Prora es un complejo turístico construido en el Mar Báltico
que fue utilizado como refugio durante la Segunda Guerra Mundial y como base
militar por los soviéticos
Tres años antes de que Alemania invadiera Polonia en 1939,
Adolf Hitler ordenó la construcción del complejo turístico más grande del
mundo. El Führer decidió que se edificaran unas colosales estructuras frente al
mar, en la isla de Rügen. Los nazis lo llamaron Prora y tendría capacidad para
albergar a más de 20.000 personas a la vez.
La idea de Hilter era ofrecer unas vacaciones paradisíacas
al cansado trabajador alemán. Un gesto para conseguir que el pueblo alemán
estuviera al lado de su líder político. Pero entonces comenzó la Segunda Guerra
Mundial, y la construcción de Prora se estancó.
Más de 9.000 trabajadores participaron, entre 1936 y 1939,
en la construcción de los edificios de ladrillo, que tienen más de cuatro
kilómetros de largo. Sin embargo, cuando el Tercer Reich comenzó su devastadora
marcha por Europa los trabajadores regresaron a las fábricas para producir
productos para la guerra. Prora cayó en el olvido.
Diseñado por Clemens Klotz, cada habitación tenía 5 metros
de largo por 2,5 de ancho. Venían equipadas con dos camas, un armario y un
lavaplatos, pero el lavabo y las duchas eran comunes. Los ocho edificios eran
idénticos entre sí.
Durante la guerra, muchos civiles alemanes, especialmente de
Hamburgo, fueron reinstalados en Prora y, posteriormente, el espacio también
acogió a refugiados de la Alemania oriental. De hecho, hacia 1945 los edificios
eran empleados como residencia por el personal de la Luftwaffe, la fuerza aérea
nazi. Pero tras el final de la guerra la instalación quedó situada en la zona
soviética y el Ejército Rojo la empleó como base militar.
Con la creación de la RDA, los edificios pasaron a ser una
escuela militar y después... la nada.
La idea de Hilter era ofrecer unas vacaciones paradisíacas
al cansado trabajador alemán”
Durante décadas se convirtió en una cáscara inerte, en una
estructura sin vida. Ello solo cambiará en 2013, cuando la empresa alemana
Metropole compra el espacio y propone un proyecto para readecuar la zona y
convertirla en un complejo vacacional con casas y apartamentos de lujo.
Así, casas nuevas ocuparán varios de los ocho bloques de la estructura, divididos entre el Prora Solitaire Home y Prora Solitaire Hotel Apartments and Spa. Metropole espera finalizar al completo la restauración para el año 2022, aunque tanto los apartamentos como las casas de verano ya están a la venta.
Para comprar uno de los habitáculos hay que pagar entre
338.000 y 613.000 euros. Todos tienen vistas panorámicas al mar Báltico. El
complejo también contará con spa y piscinas, además de un extenso jardín al
aire libre, en un complejo ubicado a unas tres horas de distancia de Berlín.
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