Durand-Ruel, El galerista que defendió a los artistas de obras puras, sinceras y expresivas
Paul Durand-Ruel (París, 1831-1922) apoyó a aquellos artistas que continuaron con las técnicas del impresionismo pero que, a la vez, rompieron con los estándares académicos y practicaron una pintura que buscaba emocionar al espectador. Este coleccionista fue uno de los marchantes más relevantes de la escena cultural francesa y dedicó gran parte de su vida a la protección y defensa del arte moderno.
Galerista, coleccionista y uno de los marchantes más relevantes de la escena cultural francesa, Paul Durand-Ruel debe gran parte de su fama a su apuesta decidida por cinco jóvenes pintores postimpresionistas: Henry Moret, Maxime Maufra, Gustave Loiseau, Georges d'Espagnat y Albert André.
Fundación MAPFRE alberga hasta el 5 de enero una exposición que muestra la relación del marchante con todos ellos, así como la trayectoria artística de cada uno a través de una cuidada selección de pinturas.
La exposición Paul Durand-Ruel y los últimos destellos del impresionismo llega con el objetivo de acercar su obra, contextualizarla y ponerla en valor; y otorgar así a estos pintores el puesto que merecen en la historia del arte.
En ella se incluyen más de 70 piezas procedentes de colecciones particulares, algunas nunca antes vistas por el público, que recorren la trayectoria de cada uno de los artistas presentes en la muestra.
Tendencias innovadoras y alejadas del academicismo
Hasta la década de 1870, los Salones habían determinado el gusto y la moda de la sociedad francesa. Promovidos por la monarquía en el año 1737 para poner de relieve la implicación del rey en la protección y fomento de las artes, suscitaban el juicio y la publicación de críticas en los periódicos según las tendencias marcadas desde la burguesía.
La muestra agrupó a una serie de artistas que querían mostrar su independencia respecto de los estándares del academicismo, lo que llevó a que sus obras fueran mayoritariamente rechazadas por el jurado del Salón.
Sin embargo, unas décadas más tarde, el mundo de las Bellas Artes se enfrentó a un número creciente de problemas con la proliferación de galerías independientes y marchantes de arte que organizaban exposiciones individuales y de grupo ajenas al Salón oficial. Uno de ellos fue la celebración de la primera exposición impresionista de 1874, inaugurada tan solo quince días antes que el Salón.
A partir de este momento, se multiplicó la celebración de salones ajenos al oficial: el Salón de Artistas Independientes, la Société Nationale de Beaux-Arts, el Salón de Otoño... Iniciativas privadas que apoyaron a autores como Claude Monet, Camille Pisarro, Gustave Caillebotte, Paul Cézanne, Georges Seurat, Paul Signac o Pablo Picasso, y también a los cinco artistas a los que está dedicada esta exposición de Fundación MAPFRE.
Dedicó gran parte de su vida a la protección del arte moderno
Herederos del impresionismo, Henry Moret, Maxime Maufra, Gustave Loiseau, Georges d'Espagnat y Albert André trabajaron en un contexto efervescente donde distintas tendencias innovadoras se abrían paso, convivían y dialogaban entre sí. A ellos se les enmarcó dentro del postimpresionismo, un término que no definía a un grupo como tal, pues reunía a artistas muy heterogéneos, pero sí que compartían el gusto por una pintura pura, sincera y expresiva, que buscaba emocionar al espectador.
Confianza mutua y apoyo incondicional en subastas
La exposición cuenta con una sección que introduce la figura de Paul Durand-Ruel y arroja luz sobre sus relaciones profesionales y personales con los cinco protagonistas. El galerista fue uno de los primeros en entender que la confianza mutua era clave para que los mecanismos del mercado del arte funcionasen. De esta manera obtenía la exclusiva sobre el trabajo de los artistas, compraba en bloque su producción, mensualizaba sus ingresos, y les brindaba su apoyo en las subastas mediante la organización de exposiciones individuales y colectivas en sus galerías de París y Nueva York, y en otras sedes europeas y norteamericanas.
Fundación MAPFRE evoca este tipo de vínculos a través de un salón de finales del siglo XIX presidido por el retrato que Auguste Renoir hizo al marchante y las puertas que D'Espagnat decoró para el salón de su hijo Joseph, ya que después de su fallecimiento, en 1922, fueron las generaciones futuras quienes mantuvieron este compromiso hasta el cierre de la última de sus galerías, la de París, en 1974.
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