domingo, 19 de marzo de 2023

“El futuro de la arquitectura es no construir más”


 

Hablamos con Marcus Farr, arquitecto experto en sostenibilidad y nuevos materiales

Cuando se habla de las nuevas ciudades, como la publicitada The Line en Arabia Saudita, constantemente se hace mención a sostenibilidad, uso de nuevos materiales y tecnologías del futuro. Pero no todo está tan claro para algunos.

 Uno de estos expertos es Marcus Farr, un arquitecto que ganó la prestigiosa bace Fulbright, especializado en el uso de materiales tradicionales y biológicos y cuyo trabajo se ha exhibido en Hungría, Islandia, España, Japón y China. Farr fue muy claro: “El futuro de la arquitectura es no construir más”. La afirmación parece contra intuitiva: ningún arquitecto se inclinaría por señalar que la mejor opción para el futuro de la arquitectura es no construir.

“Dependemos mucho del hormigón – señala Farr –. Y ya no es sostenible. Por un lado es muy robusto y eso lo hace duradero, lo que parece que sea sostenible. Pero la industria del cemento es uno de los grandes contaminadores del planeta. El cemento es responsable de un 8% de la contaminación mundial: si fuera un país será el tercer mayor contaminante del planeta, después de China y Estados Unidos, por ello es recomendable recurrir a materiales locales para la construcción. Hay que darle la bienvenida a nuevos materiales”.


 
Y eso es precisamente en lo que investiga Farr. Aún así, no se trata de nuevos materiales al azar. Ni convencionales.

“Una de las formas de resolver esto  – es mirar más localmente a los materiales disponibles. Supongamos que hablamos de arena, es el material más usado en el planeta, después del agua y aire. Y me refiero a arena marina. El problema es que su forma de obtenerla no está regulada. Esto contribuye a la destrucción de ecosistemas locales. Y la arena es esencial para el hormigón, para el asfalto y para tecnologías como microprocesadores y pantallas. Pero solo usamos un 5% de la arena disponible. La arena de las dunas no se utiliza, aunque represente el 95% de la arena disponible, ya que no es el tipo adecuado. Es más pequeña, más densa…no es buena a la hora de usar en el hormigón. La pregunta es cómo podemos innovar con toda la arena que tenemos en el norte de África o en países del golfo Pérsico. Eso es en lo que se centra mi investigación”.

La arquitectura en la zona mencionada por Farr no utiliza arena y se basa en barro, conchas marinas y otros materiales. La arena del desierto no se puede usar adecuadamente ya que no responde del mismo modo que la marina a los aglutinantes convencionales. Las opciones que presenta Farr para poder usar la arena son sostenibles, económicas y versátiles. Aunque inesperadas.

“Uno de los aglutinantes que estamos investigando  – es usar bacterias por ejemplo, o sal. Con ello se consiguen materiales que pueden cambiar de fase, es decir como un líquido, luego sólido y volver a líquidos. La ventaja de usar bacterias es que estas pueden comer plásticos o realizan el proceso de fotosíntesis, así podemos construir ladrillos con arena y bacterias que tengan prestaciones que hasta ahora no hemos visto”.

Uno de los grandes problemas de la arquitectura actual es la superpoblación y las mega ciudades Para arquitectos como Farr la infraestructura de las ciudades debe cambiar y el uso de edificios para otros propósitos también debe cambiar.

“El mejor modo en el que la arquitectura puede cambiar el mundo es no construir nada más y adaptar lo que tenemos – confirma Farr –. Construimos mucho, usamos mucho y debemos empezar a reutilizar. Edificios que sean más eficientes, mejor aislados. Y detener una arquitectura que funciona exportando hormigón y acero a miles de kilómetros, cuando hay materiales disponibles en la zona. La arquitectura ya no trata solo de construir, trata de materiales y personas. Construir un nuevo edificio aunque sea verde no solucionará esto, hay que cambiar esto”.

 

 

viernes, 17 de marzo de 2023

Oskar Kokoschka. Un rebelde de Viena


 Oskar Kokoschka, artista rebelde y pintor de almas, en el Museo Guggenheim Bilbao

 

La exposición protagonizará la temporada de primavera y verano del Museo Guggenheim Bilbao, donde se podrá visitar hasta  al 3 de septiembre

 La exposición 'Oskar Kokoschka: Un rebelde de Viena' está conformada por 140 obras, entre cuadros, dibujos, litografías, carteles y postales, prestadas por distintas colecciones europeas.

El pintor austríaco Oskar Kokoschka, considerado el artista rebelde de principios del siglo XX en Viena y "pintor de almas" por sus retratos expresionistas, protagoniza la primera gran retrospectiva dedicada en España a su figura, marcada por su activismo antibelicista tras combatir en la primera guerra mundial y ser perseguido por el nazismo, en la segunda.


 
La exposición 'Oskar Kokoschka: Un rebelde de Viena', ha sido organizada por el Museo Guggenheim Bilbao y el Musée d’Art Moderne de París; está conformada por 140 obras, entre cuadros, dibujos, litografías, carteles y postales, prestadas por distintas colecciones europeas y está comisariada por Dieter Buchhart y Anna Karina Hofbauer.

La muestra, presentada a los medios por el director general del Museo bilbaíno, Juan Ignacio Vidarte, y los comisarios de la misma, ofrece "una visión completa de su carrera artística" y un "repaso extenso y profundo " de las distintas etapas que atravesó en su larga trayectoria que abarcó casi la totalidad del siglo XX, ya que comenzó en la primera década del siglo y concluyó a finales de los años 70.

Aunque es considerado un artista polifacético, su carrera estuvo dominada por el retrato, tanto de personas como de paisajes y de animales, en el que alcanzó una profundidad psicológica de tal calibre que sus estudiosos le han calificado como "pintor de almas".


 
En su primera etapa artística, la que abarca desde 1908 hasta principios de los años 30, su obra estuvo marcada por los retratos figurativos de miembros de la burguesía vienesa de la época con un estilo alejado de los cánones pictóricos de la época en Viena, más próximos al Art Nouveau decorativo.

Su radicalmente novedoso estilo pictórico, distinguido por el uso de intensos colores, líneas angulosas y abundantes capas de pintura que le confieren a las figuras una fuerza extraordinaria, le valió la etiqueta de "enfant terrible" del arte en Viena, pese a lo cual, logró numerosos encargos que le consiguió su primer mecenas el arquitecto Adolf Loos, muy relacionado con la alta sociedad vienesa, e influyó en otros jóvenes artistas austríacos como Egon Schiele.


 
Autorretrato

Los autorretratos que se hizo el artista a lo largo de su carrera, especialmente tras combatir en la Primera Gran Guerra europea y, durante su estancia en la ciudad alemana de Dresde, es otra de las facetas que distinguen al creador austríaco.

 

Según ha explicado el comisario de la muestra, Dieter Buchhart, tras combatir en la conflagración mundial, donde se alistó voluntario y fue herido de gravedad dos veces, lo que estuvo a punto de costarle la vida, Kokoschka comenzó a "reflexionar sobre su propia persona".

 "Se cuestionaba a sí mismo por el trauma que le produjo la guerra y gracias a este constante cuestionamiento de su persona, han surgido algunos de los autorretratos más importantes de la segunda mitad del siglo XX"

Su carrera también estuvo marcada por una vida nómada, en la que viajó por distintos países, incluido España, tanto de forma voluntaria, buscando su propio estilo pictórico, como involuntaria, forzado por la persecución que sufrió por el régimen nazi, que le incluyó en su lista de "artistas degenerados" cuando residía en Praga, ciudad de la que huyó en el último avión que salió con destino a Londres, donde vivió exiliado.

 La "clara denuncia", a juicio de Buchhart, en sus obras de las guerras que asolaron europa en la primera mitad del siglo XX le valieron la etiqueta de activista político.

 

Dentro de esta faceta firmemente antibelicista de Kokoschka se encuadran los dos carteles que pintó el artista austríaco de denuncia del bombardeo de Gernika (Vizcaya) por la aviación nazi aliada de Franco en la Guerra Civil española, que son propiedad el Museo de Bellas Artes de Bilbao y que se han incluido en esta exposición.

De esta época de denuncia del régimen nazi y del belicismo que recorría Europa, son dos de los cuadros que se muestran en esta exposición: el titulado 'Autorretrato de un 'artista degenerado' (1937) y 'Anschluss-Alicia en el País de las Maravillas' (1942).

 La muestra recoge también una obra que denuncia el uso de la energía nuclear con fines bélicos tras el lanzamiento por Estados Unidos de dos bombas contra segundas ciudades japonesas en la segunda Guerra Mundial, titulada "Liberación de la energía atómica" (1947).