EXPOSICIÓN EN EL CENTRO BOTÍN
Una gran muestra con cien obras prerromanas y otras tantas
del artista ilustra la inspiración
primitivista en toda la trayectoria del genio malagueño
Los ojos almendrados, grandes orejas y alargados puentes
nasales de los bustos íberos, incluidos los dos que Picasso compró al estafador
belga Géry Pieret y mantuvo ocultos cuatro años en el armario de los
calcetines, están sin duda presentes en las esculturas y las pinturas del
artista malagueño; en especial en Las señoritas de Avignon o en su Autorretrato
de 1906, pero también en el resto de su trayectoria. Y aunque el vínculo ya es
conocido y de hecho se viene estudiando desde los años 40, es ahora cuando por
primera vez podemos constatarlo con claridad en una gran exposición: la que el
Centro Botín de Santander, en colaboración con el Museo Nacional Picasso de
París, presentó ayer como gran apuesta de la temporada y mantendrá abierta al
público hasta el 12 de setiembre.
FERNANDO GARCÍA
La muestra, titulada Picasso íbero, contiene más de
doscientas piezas, la mitad pinturas y esculturas del autor español y la otra
mitad, tallas y cerámicas de la civilización que pobló la parte oriental de la
península ibérica entre los siglos VI y I antes de Cristo. La selección y los
emparejamientos de las obras para visualizar las influencias de aquel arte
antiguo en la rupturista creación contemporánea del autor del Guernica son el
fruto de tres años de trabajos y estudios a cargo
Entre las obras de Picasso más claramente inspiradas en al
arte íbero y presentes en las salas sobresale ante todo, además del
autorretrato del periodo Gósol, La Mujer con las manos agarradas (1907),
elegida para la portada del catálogo. Se trata de uno de los seis grandes
estudios para Las señoritas de Avignon trasladados al Botín desde el Picasso de
París. El famoso cuadro resultante de esos estudios, considerado como el
principal antecedente del cubismo, no está en la exposición porque, como
recordó el presidente del museo parisino, el MoMa de Nueva York se niega a
prestarlo desde hace 33 años (la última vez, para sendas exposiciones en
Barcelona y París).
Otra pintura destacada entre las que evidencian la
inspiración ibérica es la Anatomía femenina que el andaluz pintó en 1946, sobre
un puerta, por encargo del rico matrimonio argentino Marcelo y Hortensia
Anchorena. El artista no llegó a entregarles la obra por considerarles
demasiado próximos a los nazis.