martes, 26 de mayo de 2020

El Mediterráneo de Monet, Renoir... Chagall como nunca lo habías visto


El Atelier des Lumières de París reabre y en los próximos días regresan los museos de imágenes en la Provenza y Burdeos
 Reabre, en París, el Atelier des Lumières, con otra muestra en inmersión: Monet, Renoir, ... Chagall. Viajes Mediterráneos. Y el apoyo de casi 2,5 millones de visitantes desde su inauguración en 2018. Los espectadores, envueltos en imágenes proyectadas a ritmo de metralleta sobre suelo, paredes y techo, e invadido también el espacio sonoro, reciben un baño de pintura. En este caso, de consumo seguro: impresionistas, secesión vienesa…Y es solo el primer impulso de una moda de virtualidad in situ, para diferenciarla de la visita “casera” de museos popularizada por el confinamiento.
 el mismo equipo artístico se desplaza a Les Baux-de-Provence, entre Arles y Aviñón, donde le toca el turno a Dalí –Dalí, el enigma sin fin, con participación de la Fundació Dali– y Gaudí,
arquitecto del imaginario.
 
Es decir, otro par de monstruos desde el punto de vista de la rotación de curiosos, proyectados en un espacio de 7.000 metros cuadrados, en las canteras de la Provenza profunda en donde empezó, hace 45 años, esta historia del arte virtual.
Y seguirá Burdeos, en lo que fue una base submarina, que se estrena como atracción cultural con la proyección en 4 inmensas antiguas piscinas de obras de Klimt y Egon Schiele. El paraguas empresarial y financiero de todo esto se llama Culturespaces y su dimensión digital no solo controla los centros de Provenza, París y ahora Burdeos, sino que también exportó su savoir faire a Jeju, una isla del Pacífico, antes base militar, un foco turístico con 16 millones de visitantes por año.
Los impresionistas, en París
Los 40 minutos de inmersión pictórica mediterránea de París, son importantes: tras la Fundación Giacometti, es el segundo espacio cultural que abre en la capital francesa. Ya con esos requisitos que parecen de toda la vida: mascarilla obligatoria, gel en las manos y distancia prudencial.
Lo cierto es que en esta antigua fundición de hierro de un distrito popular –y sin museos– de París, ganado paulatinamente por la llamada bobo (burguesía bohemia) pero sin haber perdido su atmósfera de barrio, el centro inaugurado en el 2018, precisamente con Klimt, y para el que su director preveía 350 000 visitantes el primer año, reventó previsiones con más de un millón de entradas vendidas. Y en el 2019 pasaron 1.300.000 curiosos.

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