La visión vanguardista de Buenos Aires por los fotógrafos Horacio Coppola y
Grete Stern, nueva exposición del Museo Carmen Thyssen Málaga
Fervor de Buenos Aires Del 28 de marzo al 10 de septiembre de 2023
Conformada por más de un centenar de imágenes pertenecientes
a la Colección Telefónica, esta exposición sigue la mirada del fotógrafo
argentino Horacio Coppola (1906-2012) por las calles de Buenos Aires en la
década de 1930. Sus viajes por Europa y su paso por la Bauhaus en los últimos
momentos de existencia de la escuela, así como su propia visión fotográfica,
próxima ya desde los años veinte a las corrientes de vanguardia internacionales
(Nueva Objetividad y Nueva Visión), cristalizaron, tras su regreso a Argentina
a partir de 1935 en el momento cumbre de su fotografía. En esos años, las
imágenes realizadas con su cámara Leica, resultado de largos paseos Buenos
Aires, a veces en compañía de su amigo Borges, son el retrato apasionado, y el
primero intensamente moderno e innovador, de las calles, edificios y gentes de
la ciudad porteña, donde las geometrías de los espacios rozan la abstracción, y
encuadres y contrastes sorprendentes conforman unas instantáneas de enorme
calidad.
Ese Buenos Aires de Horacio Coppola fue también el de la
fotógrafa alemana Grete Stern. Exiliada en la ciudad desde 1935, en que se casó
con Coppola, y hasta su fallecimiento, Stern (1904-1999) llevó a Argentina una
práctica fotográfica inédita e innovadora, aprendida en el estudio de Walter
Peterhans y en la Bauhaus, en Berlín, a finales de los años veinte, en un
momento fundacional de la fotografía de vanguardia. De ella se exponen
veinticinco fotomontajes, cortesía del IVAM, ejemplos pioneros del género en la
Argentina de los años cuarenta. Creados como ilustración de la sección «El
psicoanálisis le ayudará» de la revista femenina Idilio, entre 1948 y 1951,
para acompañar las interpretaciones de los sueños de las lectoras por parte de
un psicoanalista, los fotomontajes integran una serie, conocida como Sueños,
que muestra una producción fotográfica de gran originalidad, protagonizada por
mujeres en un mundo onírico y surrealista y con un latente contenido
reivindicativo.
Es uno de los álbumes más valorados en la historia de la música
Además de ser una de las más icónicas del siglo XX, la
portada de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band es la única en la que se puede
ver a ocho Beatles. Cuatro son reales y los otros cuatro son de cera (proceden
del Museo Madame Tussauds). Las fotografías de los auténticos se hicieron el 30
de marzo de 1967. Esa noche, Paul, John, Ringo y George, posaron con sus
famosos uniformes militares de colores fosforito, mientras Michael Cooper se
encargaba de disparar su cámara.
La idea de Paul McCartney
Paul McCartney se ha atribuido la idea. Y su fuente de
inspiración fue una vieja fotografía en blanco y negro de la orquesta de su
padre, la 'Jim Mac's Band', en la que todos los músicos posaban en torno a la
batería en la que figuraba el nombre del combo. No obstante, lo que McCartney
tenía en mente para la portada de Sgt Pepper’s Lonely Hearts Club Band, era
algo mucho más sorprendente. Quería un collage que reuniera a figuras
históricamente famosas, fotografías de cartón de celebridades a tamaño real:
actores y actrices, músicos, filósofos, cómicos… además de muñecas,
instrumentos, vegetación, estatuas y todo tipo de objetos. Y color, mucho
color. Quería que contrastara
Para elegir a ese 'público' de celebridades, pidió a John,
George y Ringo que elaboraran una lista con sus opciones: "Para ayudarnos
a encontrar a los personajes de la banda Sgt. Pepper, empezamos a pensar en
quienes debían ser nuestros héroes. Tenía que estar cualquiera que nos
gustara", reflejó McCartney. Para dar forma a ese concepto, se contrató a
los artistas Peter Blake, a su mujer Jann Haworth, y al fotógrafo Michael
Cooper. Después de algunas reuniones y conversaciones, la mayoría en casa de
Paul, empezó a hacerse realidad la portada más famosa de la historia del pop.
El collage y la sesión de fotos
Durante ocho días, Blake y Haworth trabajaron
meticulosamente en el collage. No fue tarea fácil. Contaron la ayuda de tres
asistentes a tiempo completo para hacer el ensamblaje. Se utilizaron
fotografías adquiridas en librerías, imágenes de colecciones privadas, figuras
de cera, plantas de marihuana, flores o artefactos personales, incluido un
gnomo propiedad de Ringo Starr.
La siguiente fase, después de terminar el montaje de fotos y
objetos, era la sesión de fotos a los cuatro protagonistas. La noche del 30 de
marzo de 1967, John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr
entraban en los Chelsea Manor Photographic Studios. Allí les esperaba Michael
Cooper cámara en mano. Era la víspera de su última sesión en Abbey Road. Al día
siguiente concluirían la grabación de Sgt. Pepper’s. Solo les faltaba añadir
guitarras y bajo al tema With a little help from my friends.
"Todos elegimos nuestros colores y nuestros propio materiales"
Antes de posar, se colocaron los famosos uniformes militares
fosforito que habían sido elaborados para la ocasión. Diseñados por M. Berman
Ltd., eran piezas únicas. Cada una de ellas tenía un patrón diferente.
"Buscamos colores brillantes, psicodélicos, un poco como los calcetines
fluorescentes que se solían usar en los 50 (rosa, turquesa, amarillo)"
contaba Paul en The Beatles Anthology. "En el fondo creo que el plan era
llevar uniformes estridentes y llamativos, justo lo contrario a lo que en
realidad un uniforme". Esos trajes se convirtieron rápidamente en los más
simbólicos de los Beatles… y eso que apenas los utilizaron.
Paul y George decidieron ponerse sus medallas de Miembros de
la Orden del Imperio Británico que les había entregado la Reina Isabel II dos
años antes (en octubre de 1965) . Por su parte John se colocó las medallas que
pidió prestadas a la madre del ex Beatle Pete Best. Según publicaba Paul en un
post de Twitter: "Para la sesión fotográfica de Sgt. Pepper todos elegimos
cosas excéntricas y las pusimos allí. Todos elegimos nuestros colores y nuestros
propio materiales".
Los Beatles duplicados
Además de aparecer con esos celebérrimos atuendos ocupando
la parte central de la portada de Sgt. Pepper, todos con bigote, engalanados
con bandas militares, encontramos una segunda versión de Paul, John, George y
Ringo. En este caso, no son los 'beatles' reales, sino figuras de cera que
tomaron prestadas del Museo de Madame Tussauds. Curiosamente, esas cabezas
originales de cera que se usaron en la portada del álbum, estuvieron
desaparecidas durante 40 años. Aparecieron escondidas en un almacén del Museo
de Cera londinense en el año 2005. Y se subastaron.
Esas figuras de cera se hicieron en 1964, en lo más alto de
la 'Beatlemanía' y están en la portada de Sgt. Pepper porque, según el propio
Peter Blake: "Paul y John decían que debíamos imaginar que la banda
acababa de finalizar un concierto, quizá en el parque. Entonces, había que
pensar que toda esa multitud detrás de ellos habían visto el show. Y querían
tener esas figuras de cera de los Beatles porque pensaban que también deberían
estar viendo el concierto de la banda Sgt. Pepper"
Los que se cayeron por el camino
El resto de la 'multitud' que les acompaña incluye a Marilyn
Monroe, Karl Marx, Edgar Allan Poe, Albert Einstein, Lawrence of Arabia o Mae
West. Hay nombres que se fueron incorporando y otros que cayeron en el camino.
Por ejemplo, Jesús y Hitler estaban entre los escogidos por Lennon, pero
quedaron fuera de la lista final. Gandhi, por otro lado, fue rechazado por Sir
Joseph Lockwood, directivo de EMI, después de pensar que podrían tener
problemas en la India. Otras exclusiones fueron accidentales ( A Albert
Einstein le tapa la espalda de Lennon, Bette Davis está oscurecida por
Harrison) o por temas de derechos de imagen (el actor Leo Gorcey no dio permiso
para que utilizaran su imagen a no ser que le pagaran 400 dólares). Mae West,
inicialmente, se resistió a ser asociada al 'Club de los Corazones Solitarios',
pero accedió después de que los cuatro Beatles le escribiera cartas
implorándole que cambiara de opinión.
Una de las portadas más caras
Para la época fue una de las portadas más caras jamás
creadas. Y al final, se convertiría en una de las imágenes más icónicas en la
historia del rock and roll. Blake, Haworth y Cooper recibieron unos honorarios
fijos de unas 3.000 libras por su trabajo. Era una suma exorbitante si se tiene
en cuenta que en esa época la media del coste de una portada rondaba las 50
libras.
El 26 de mayo de 1967, vio la luz uno de los álbumes más
valorados en la historia de la música, el que tenía en la parte delantera una
de las piezas de arte más reconocibles en el siglo XX. Por su trabajo, Blake y
Haworth ganaron un Grammy en 1968 Grammy en la categoría de Mejor Portada de
Álbum, Diseño Gráfico. Lamentablemente, Cooper se suicidó en 1973.