jueves, 9 de mayo de 2024

Sotheby's Subastará la portada original del primer Harry Potter y se espera una cifra récord

 

Se estima que la puja puede llegar a los 600.000 dólares, unos 556.955 euros al cambio actual, y superaría ampliamente el precio de su anterior venta

La subasta se llevará a cabo el próximo 26 de junio en Nueva York y, durante esas fechas, también podrán ser adquiridas otras obras pertenecientes a la literatura anglosajona. como uno de los manuscritos originales escritos a mano por Rowling para el libro Los cuentos de Beedle el bardo.

Pese al paso de los años, el legado de uno de los magos más famosos del mundo, Harry Potter, se mantiene. Sus historias, tanto en la literatura como en el cine, marcaron un antes y un después en sendas disciplinas. Ahora, para los amantes de la saga o los mecenas del coleccionismo existe una oportunidad de oro para adquirir una auténtica reliquia relacionada con el mundo de la magia.

La casa de subastas Sotheby's realizará una subasta el próximo mes, donde se venderá la portada original de Harry Potter y la piedra filosofal.

Realizada por Thomas Taylor, tardó «solo» dos días y fue pintada con acuarelas. Cuando se publicó el libro, su ilustrador trabajaba en una librería.

Se espera que alcance un precio de hasta 600.000 dólares estadounidenses. Según la propia casa de subastas se trata del valor de preventa más alto otorgado para un artículo de Harry Potter.

¿Qué se observa en la imagen? Un joven Harry Potter, con sus características gafas redondas y cicatriz «rayada», se encuentra en el centro de la ilustración con el afamado Hogwarts Express, que le llevará a su primera estancia en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Fue utilizada en varias versiones traducidas del libro y, como recoge CÑN, no se utilizó para la edición estadounidense del libro, que se publicó con el título Harry Potter and the Sorcerer’s Stone.

No es la primera venta de la ilustración

Corría el año 2001 cuando, en la misma casa de subastas, salió a la venta por primera vez la ilustración. Alcanzó un precio cuatro vez mayor al estimado, con un total de 85.750 libras esterlinas.

Ahora, veinte años después, vuelve a salir a la venta y se estimada un precio mucho mayor al inicialmente pagado. Una primera edición sin firmar de Harry Potter y la piedra filosofal mantiene el primer puesto en la lista de los mayores precios pagados por un artículo de la serie, con un precio de 421.000 dólares estadounidenses y fue vendida en Texas.

martes, 7 de mayo de 2024

El Caravaggio de los "cien millones", comprado por un "filántropo generoso"

 

El cuadro ha sido adquirido por un anónimo comprador con la voluntad de que "esté expuesto al público en España", de donde no puede salir

El "Ecce homo" de Caravaggio que fue hallado por sorpresa en 2021 sigue su periplo a través de los tiempos. La obra, de más de cuatro siglos de existencia, de Italia a España y a través de las guerras napoleónicas, continúa escribiendo su propia historia en busca de su destino. El lienzo, uno de los seis del artista italiano que se conservan en España, ha sido adquirido por un "filántropo generoso" por una cantidad millonaria pero no revelada y su nuevo propietario tiene la intención de que el cuadro se encuentre "expuesto al público" en nuestro país de donde no puede salir, al encontrarse bajo la protección de Bien de Interés Cultural (BIC).

La condición de su exposición era también la de la anterior familia propietaria, los Pérez de Castro, que primaron esa voluntad, si bien ahora el destino del lienzo ya no está en sus manos. El futuro inmediato será su puesta al público durante nueves meses en el Museo del Prado a partir del 28 de mayo, como fue anunciado ayer. Jorge Coll, consejero delegado de la galería Colnaghi, que se ha encargado de las labores de restauración, atribución y venta de la obra, explicó que la pieza despertó mucho interés y que la venta en estas condiciones era una solución que "satisfacía a todas las partes". En este sentido, recordó, que cuando se produjo la oferta, por una cantidad que no ha podido ser revelada por la existencia de acuerdos de confidencialidad, el Estado tenía derecho de tanteo y retracto que decidió no ejercer.

 Eso sí, el precio de la obra podría haber sido muy superior de haberse realizado en condiciones de subasta libre con postores internacionales, y podría haber alcanzado una cantidad "superior a los cien millones de euros". La cantidad final estaría, según estimaciones, bastante por debajo de la mitad. "Se buscó la mejor solución para todas las partes", insistió Coll, que recordó que, de producirse en el futuro una nueva venta, el Estado mantendría los derechos prioritarios para igualar la oferta y adquirir el Caravaggio. El elevado precio de compra podría haber sido la causa de las reticencias del Estado para la compra de la pieza, aunque en el futuro, esa oportunidad podría volverse a dar con mejores perspectivas para las arcas públicas. Desde la galería, sin embargo, tampoco han podido descartar que, ante la falta de interesados o de acuerdos con las instituciones, la obra pueda no estar expuesta al público.


 
La obra iba a salir a subasta el 8 de abril de 2021 por apenas 1.500 euros, con el título de “La Coronación de espinas”, atribuido al círculo de José de Ribera, pintor seguidor del estilo del maestro italiano. Sin embargo, ante la alerta del Museo del Prado, que tenía "sospechas fundadas" de que se trataba de una pieza de mucho mayor valor artístico, la venta fue frenada por el Ministerio de Cultura. En ese momento, comenzó una fase de estudio de la obra que convirtió esas sospechas en pruebas documentales de la autoría del italiano avaladas también por la historiadora María Cristina Terzaghi, una de las mayores expertas en el gran maestro. En mayo de 2021 una delegación de expertos del Museo del Prado, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y de la Dirección General de Patrimonio de la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid inspeccionaron por primera vez la supuesta obra de Caravaggio y la declararon Bien de Interés Cultural.

Los propietarios de la obra eran la familia Pérez de Castro Méndez, descendientes de Evaristo Pérez de Castro, redactor de la Constitución de Cádiz en 1812 y académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (RABASF), quien había intercambiado esta obra de Caravaggio por otra de mayor interés para la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, según los archivos de esta institución. La obra era una herencia familiar de los tres hijos de Mercedes Méndez Atard, artista e hija de Diego Méndez, arquitecto del Valle de los Caídos, quienes contrataron los servicios de Colnaghi, uno de los anticuarios más importantes del mundo.

 A partir de ese momento, los propietarios solicitaron autorización para restaurar la obra, que no se llevó a cabo en el Museo del Prado, a pesar del papel de la pinacoteca en el hallazgo de la obra, sino en la galería Colnaghi. "El Prado tiene uno de los mejores talleres de restauración del mundo -dijo Coll-. Sin embargo, la familia decidió otra alternativa con otro equipo que se encuentra entre los mejores". Entre ellos, el italiano Andrea Cipriani, junto a otros expertos italianos en la obra de Caravaggio como Claudio Falcucci y Carlo Giantomassi, que trasladaron su residencia a la capital española para llevar a cabo el proceso durante varios meses.

Según ha explicado Coll, la obra se encontraba en buen estado a tenor de sus vicisitudes. Había sido sometida a otros dos procesos de restauración previamente, pero no presentaba daños graves, más allá de diferentes barnices. Los trabajos han resultado "agradecidos". De la misma manera, explicó que los trabajos de atribución, cuyas conclusiones al detalle se harán públicas el próximo 27 de mayo en el museo del Prado, han sido "más sencillos de lo esperado". "El consenso ha sido total o casi total", reveló Coll. Ese será el próximo capítulo de esta historia, su presentación "en sociedad" en la gran pinacoteca. Y quizá estemos un paso más cerca de que el cuadro encuentre su destino.

sábado, 20 de abril de 2024

Mondrian aún en Holanda: La guía del comprador solvente y la del cosmos

 

Mondrian aún en Holanda:

La guía del comprador solvente y la del cosmos

 Se conserva una fotografía de Piet Mondrian, datada en 1905, en la que este aparece en su estudio de Ámsterdam; puede que no llevara mucho tiempo allí, porque su sombrero cuelga del caballete. Porta paleta y pincel en la mano y parece que, en cualquier momento, podría rematar su trabajo: una naturaleza muerta inacabada, que aún observa, pero con un pie dirigido hacia ella, como si fuese a actuar. Sin embargo, hay que pensar que esta no es una instantánea: artista y fotógrafo decidirían con cuidado el orden del taller y la posición del pintor, porque esta imagen serviría para presentarlo al público y para informar de su modo de trabajar a potenciales compradores quizá reacios a los experimentos que tenían lugar en esos años. Si nos fijamos más, en el suelo hay dos cajas de pinturas como las que se utilizan al aire libre y podemos atisbar bocetos al óleo de un molino en un paisaje campestre y una vaca en un prado: debía quedar claro que las obras del holandés se llevaban a cabo a partir de la naturaleza, pero, en su versión definitiva, solo en el estudio; en este momento, la mayoría de los amantes del arte pensaban que los maestros antiguos se habían desenvuelto de ese modo.

En los años anteriores, había aprendido Mondrian a tener en cuenta esos gustos del público: se presentó al prestigioso Prix de Rome en 1898 y 1901, fracasando por no responder a los criterios academicistas; el jurado llegó a afirmar en su dictamen que carecía de talento y que no sabía representar una acción viva en pintura. En ese tiempo apenas vendía, y quizá su situación tuvo algo que ver con un acercamiento a círculos de extrema izquierda, pero temeroso de las consecuencias abandonó la política y dejó la ciudad para trasladarse al campo, comenzando entonces a desarrollar trabajos que implicarían una nueva dirección en su trayectoria.

Realizó paisajes que bebían de la tradición holandesa, ya no en lugares retirados o no definidos como hasta entonces (maleza en las praderas, interiores de bosques, en algún caso esquinas de calles), sino centrándose en los molinos de Brabante o en sus pastos: repetidamente llevó a cabo noches de luna, puestas de sol, dunas y mares; también comenzó a elaborar cuadros florales que se han comparado con las imágenes que acompañaban ciertos versículos bíblicos en la esfera protestante. Era consciente, no obstante, de que aquel no era su camino personal, porque tiempo después escribió: Si los compradores solventes exigen un arte naturalista, el artista puede usar sus habilidades para hacer ese tipo de cuadros, que se deben diferenciar claramente del arte específico del artista.

Cuando, hacia 1906, esos compradores solventes de los que hablaba Mondrian comenzaron a admirar a Van Gogh (por primera vez; ese artista había fallecido algunos años antes), Mondrian respondió trabajando en Paisaje nocturno I (1908), en cuyo cielo vemos formas que solo podían proceder del autor de Noche estrellada. Además de con esa influencia del público, el hecho de que el luego neoplasticista decidiera adoptar esas formas en sus composiciones podría tener que ver con su deseo de, como su antecesor, vivir en su propio mundo perceptivo. Esta obra, en todo caso, no alude a una experiencia propia con la naturaleza, sino al deseo de convertirse en un gran creador que pudiera representar la vida de modo tan bello y real como los maestros previos; es muy posible que sus necesidades solo se distanciaran de los deseos de sus compradores por sus conocimientos técnicos y que, como aquellos, anhelara un arte lleno de experiencia y vida.

Sabemos que viajó con frecuencia, junto a un amigo, a las regiones menos industrializadas de Holanda y que, tras abandonar Brabante, pasó el invierno de 1906 en una antigua casa de campo junto a un bosque; en los años siguientes, viajaría también a las landas cercanas a Otterlo, evitando las señales de vida urbana moderna (fábricas, casas oscuras, barcas) que protagonizaban su producción más temprana. Era especialmente proclive a pintar el campo por la noche, como los pintores románticos alemanes, y con ellos compartía el temor de no poder representar la naturaleza, dado que los espectadores se dejaban llevar por la inmediatez de las obras en sí, quizá tan enigmática como la experiencia real de una noche de luna llena.

 En su Noche de verano resalta justamente el carácter artificial de toda representación del paisaje: el brillo de su cielo y de su río, su tono pardo rojizo, son muy hermosos, pero es probable que nunca se hayan dado en la realidad. La luna plateada se refleja en el agua, en cuya corriente se contemplan los trazos de un pincel ancho; es en este momento (1906-1907) cuando apreciamos por primera vez el estilo que más tarde será propio a Mondrian: no pulido, fruto de un olvido meticuloso de un virtuosismo que poseía. Esos “descuidos” técnicos expresan sus prioridades: la experiencia del cuadro en sí.

Su producción aumentó mucho desde entonces y ganaron terreno en ella los colores brillantes, expresivos de sentimientos extáticos. Quizá la obra más significativa de este momento sea Bosque cerca de Oele, constituida por líneas anchas de color, que se prolongan y serpentean; azules, amarillos, violetas y rojos gotean parcialmente y quedan partes sin pintar que permiten apreciar el material del lienzo. Parece que Mondrian quisiese subrayar que las experiencias cromáticas pueden resultar tan intensas como la contemplación de un bosque bajo el sol. Remite parcialmente esta imagen a la forma de una vidriera gótica rematada con arco ojival y un rosetón (recordamos que los románticos alemanes habían representado a menudo ruinas de templos en medio de árboles).

En este trabajo, como en Molino a la luz del sol: el molino Winkel, la aplicación un tanto tosca de las tonalidades confiere al cuadro una apariencia algo agresiva; manchas de un amarillo casi chillón resaltan el conjunto y la composición es vigorosamente resplandeciente, a diferencia de otros paisajes suyos con molino muchos más suaves. Si Van Gogh transformó su lenguaje tras su contacto con los impresionistas franceses, a Mondrian le sucedió lo mismo con el neoimpresionismo y el fauvismo.

 Hacia 1909 ya se le consideraba en su país un exponente de la vanguardia, vendió mucho, pudo llevar una vida de costumbres burguesas…, pero esa senda no duró. La muerte de su madre, ese mismo año, pudo desatar en él un impulso quizá autodestructivo que le llevó a perder el afecto del público. El tono claro y alegre desapareció de sus imágenes en favor de colores, aún brillantes, pero de aspecto sombrío y formas angulares o quebradas, como se percibe en Paisaje con dunas (1911).

Su obra fundamental de esta nueva época es el tríptico Evolución, donde incorporó por vez primera figuras desnudas. Su tema esencial es el surgimiento de una nueva espiritualidad derivada del abandono de la experiencia sensible; la ascensión desde la esfera de la flor y sus alusiones sexuales en el extremo izquierdo hasta la figura luminosa del centro, fría y andrógina, se ha interpretado como metáfora del camino del cuerpo hacia el espíritu. Comenzaba a volcar Mondrian sus ideas teosóficas sobre el cosmos y el individuo, que le llevarían a convertirse, no en un pintor de experiencias, sino de formas frías y abstractas.

A finales de 1911 dejaría Ámsterdam para trasladarse a París, con el fin de aprender de quien consideraba el mejor pintor de ese tiempo: Picasso.

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