De los 854 millones de euros que los declarantes de
Patrimonio tienen en obras artísticas en todo el país, más de 570 millones
están en la región central
Los bienes de lujo conforman una pequeña gota de agua en el
océano de riqueza que declaran anualmente los contribuyentes más acaudalados de
España en el tradicional impuesto sobre el patrimonio. En concreto, de los casi
850.000 millones de euros que los obligados tributarios atesoraban a cierre de
2021 en inmuebles, rentas, acciones y participaciones empresariales y otra
serie de conceptos, tan solo 1.892 millones, el 0,22%, correspondían a los
conocidos como bienes suntuarios. Este grupo está formado, entre otros, por las
joyas, las obras de arte, los vehículos de lujo o los yates. Y sirve además
para analizar el comportamiento de unos y otros contribuyentes a la hora de
aprovechar los beneficios fiscales que ofrece la legislación tributaria.
Al desagregar los diferentes bienes de lujo, según muestran
los datos actualizados esta semana por la Agencia Tributaria, los ricos
españoles suelen elegir a la hora de invertir su riqueza en joyas, pieles,
vehículos, embarcaciones y aeronaves. La única excepción es Madrid, donde los
grandes patrimonios parecen decantarse mayoritariamente por las obras de arte.
En concreto, de los 1.892 millones declarados en el conjunto
del país en bienes de lujo durante 2021 –último ejercicio con cifras
disponibles– el 54,8% correspondía al primer grupo, mientras que solo el 45,2%
se debía a antigüedades y piezas y objetos artísticos. En casi todas las
comunidades autónomas la proporción de joyas y vehículos supera con creces la
de obras de arte, que en varios casos se sitúa incluso por debajo del 10%. La
única excepción es Madrid, en donde un notable 70% del valor de los bienes
suntuarios viene exclusivamente del arte y las antigüedades.
Este fenómeno, apuntan fuentes tributarias, se explica por
varias razones, aunque la más habitual es la fiscal. Cabe recordar que el
impuesto sobre el patrimonio está bonificado al 100% en la Comunidad de Madrid
desde hace más de 10 años, por lo que los declarantes de la región no tienen
que abonar ni un solo euro por esta figura. Sin embargo, prosiguen estas fuentes,
la inversión en arte se ha entendido siempre como un valor refugio debido a las
exenciones previstas en la ley, por lo que los altos patrimonios del país, “que
son los que mejor asesoramiento reciben”, la han ido explotando año a año. Así,
dado que las mayores fortunas están en Madrid, “la región se ha convertido en
un foco de tenencia de bienes artísticos”.
Sin ir más lejos, de los 854 millones de euros declarados en
arte y antigüedades en toda España, más de 570 millones (el 67%) provenían
únicamente del territorio presidido por Isabel Díaz Ayuso. A gran distancia,
con 138 y 82 millones, se encontraban respectivamente Cataluña y Galicia.
La inversión en arte para aminorar la factura fiscal cuenta
con varias posibilidades en la ley del impuesto sobre el patrimonio. De
entrada, hay una serie de bienes inventariados y catalogados que cuentan con
una exención total siempre y cuando cumplan con una serie de requisitos en
cuanto al precio y la antigüedad.
Así, a efectos de la aplicación de la exención en Patrimonio,
se consideran objetos de arte las pinturas, esculturas, dibujos, grabados,
litografías u otros análogos, siempre que sean obras originales y estén
catalogadas. También cuentan con esta ventaja fiscal las antigüedades con más
de 100 años que no hayan sido alteradas en el último siglo. Eso sí, hay ciertos
límites en cuanto al valor de los bienes.
Por ejemplo, quedan exentas las obras pictóricas y
escultóricas cuyo precio esté por debajo de los 90.151 euros siempre y cuando
tengan menos de 100 años de antigüedad. Cuando superan esta franja temporal,
las pinturas estarán limitadas hasta 60.101 euros y las esculturas, hasta los
42.070 euros. A la larga lista de bienes se suman colecciones de libros o
instrumentos musicales por debajo de 42.070 euros y alfombras o tapices que no
lleguen a los 30.050 euros, entre otros.
El impuesto, sin embargo, también contempla exenciones para
obras de mucho más valor. En estos casos, basta con que los propietarios las
cedan a fundaciones, museos o instituciones culturales públicas o privadas para
su exhibición por un periodo mínimo de tres años.
Blindaje
Aunque el gravamen sobre la riqueza está bonificado en
Madrid en su totalidad, la compra de arte también supone un seguro para los
contribuyentes de la región ante posibles imprevistos. Según explican estas
mismas fuentes, la reciente puesta en marcha del impuesto de solidaridad sobre
las grandes fortunas por parte del Gobierno central es la última prueba de
ello.
La figura especial, por ahora de carácter temporal, está pensada
para neutralizar los descuentos en Patrimonio que aplica desde hace años
Madrid, a los que se han sumado ahora territorios como Andalucía o Comunidad
Valenciana. Sin embargo, como su diseño está inspirado en el impuesto original,
determinados bienes artísticos seguirán estando exentos, por lo que no tendrán
que tributar.
Estos artículos y objetos también podrían servir de escudo
en una hipotética reforma de la ley de financiación autonómica que obligue a
las regiones a fijar unos tipos mínimos en Patrimonio para poner fin a la
carrera fiscal a la baja. Por todo ello, añaden, no es de extrañar que el valor
de los bienes suntuarios declarados en España haya crecido tanto en los últimos
10 años. En 2011, sumaron 844 millones. Hoy, más de 1.890 millones, un aumento
del 124%.
Pablo Sempere