La icónica obra, que fue retirada en febrero del año pasado
por su dueño, bisnieto de Rockefeller, preside de nuevo la sede del Consejo de
Seguridad del organismo
La embajadora ante la ONU de Donald Trump pasa frente al
tapiz del Guernica, en 2018.
Siguen sin conocerse las razones para su retirada ni las que
han llevado finalmente a su devolución, pero desde este sábado el que es
símbolo universal contra la barbarie y la crueldad de la guerra regresa para
presidir la entrada del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en Nueva York.
El icónico tapiz del Guernica volverá a recordar a mandatarios y diplomáticos
el dolor y devastación que provocan las guerras, lo que pretendió Pablo Picasso
cuando plasmó en un lienzo el bombardeo del 26 de abril de 1937 de los cazas
nazis sobre la población vasca de Guernica (Vizcaya, País Vasco).
“Estoy agradecido de que el tapiz pueda seguir llegando a un
mayor segmento de la población mundial y magnificar así su habilidad de afectar
vidas y educar”, ha dicho en un comunicado de la ONU el dueño de la pieza,
Nelson A. Rockefeller Jr., bisnieto del magnate del petróleo John D.
Rockefeller -el estadounidense más rico de la historia-. El año pasado, ni
Naciones Unidas ni la familia Rockefeller explicaron los motivos que llevaron a
la retirada del tapiz, encargado en 1955 por Nelson Rockefeller, nieto del
patriarca, al taller francés de Jacqueline de la Baume-Durrbach, con la
autorización del artista español.
Cuando fue retirado, la ONU fue muy diplomática y emitió un
sentido comunicado en el que agradecía “a la familia Rockefeller el préstamo de
esta poderosa e icónica obra de arte durante más de 35 años”. Ahora, con el
regreso a Naciones Unidas, fue Rockefeller el que dijo estar “profundamente
agradecido” por la custodia de la ONU de la pieza, aunque, igual que hizo
cuando se lo llevó, volvió a no explicar las razones concretas para su
devolución.
“El regreso es una noticia muy bienvenida cuando ponemos fin
a un difícil año de adversidad global y conflicto”, ha declarado el secretario
general de la ONU, António Guterres, en una carta a Rockefeller fechada el
pasado 15 de diciembre. “El tapiz del Guernica comunica al mundo sobre la
necesidad urgente de avanzar en la paz y la seguridad internacional”,
puntualiza Guterres.
La histórica pieza fue prestada en 1984 a Naciones Unidas,
que un año después la instaló en uno de los lugares más significativos de su
sede central, a las puertas de la sala en la que se reúne su máximo órgano de
decisión. La versión original del cuadro se encuentra en el Museo Reina Sofía
de Madrid.
En sus 75 años de historia, la ONU ha atesorado una vasta
colección de lienzos y esculturas con mensajes contra la violencia y por la paz
mundial. Un conjunto artístico que aglutina tantas anécdotas como diversidad de
estilos, como por ejemplo una vidriera de Marc Chagall o murales de Portinari o
el español José Vela Zanetti.
Yolanda Monge