajo al público en junio de 2019.
El coleccionista japonés compró el cuadro directamente a
Monet
Por su parte, el Louvre ha reconocido que el lienzo se
encuentra “muy dañado”, y ha asegurado que éste no forma parte de las piezas de
la colección Matsukata que figuran en los inventarios de los museos nacionales
franceses en aplicación del tratado de paz de 1952 con Japón. En base a este
tratado, Francia devolvió las obras de esta colección a Japón en 1959 y pasó a
formar parte del núcleo duro del Museo Nacional de Arte Occidental en Tokio.
El Louvre ha comentado que el mal estado en el que se
encontró la pieza fue probablemente el motivo por el que, tras la II Guerra
Mundial, no fue devuelta a Japón con el resto de lienzos. Sin embargo, cuando
se redescubrió la pintura en 2016, fue necesario llevar a cabo una
investigación que permitiera “confirmar definitivamente” que el cuadro
pertenece a la colección Matusaka.
El director del Museo Nacional de Arte Occidental en Tokio,
Akiko Mabuchi, ha comentado en Asahi Shimbun que, a pesar que durante años ha
estado perdida, “esta pintura es una obra valiosa que es indispensable en la
investigación de Monet”.
El lienzo será expuesto al público el año que viene