martes, 9 de junio de 2020

Picasso desafía al coronavirus y muda su piel en el museo de Málaga


La institución malagueña organiza en plena pandemia la sexta muestra permanente dedicada al genio
Pablo Picasso renueva su piel a través de la nueva colección permanente del Museo Picasso de Málaga con 120 obras del artista, que se ha podido instalar en pleno confinamiento por el coronavirus gracias al trabajo de sus comisarios, conectados por medios telemáticos.
La presentación telemática fue llevada a cabo por Bernard Ruiz-Picasso, nieto del artista, que consideró “dramático” el hecho de no haber podido estar presente durante la instalación de la colección, que se nutre de fondos del Museo y de obras prestadas por la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso para el Arte (FABA).
Bernard, que preside el consejo ejecutivo del Museo, ha apuntado que la presentación de las obras, antes más cronológica, pasa a ser ahora temática, y ha avanzado que ya empezarán a trabajar en la siguiente colección, a partir de 2023, cuando se cumplen cincuenta años de la muerte de Picasso y veinte de la apertura de este Museo.
Por su parte, Pepe Karmel, profesor del Departamento de Arte de la Universidad de Nueva York y comisario invitado, ha resaltado desde esa ciudad algunos de los hitos de la nueva colección, como el tapiz de 1958 a partir de “Las señoritas de Aviñón” creado para reinterpretar el lienzo de 1907. Ahí se combinan “figuras de la Grecia antigua con rostros de máscaras africanas”, y de la mano de Picasso se produce “la entrada de la geometría en el arte moderno”.
 
En “Mujer desnuda” (1908) ya hay “un triunfo absoluto de la geometría”, según Karmel, que ha precisado que, frente “al estereotipo que dice que el cubismo lo hace todo plano, se ve el carácter tridimensional del cuerpo femenino”. Mientras, en “Desnudo de mujer de pie” (1910), el cuerpo es “como una construcción mecánica hecha con chapas y cilindros” con piezas que no encajan “y dejan que el interior de la mujer fluya al exterior”, en lo que considera “la mayor revolución del arte del siglo XX”.
Otro cuadro como “Olga sentada” (1923) corresponde a lo que Karmel denomina “los años intermedios”, cuando a partir de la década de los 20, “Picasso ya es reconocido como el líder de la vanguardia, pero vuelve a sorprender retornando a la figuración”. “Sin embargo, estas obras son mucho más radicales de lo que parecen, con una Olga con líneas muy finas en la que los contornos quedan incompletos y se crea una nebulosa”, advierte el comisario, que destaca también de este época “Las tres gracias” (1923), “basadas en la estética del arte etrusco pero con el ideal de feminidad del siglo XX”.
 
En “Bañista con balón” (1929) Picasso “vuelve a cambiar de trayectoria y se convierte en líder del surrealismo”, y en los años 30 es “simultáneamente surrealista y clásico” y en algunas obras “inventa una versión propia de la mitología griega en la que muestra lo bestial de lo humano y lo humano de la bestia”.
Busto de mujer” (1949) y “Cabeza de mujer” (1948) se enmarcan en los “años tardíos” de Picasso, quien en esa época hablaba en entrevistas de la pintura “como un lenguaje de los signos”, ha recordado Karmel. En la nueva colección está también la emblemática escultura “Cabeza de toro” (1942), de cuando Picasso “vive en un mundo de signos, redescubre parecidos ocultos entre los objetos y asemeja el sillín de la bici a la cabeza de un animal y coloca el manillar curvado en forma de astas de toro”.

También está la “Maternidad” (1970), “una parodia alegre de la Virgen y el Niño, éste con una pierna levantada que es una obra de arte del escorzo, como de Miguel Ángel, pero Picasso lleva aquí la atención del espectador a las partes íntimas del bebé, cosa que evidentemente no habría hecho Miguel Ángel”. La nueva colección aproxima al público a un artista “que con 90 años continuaba reinventando la pintura”, ha resaltado el comisario.
 Maternidad

domingo, 7 de junio de 2020

viernes, 5 de junio de 2020

6 de JUNIO 1944 - Desembarco de Normandía


1944: en el marco de la Segunda Guerra Mundial se produce el Desembarco de Normandía, conocido popularmente como Día D.
El 6 de junio de 1944, en plena Segunda Guerra Mundial, dio comienzo la Operación Overlord, que consistía en un masivo desembarco por parte de las fuerzas aliadas (entre los que se encontraban la propia Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá, Polonia y exiliados españoles) en las playas de Normandía (Francia) para frenar el avance del ejército alemán.


jueves, 4 de junio de 2020

El dibujo como conjuro Melé Bruniard


El dibujo como conjuro Melé Bruniard es una artista reconocida por sus grabados
 A través de su obra fundó un universo muy particular
 Ahora un libro rescata otra faceta de su producción
 
Mele Bruniard convoca una vez más a su comarca.


Mele Bruniard nació en Reconquista. Pero decirlo así es tan sólo citar un lugar geográfico, una referencia biográfica. Ese territorio es el lugar donde nació su ansiedad visual. Un escenario fuerte, intenso. Una tierra que fue habitada por guaraníes, tobas y abipones. "El lugar tiene lo suyo porque es una zona de mucha fuerza telúrica", comentó a La Capital en un reportaje publicado en julio de 2012. Ella tejió un vínculo con esa comarca en esos días de infancia que engarzó una forma de ver, de imaginar y de expresar y que acompaña toda su producción. Reconocida a nivel local y nacional por sus grabados, ahora un libro acerca dibujos suyos, donde ese territorio toma espesura, una vez más, y obliga a mirar en detalle.

Ditado  por Iván Rosado —y bajo el cuidado de su esposo, Eduardo Serón— Mele Bruniard. Dibujos reúne treinta obras de la artista, publicadas por primera vez.  Desde la crítica la valoraron como una revelación.
Pero entonces, y ante este flamante libro que comenzará a distribuirse a mediados de febrero, bien vale preguntarse por qué produjeron revuelo. El universo de Bruniard es conocido por su abundante obra de grabado. Pero poco se conocían sus dibujos. Sí su pasión por las líneas. Ella siempre dibujó. Es más, en el principio de todos los tiempos, siempre estuvo el dibujo.

Ese territorio fundado en la infancia de Bruniard tiene en su núcleo el jardín de su casa de Reconquista, una suerte de paraíso mezclado con selva, donde su imaginación encontró extrañas criaturas, animales prehistóricos y seres animados por su particular mirada.
Me acuerdo de la experiencia que tuve de chiquita en el jardín de la casa —explicó la artista—. Era un jardín de cuarto de manzana, con muchos árboles. Teníamos pomelos, mandarinas, naranjas, un granado enorme, gallinas, pavos, un mundo de animales. Y yo me la pasaba con el viejo jardinero, un inmigrante de Italia. Yo recorría el jardín, tomaba las hojas, las pelaba. Contra la calle había una alambrada y teníamos ligustro cerrando el jardín. Me quedaba la hoja de ligustro pelada, con todos los nervios, parecía un arbolito. Muchos años después, en un cuadro de Magritte, con tres árboles, los troncos desnudos, vi mis arbolitos de chica. Entonces era mirar todo: la forma de la rosa, de las flores, las estrellas federales. Era un país encantado. Todo eso se incorporó a mí".
sa suerte de cosmogonía acompaña los grabados de Bruniard y toma especial importancia en los trazos de sus dibujos. No son ingenuos en tanto su mirada los cruza con algo que está más allá de una observación simple, literal. Están sus lunas y sus soles pero a veces son tan sólo un redondel negro que extrañamente ilumina algo de lo que se ve o permite sospechar aquello que se esconde.
Yo soy figurativa, pero no copio la realidad, yo tengo mi realidad. Como dice Mumford, el artista siente la necesidad de contar al mundo su mundo", Y esa frase se replica en cada página del libro. Quizá su mano, con cada trazó, retomó el consejo de quien fue su maestro en grabado, Juan Grela: "Dibujen todo lo que hay en el mundo. Pero mírenlo". A lo que ella agregó: "La cuestión es mirar a través de la línea".
sa línea es su pulso. Marca en forma indeleble, con sus pinceles y plumines, su mundo. Y como ama el mar repara en caracoles y en un supuesto acuario antiguo donde rescata en detalle animales que emparentan sus trazos con aquellas ilustraciones que solían poblar las enciclopedias. Pero también ante su mirada se muestra un trozo de madera que explota en sus tramas y texturas hasta transformarse en otra cosa.


Ella fue profesora de dibujo, innovó en sus clases, sacó a sus alumnos y alumnas de la costumbre de una realidad dada. Esa que era posible copiar o reafirmar. "No hacemos la manzana, no hacemos el caracol. La manzana y el caracol están hechos. La realidad en el arte es muy distinta a la realidad que vemos y tocamos", solía decir en sus clases.
Siempre el dibujo estuvo cerca, más pequeños o más grandes, apenas unos grafismos que se tornan formas o figuras que se confunden con atiborrados entornos. "Todo está adentro, la búsqueda de la forma está adentro de uno. Gatos, he hecho tantos gatos que estoy asombrada. Pero nunca tuve uno. Sigo dibujando al gato y el gato siempre es distinto. Y tengo el animal que creé yo, el tortimulitatú; torti, de tortuga, muli de mulita y tatú. Le puedo hacer liso, negro, rayado; más finito, más grueso, con pintitas. Nadie hace nada igual. Entre vos y yo hay espacio, aire, vos me ves y yo te estoy mirando, estoy hablando, y este momento es único. Nos encontraremos en otro lado y las cosas serán distintas. Todo cambia y el mundo sigue andado".
Mele Bruniard. Dibujos es, sin dudas, una posibilidad para descubrir ese universo tan particular, bello a simple vista, pero que hay que saber mirar.
 Por Lisy Smiles