Françoise Gilot con Picasso y Vilato (detalle). Fotografía
de Robert Capa
En pleno año Picasso fallece la artista francesa Marie
Françoise Gilot, la única mujer de Pablo Picasso que le plantó cara. Conoció al
malagueño en 1943, cuando ella contaba con 21 años y él con 61. En 1946 comenzó
una convivencia de 10 años, durante la cual la pareja tuvo dos hijos (Claude y
Paloma), y durante la cual vivieron juntos uno de los periodos artísticos más
brillantes, en el seno de un círculo en el que también estaban presentes
poetas, filósofos, escritores o pintores como Georges Braque, Marc Chagall o
Henri Matisse. También durante esa época Gilot sufrió la subordinación al
pintor, en sentido profesional además de estrictamente personal. La carrera de
Gilot, que ya estaba lanzada y disfrutaba de mucho éxito, se vio aplacada por
la de él. En 1964, diez años después de abandonar al pintor («¿Te crees que
alguien va a interesarse por ti? Jamás lo harán sólo por ti: incluso las
personas que crees que te aprecian, sólo será una especie de curiosidad por una
persona cuya vida rozó la mía tan íntimamente», sentenciaba Picasso) escribió
el libro de memorias Vida con Picasso (editorial Elba), un superventas que
desafió al intento del pintor por detener la publicación. Como resultado,
Picasso retiró la palabra a sus hijos.

Pero Gilot fue mucho más que la superviviente de Picasso.
Nacida en Neuilly-sur-Seine, Francia, el 26 de noviembre de 1921, fue la única
hija de un empresario y agrónomo que supervisó de cerca su formación (de manera
bastante autoritaria) y de una acuarelista que desde muy joven le enseñó las
técnicas de la acuarela y la tinta china. Refugiada en casa de su abuela,
siguió su vocación artística, a pesar de la voluntad paterna de hacer carrera
como abogada, y de su formación universitaria en literatura inglesa y filosofía
(en la Universidad de Cambridge y en la Sorbona, respectivamente).
Françoise Gilot.
Durante su infancia y adolescencia tomó clases de pintura y
cerámica con distintos profesores, como el post-impresionista Jacques Beurdeley
y el surrealista Endre Rozsda. Desde los años setenta siguió pintando entre
Nueva York, La Jolla (California) y París. En 1973 se convirtió en directora de
arte de la revista académica Virginia Woolf Quarterly, y de 1976 a 1983 fue
miembro del departamento de Bellas Artes de la University of Southern
California. Gilot participó en la floreciente etapa final del arte moderno
europeo. Su larga carrera, de más de siete décadas, se caracterizó por un
espíritu independiente y una gran imaginación, que plasmó en colores saturados
y una composición formal protagonizada por líneas y planos donde se sugerían
figuras de la mitología griega, del circo o de la naturaleza. A medio camino
entre la figuración y la abstracción, y en un estilo muy simbolista, sus obras
fueron resultado de una visión personal más que una reproducción de la
realidad. Su obra del periodo cubista se desarrolló en un estilo propio en el
que usó figuras orgánicas y se alejó del modelo picassiano. Sus «pinturas
flotantes», comenzadas en los ochenta, están compuestas por capas de pintura
sobre lienzos no tensados, que parecen levitar en el tiempo y el espacio. Además
de todos sus proyectos pictóricos, en los ochenta y noventa diseñó trajes y
escenarios para producciones del Guggenheim de Nueva York. Entre sus numerosos
reconocimientos se cuenta una medalla de la Legión de Honor francesa. Su obra
se puede ver en el MoMA y el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, el
Women´s Museum de Washington, el Musée Picasso de Antibes, el Musée d´Art
Moderne de la Ville de París y el Centre Pompidou de París. Gilot fallecía el 6
de junio, a los 101 años, en un hospital de Manhattan.